POR R. SALGADO L.
Con el reciente de servidores públicos del gobierno a nivel federal, se han ocasionado diversidad de confusiones, ante
Con el relevo reciente de servidores públicos del gobierno federal, quienes por desconocimiento en la operación de programas, la falta de experiencia y hasta por recelo político, han impedido caminar con la regularidad y con la celeridad requeridas varios programas gubernamentales.
Uno de esos importantes programas de alto beneficio para los campesinos de Guerrero es el del fertilizante agrícola, que no debe merecer regateos y mucho menos trabas burocráticas que impidan que estos apoyos lleguen con suficiente oportunidad.
En atención al Acuerdo que define las reglas de operación del programa del fertilizante gratuito, tienen amplia justificación y fundamento en los artículos constitucionales 25, 26 y 27 y están enfocados particularmente para aquellos núcleos de población o localidades de alto y muy alto grado de marginación.
El objetivo central del programa precisa: “aumentar la disponibilidad oportuna de fertilizantes químicos y biológicos para contribuir a mejorar la productividad agrícola en localidades del alto muy alto grado de marginación”.
Se establece también que los beneficiarios serán todos aquellos pequeños productores de cultivos prioritarios dedicados a la producción de maíz, frijol o arroz; contemplando hasta 450 kilogramos de fertilizante por hectárea, sin rebasar 3 hectáreas por productor.
De los ocho requisitos que deberán cubrir, de acuerdo a las exigencias de la convocatoria, tres de ellos pudieran ser motivo de dificultad para nuestros modestos agricultores:
· Contar con el registro en el padrón único de solicitantes o beneficiarios de la Seder.
· Acreditar la legal posesión del predio.
· Tener el registro de haber sido beneficiado de Proagro.
Este bondadoso programa y quizá el único apoyo que podrían recibir los pequeños productores, debe contemplar una amplia y justa flexibilidad, para que se facilite el fácil acceso a todos aquellos campesinos que estando en una situación precaria social y educativa, pudiera impedir la posibilidad ser sujetos de esta vital ayuda.
Considerar que tengan en su poder el registro de estar en el padrón, de poseer la acreditación legal de su predio o tener el registro de haber sido beneficiario de la Seder, significa desconocimiento de las graves limitaciones de pobreza y abandono en que se debaten miles de campesinos.
Además de lo complicado, resulta injustificable que una convocatoria dirigida a una población mayoritariamente marginada, se contemple que ésta será publicada en una página en internet de la Seder.
Nuestro estado aún no alcanza el grado de conectividad que quisiéramos y difícilmente los miles de posibles beneficiarios que se encuentran en cientos de pequeñas comunidades, muchas de ellas sin siquiera luz eléctrica, podrán cumplir los requisitos de la convocatoria. Imaginémonos entonces las enormes dificultades de nuestros campesinos para accesar a esta información y mucho más complicado su desplazamiento a la cabecera de distrito, donde posiblemente existan los apoyos suficientes, pero que la precariedad económica se los impide.
Cada periodo anual de entrega de insumos agrícolas ha significado preocupación, particularmente del Ejecutivo del Estado, quien durante tres años consecutivos ha sabido sortear el complicadísimo programa del fertilizante gratuito: sin embargo, se ha logrado salir sin mayores complicaciones.
No es solamente cuidar la calidad del producto, la llegada oportuna, el esquema de distribución, la consolidación del padrón, la inclusión de todos los productores, sino la exigente medida de incorporar a todas las instancias de gobierno, presidencias municipales, la eficiente coordinación entre la Delegación de la SEDER con la Secretaria de Desarrollo Rural del Estado y la atención personalísima del propio gobernador, lo que ha propiciado que los conflictos en el campo prácticamente se den en pequeña escala.
Hoy, si no se da la inclusión de todos en este programa, la exigencia de una sana coordinación, de confianza mutua entre la Federación, Estado, Municipios, comisarios y comisariados ejidales, podría causarse un grave daño a los campesinos y estaríamos fallando a los que lamentablemente siempre han estado olvidados.
Es un grito a tiempo y así se evitaran actos de inconformidad y violencia, que son aprovechados por los oportunistas. Deben comprometerse todas las Instancias para orientar a nuestros campesinos, facilitemos el acceso al programa, sin descuidar el abuso de algunos que medran a costa de la gente humilde, y abramos el hábito de la trasparencia, rendición de cuentas y de una cercana y exigente fiscalización.
No deberá tolerarse, bajo ninguna circunstancia, que siendo este un programa destinado específicamente a los más pobres del estado, sufra desviaciones o se haga uso arbitrario o ilícito; justo es revisar y hacer uso de los padrones existentes para evitar demoras, exigir la participación activa, honesta y oportuna de todos los técnicos que laboran en las dependencias del ramo, así como evitar que los agricultores se desplacen hasta las oficinas, cuando podemos hacer el esfuerzo de que vayamos a las comunidades.
Regresemos atención eficaz y eficiente a todos aquellos que han esperado durante mucho tiempo actos de solidaridad y justicia.