* El servicio de masaje es uno de los más solicitados en esta playa, donde abundan los vendedores ambulantes
ANA LILIA TORRES
ACAPULCO.— Después de untar aceite de almendras en sus manos, una masajista las hace deslizar con suaves movimientos sobre la espalda de un turista acostado sobre la arena, en la playa Papagayo, una de las más concurridas de Acapulco.
El servicio de masaje es uno de los más solicitados en esta playa, donde abundan los vendedores que ofrecen a los visitantes aceites de coco, ropa de baño, ostiones, tatuajes, trenzas, donas, frutas con chile y nieve refrescante para mitigar el calor.
Es sábado, el calor y bullicio de niños y adultos que disfrutan las olas, mientras otros turistas acostados en hamacas toman cerveza y escuchan a todo volumen música de banda, es parte del paisaje cotidiano en la playa Papagayo.
Entre un sinnúmero de comerciantes ambulantes, mujeres costeñas, con frascos de aceite en las manos, recorren la playa para ofrecer a los turistas un masaje relajante, que cuesta entre 50 y 70 pesos en los brazos, cuello y espada y 150 pesos el cuerpo completo.
Elvira, una acapulqueña que se dedica a esta actividad, relata que tiene más de 13 años trabajando en la playa Papagayo, ofreciendo masaje a los visitantes y residentes que acuden en busca de esta terapia para aliviar el estrés acumulado en la semana.
Madre de tres niños, Elvira señala que anteriormente vivía de la venta de mariscos, pero hace más de 13 años, el gobierno municipal ofreció a las vendedoras de playa un curso de masaje y muchas de ellas optaron por ofrecer este servicio a los turistas.
“Aquí trabajo de las 11 de la mañana y me voy a las 6 o 7 de la tarde. En días de poco turismo nos llevamos 200 o 300 pesos diarios, pero cuando de plano no hay nada solamente 50 pesos”, señaló, mientras le da masaje a una turista.
En temporadas y puentes vacacionales, sus ingresos mejoran sustancialmente. ‘A veces nos llevamos 500, 600 y hasta 700 pesos diarios”, dependiendo la cantidad de personas que atendemos.
Elvira señala que el masaje que dan es el normal, únicamente de relajación del cuerpo, ya que hay algunos clientes que confunden su servicio. “Hay quienes nos piden masaje con final feliz, pero no, no, nosotras no hacemos eso”, comenta entre risas.
Con el paso del tiempo, dice que algunas mujeres sin ninguna preparación han ingresado a dar este servicio en la playa, pero en su caso, asegura que tomó cursos y sabe cuáles son los puntos sensibles del cuerpo que acumulan estrés. Su trabajo es que la persona que paga por un mensaje quedé relajado y listo para una semana más de trabajo.