* Detrás de la retórica revolucionaria de la disidencia magisterial
Noé Ibáñez Martínez
En 2012 publiqué una biografía de Othón Salazar Ramírez, uno de los máximos dirigentes del magisterio en México. En la obra, abordé una parte de su pensamiento educativo y sobre el sindicalismo, actividad de la que él se convirtió en un ícono de lucha y de resistencia ante el embate gubernamental, en una época donde el poder estaba concentrado en la figura presidencial.
Formado en la Normal Rural de Ayotzinapa bajo la ideología del comunismo y en un periodo de gran influencia exterior, como el triunfo de la revolución cubana y el auge de la guerrilla, Othón creyó siempre en la lucha pacífica para lograr los cambios que el país necesitaba y la base para lograrlo era a través de la educación.
Salazar Ramírez creía también que ningún proceso revolucionario sería posible sin el papel fundamental del maestro, pero éste sería difícil de cumplir si el docente no cuenta con un proyecto ideológico que sirva como instrumento político para concientizar, democratizar y organizar a la sociedad.
En los años 50, Othón fundó el Movimiento Revolucionario del Magisterio (MRM), antecedente inmediato de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), a la cual apoyó en sus primeros años de lucha. Sin embargo, poco después, marcó distancia de la CNTE y de la CETEG porque ya no eran esos instrumentos, y se dedicó en los últimos años de su vida a refundar el MRM, aunque sin mayor éxito.
Othón sostenía que a la disidencia magisterial le hacía falta claridad teórica e ideológica. En general, decía que el maestro dejó el campo de la militancia revolucionaria, pero lo peor, los propósitos iniciales de la CNTE se habían desvirtuado hasta convertirse en lo que ahora son, pero conservan su retórica revolucionaria y de oposición al gobierno.
Recordemos que a finales de la década de 1970, después de un periodo en el que todos los egresados de las normales públicas obtuvieron plazas de manera automática para satisfacer la demanda surgida del crecimiento poblacional, se comenzó a gestar un movimiento aparentemente democratizador en las secciones sindicales con mayoría de egresados de las normales rurales.
Durante los años de la gran crisis económica que comenzó en 1982 y se prolongó casi una década, la resistencia sindical de la CNTE se mantuvo en esos estados, que, sin embargo, llegó a un acuerdo con la dirección oficial del sindicato cuando ésta fue ocupada por Elba Esther Gordillo al principio del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, con el que se le concedió el control de las secciones donde era mayoritaria.
A partir de entonces, la antigua disidencia comenzó a operar en sus zonas de influencia, sin abandonar su discurso cuasi insurreccional, revolucionario y aparentemente democratizador. Su objetivo se convirtió en el control del presupuesto educativo y la sujeción corporativa de los maestros, pero lo peor, el uso del chantaje hacia los gobiernos estatales para lograr sus objetivos. Así se mantuvo durante tres décadas y la corrupción se arraigó.
Con la reforma educativa del 2013, el objetivo era la recuperación por parte del Estado del control del sistema educativo. Sin embargo, los errores de diseño del servicio profesional docente y el enfoque equivocado que se le dio a la necesaria evaluación del desempeño, provocó el enojo de los maestros y la CNTE lo tomó como bandera de lucha para exigir su abrogación.
Hoy, la disidencia magisterial ha vuelto por sus fueros. En las demandas de la CNTE por la anulación completa de la reforma de 2013 se hace evidente que lo que está en litigio es el control del presupuesto y las plazas, para poder disponer de ellas arbitrariamente. Su lucha no es por derechos laborales, sino por la recuperación de su privilegio corporativo.
¿Lo permitirá el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha ponderado que en su gobierno acabará con la corrupción?
De llamada…
Durante su visita a Acapulco el pasado 22 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó su molestia —con toda razón— ya que la información sobre los distintos programas sociales que promueve su gobierno, no está llegando a los diversos sectores de la población, lo cual ha causado confusión y hasta manipulación por parte de dirigentes y operadores políticos de Morena, quienes pretenden hacer el uso clientelar de dichos beneficios. ¿Cuándo veremos operar ya al súperdelegado o la estructura de la coordinación estatal del gobierno federal?
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