* Trabajadores del Sitach que exigen aumento salarial y 10 plazas que les dio Marco Leyva antes de dejar el cargo, bloquearon esa vía en el Parador del Marqués para exigir solución a sus demandas
* Policías los replegaron con empujones a los inconformes luego de que éstos se negaron a reabrir por completo los cuatro carriles de esa carretera
Alondra García
Elementos de la Policía del Estado replegaron a los trabajadores paristas del Ayuntamiento de Chilpancingo que bloquearon ayer los cuatro carriles de la Autopista del Sol, luego de marchar por las calles de la ciudad.
Desde hace 11 días, los agremiados al Sindicato Independiente de Trabajadores del Ayuntamiento de Chilpancingo (Sitach) mantienen bloqueado el palacio municipal para exigir la restitución de 10 bases y homologación salarial.
Este jueves, esos burócratas radicalizaron sus protestas debido a que el gobierno municipal les retuvo el salario correspondiente a la segunda quincena de marzo.
Por ello, alrededor de las nueve de la mañana salieron en marcha desde la explanada del zócalo hasta la entrada a la Autopista del Sol, en el punto conocido como El Parador del Marqués, y a las 10:15 de la mañana bloquearon los cuatro carriles de esa vía de comunicación.
Los manifestantes colocaron piedras, cubetas e incluso tabiques para impedir el tránsito de los vehículos en ambos sentidos, y colocaron lonas con mensajes contra el alcalde Antonio Gaspar Beltrán.
En el lugar ya los esperaba Martín Maldonado del Moral, subsecretario de Asuntos Políticos del gobierno del estado, así como un reducido grupo de policías estatales, federales y ministeriales.
El funcionario se acercó a dialogar con la líder sindical Amada Ramos Zamora, a quien le propuso que el gobierno del estado intervendría para resolver el conflicto laboral en el Ayuntamiento, y a cambio le pidió liberar la Autopista del Sol.
“Deme una garantía de que nos va a apoyar”, le respondió Ramos Zamora, dirigente del Sitach.
“La garantía es que yo estoy aquí”, atajó el funcionario, quien le explicó que él podría llamar por teléfono a los servidores públicos capaces de resolver el conflicto.
-Entonces hábleles ahorita. Llámeles de una vez. Aquí podemos resolver esto rápido y nosotros nos quitamos, le contestó la líder sindical.
El funcionario estatal se negó.
A los pocos minutos llegó Ramón Navarrete Magdaleno, presidente de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHEG).
Los sindicalizados le explicaron que la marcha y el bloqueo a la autopista era una acción desesperada, porque el Ayuntamiento no les pagó la quincena, aunque ellos tienen cerrado el palacio municipal desde hace 11 días.
-Tenemos familia, hijos, hay que llevarles de comer, expuso una mujer.
El ombudsman trató de comunicarse con el alcalde, pero la llamada envió directo al buzón.
Después trató de llamar al secretario general del Ayuntamiento, Antonio Orozco Guadarrama, pero ocurrió lo mismo.
Luego llamó a funcionarios del gobierno del estado y les pidió ayuda para localizar al alcalde. No tuvo éxito.
“Me dicen que el presidente (municipal) está en la Ciudad de México y por eso no entran las llamadas”, le explicó a los sindicalizados.
En ese momento llegó Apolinar Segueda Dorantes, un líder transportista integrante del grupo Pro AMLO y gente cercana del senador morenista Félix Salgado Macedonio.
Segueda Dorantes se acercó al ombudsman y a los líderes sindicales. Hablaron durante algunos minutos. Después se acercó el subsecretario Martín Maldonado del Moral.
En menos de 10 minutos llegaron a un acuerdo: los manifestantes abrirían la circulación en los carriles que van hacia la Ciudad de México durante 10 minutos. Después los cerrarían para abrir por otros 10 minutos los que conducen al puerto de Acapulco. Sería, pues, un bloqueo intermitente.
A cambio obtendrían una audiencia con el gobernador Héctor Astudillo Flores o con algún secretario estatal que pudiera ayudarlos a resolver el conflicto laboral con el gobierno municipal.
En unos segundos liberaron el carril con dirección a la Ciudad de México y se ubicaron en los carriles con dirección a Acapulco.
Maldonado del Moral se alejó a hablar por teléfono y dos minutos después, unos 50 policías antimotines comenzaron a rodear a los manifestantes.
A empujones, ayudados con sus escudos, obligaron a los manifestantes a retroceder.
“¡Esto es represión!”, comenzaron a gritar algunos.
Otros, en cambio, respondieron a los empujones de los antimotines.
Un uniformado le pegó con su tolete a uno de los manifestantes y una mujer embarazada cayó al suelo entre los empujones. Otro hombre resultó con dos pequeñas heridas sangrantes en el rostro, un par de centímetros arriba de los labios.
“Ya me madrearon y yo ni tenía nada que ver”, reprochó el hombre ante los medios de comunicación.
Con formación de media luna, los antimotines cercaron a los manifestantes para evitar que volvieran a tomar la autopista.
“¡Malditos desgraciados!”, les gritó una mujer que se plantó frente a ellos.
Más compañeros se le unieron y le reclamaron a los policías, a gritos, que no fueran capaces de garantizar la seguridad pública.
“Ahí les acaban de matar a uno en pleno centro. ¿Dónde estaban? Así se pusieran con los delincuentes como se ponen con la gente, pero les tienen miedo”, reclamó un hombre.
Insultos, reproches, mentadas de madre, incluso llanto. Los sindicalizados del Ayuntamiento expresaron a gritos su descontento.
Al fondo pasó corriendo el subsecretario Martín Maldonado del Moral. En ese momento el enojo se dirigió contra él.
“¡Fuera! ¡Fuera!”, le gritaron unos. Otros lo abuchearon, otros más le chiflaron, unos cuantos le mentaron la madre.
El funcionario estatal se retiró del lugar y ya no regresó.
Segundos después, la atención se centró nuevamente en los policías antimotines. Algunos manifestantes señalaron que rompieron el protocolo porque varios iban armados.
El personal de la Comisión de los Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHEG) los revisó uno por uno. No encontraron armas, aunque algunos señalaron que quienes las portaban se alejaron antes de la revisión.
El senador Félix Salgado Macedonio, quien se convirtió en mediador en este conflicto desde el martes pasado, se comunicó por teléfono con la líder sindical y le ofreció su solidaridad.
También ofreció la oportunidad de recibir a una comisión en la Ciudad de México y, de ser necesario, de acompañarlos al puerto de Acapulco para solicitar el apoyo del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, en la visita que hará en los próximos días.
Después, Salgado Macedonio habló con el ombudsman y le pidió su acompañamiento, por lo que éste ofreció la mediación del organismo.
Más tranquilos, los sindicalizados salieron en marcha para dirigirse a las oficinas de la Comisión de Derechos Humanos.
Al pasar frente a los antimotines, se despidieron con silbido con la entonación característica de una mentada de madre.