* Triunfo anticipado, ceguera política

 

Miguel Ángel Arrieta

 

Antes de entrar al debate sobre quienes competirán por la gubernatura de Guerrero en el 2021, la parte más significativa de posibles escenarios electorales se localiza en el marco de circunstancias socioeconómicas que prevalecerán al momento de la elección: al menos en la práctica ese factor ha sido una constante que definió votaciones en los últimos diez años.

Para los adelantados que ya dan como un hecho confirmado un triunfo de determinado partido, hay por lo menos ocho lecciones a considerar:

1.- En el 2008, el PRD ocupaba en un tercer trienio consecutivo el Ayuntamiento de Acapulco. El crecimiento exponencial y el control del presupuesto destinado a programas sociales lo mantenían los perredistas, por lo que nadie apostaba a que perdieran el gobierno municipal, pero el PRI liderado por Manuel Añorve Baños obtuvo el triunfo.

2.- En el 2014, el pronóstico invariable para el espectro partidista arrojaba que el PRD permanecería un tercer sexenio en Casa Guerrero, y a ello se agregaba que el poder político de Ángel Aguirre Rivero les alcanzaría para ganar el Ayuntamiento de Acapulco con la postulación de Ángel Aguirre Herrera.

El problema es que de un día para otro ese proyecto se derrumbó luego del episodio de la noche de Iguala-Ayotzinapa y el PRI regresó a la gubernatura.

3.- A pesar de su deterioro nacional en las elecciones de julio pasado, ninguno de los partidos con mayor presencia en Guerrero se den por muertos para el 2021: el PRI tiene confianza de  recuperar posiciones locales, diputaciones, ayuntamientos, y conservar la gubernatura; el PRD y Movimiento Ciudadano alimentan un trabajo de campo en los distritos que representan importante reserva de votos, mientras que el PAN analiza la posibilidad de capitalizar el sistema de partidos vía alianzas.

4.- Morena transita todavía en lo que le queda de su luna de miel. Su despertar al mundo real lo colocará en un plano en el que no termina de cuajar como partido y se identifica más a una torre de Babel, siempre en la convicción de que nada les impide repetir el triunfo que obtuvieron hace nueve meses.

5.- La verdadera lucha de Morena de aquí a la elección no es contra los partidos, sino en la resistencia que tenga para disminuir los costos de la curva de aprendizaje. El desgaste derivado de presiones ciudadanas por la cancelación de programas sociales, el lento crecimiento económico, los embates de la inseguridad y la afectación de presupuestos a la salud, el campo y la asistencia social, será mayor del nivel promedio por la razón del tamaño de las expectativas de mejoría integral que prometió electoralmente.

6.- El triunfalismo anticipado de los morenistas es contrarrestado por sus funcionarios y líderes. El dilema de Morena es su estrategia del emplear un discurso anti sistémico que rechaza la institucionalidad del pasado, pero en los hechos mantiene practicas dedicadas a reproducir ese pasado que ellos mismos condenan.

7.- Los priistas no soltarán tan fácil el control de Casa Guerrero. Por lo pronto, el PRI es el único partido que ya presenta una propuesta de competencia única en la figura del senador Manuel Añorve Baños, quien mantiene un activismo incesante por medio de posicionamientos parlamentarios:

Añorve utiliza la tribuna del Senado para exhortar al gobierno federal pague salarios a maestros de Guerrero; presenta una iniciativa para evitar la desaparición del Programa de Comedores Comunitarios; participa en foros para la legalización de la amapola; reclama se respete el presupuesto de estancias infantiles, aparece en reuniones con alcaldes de la Montaña, Tierra Caliente, se mueve por toda la entidad y hace cabildeo en la convención nacional de banqueros o en reuniones con agentes de viajes e inversionistas nacionales.

Si el senador Añorve atrae el interés mediático a través de esta ruta, pronto podría estar en circunstancias de proponer la agenda estatal partidista.

8.- La política es el arte del entendimiento por medio del poder, aunque en Guerrero algunos prefieren entenderse a machetazos. En la pelea por mantenerse en el poder, los morenistas sostienen, como lo hacían priistas y perredistas en sus mejores tiempos, una guerra interna cuya práctica tendrá un crecimiento gradual conforme se acerque el 2021.

En resumen, partidos y sociedad de Guerrero deben ir más allá de un catálogo de nombres. Un proyecto de cambio social no se define con aplausos, porras y selfies.