* Sin embargo, Salvador Rangel no descartó que Morena haya alentado el comportamiento irrespetuoso de los asistentes al evento que encabezó el presidente en Tlapa

ALONDRA GARCÍA

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, consideró que las rechiflas contra el gobernador Héctor Astudillo Flores, durante un evento que encabezó el presidente Andrés Manuel López Obrador en Tlapa, fueron “reflejo del cansancio de la gente y la rabia social”, aunque no descartó que ese comportamiento fuera fomentado desde Morena.
El jerarca católico lamentó el trato que recibió el mandatario estatal en el evento organizado por el gobierno federal. “Desgraciadamente sucedió esto. En la sociedad en que vivimos tenemos autoridades y merecen respeto”, expresó.
Rangel Mendoza consideró lo ocurrido en Tlapa fue una demostración social de rabia y cansancio hacia las autoridades, además de una situación posiblemente fomentada por Morena.
“Hay un cansancio de la gente, una rabia social que de alguna manera tienen que expresar”, apuntó jerarca católico.
Recordó que los expresidentes de la República, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto “le prometieron mucho a la Montaña y no le cumplieron gran cosa”, y por ese motivo “la gente está muy decepcionada” y “cansada”.
Además, el obispo consideró que hubo un trasfondo político tras el abucheo que sufrió el gobernador.
“Ciertos de partidos políticos fomentan estas cosas. A vece el niño es risueño y le hacen cosquillas, ¡pues se enardecen las cosas! O también ven que está ardiendo la casa y le echan más gasolina. Es normal que con esto la gente se enardezca”, expuso.
Sin embargo, sugirió al gobernador Astudillo Flores ver lo ocurrido en Tlapa “con tranquilidad, con serenidad, con mucha calma” y preguntarse por qué reaccionó así la gente.
“Ciertamente fue un rechazo a las políticas del señor gobernador, porque no únicamente es él, sino que está rodeado de muchas personas y a veces esas personas hacen que falle la cabeza. Hay que tomarlo así, como un reclamo social y serenamente preguntarnos qué podemos hacer por la Montaña, por la sierra o en qué hemos fallado. Preguntarnos honestamente dónde está la falla y si es posible corregirla. Porque con la inestabilidad no vamos a ganar nada, como decía el presidente de la república, a gritos y a sombrerazos no vamos a ganar nada”, consideró el obispo.