* Salvador Rangel, responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, expresó que tiene “disposición de cooperar” para arreglar el problema en la Sierra, y admitió que tiene buena relación con “el mero jefe” de los ‘comunitarios’ 

ALONDRA GARCÍA

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, aceptó la invitación de diálogo que le hicieron los civiles armados que tomaron el control de la sierra de Leonardo Bravo, además que dijo tener buena relación con su “mero jefe”.
Vía telefónica, el prelado reconoció que no tiene contacto con los policías comunitarios de Tlacotepec, que el pasado 11 de noviembre irrumpieron en los pueblos de la sierra de Leonardo Bravo y provocaron el desplazamiento forzado de unas mil 500 personas.
Sin embargo, el obispo dijo que sí tuvo acercamientos “con el mero jefe” de los comunitarios, Onésimo Marquina Chapa, alias El Necho, aunque eso ocurrió antes de que los comunitarios “salieran a relucir”.
“Con El Necho nos llevamos bien, pero con la comunitaria no he hablado”, comentó Rangel Mendoza.
A principios de esta semana, el coordinador de la Policía Comunitaria de Tlacotepec, Humberto Catalán Mendoza, manifestó su disposición para dialogar con el obispo.
Al respecto, el jerarca católico dijo que está “en disposición de cooperar” y que “si ellos quieren diálogo, a la hora que gusten y quieran”.
También se le cuestionó sobre la amenaza que lanzó el vocero del Frente de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero, Salvador Alanís, en el sentido de que podría ser retenido y sometido a “reeducación”, por lo que declaró hace unos días.
En ese sentido, Rangel Mendoza dijo que no tiene miedo de las amenazas porque cuenta con el respaldo de las autoridades eclesiásticas, del pueblo y del gobierno del estado.
“Retenerme y reeducarme no creo que sea posible, ni lo permitiría la población. Ya he recibido mensajes (de apoyo) de otras comunidades. Creo que eso provocaría hasta un problema político y social”, advirtió.
De acuerdo con el obispo, a Salvador Alanís “se le fue la lengua” al amenazarlo. “Nomás hablaron por hablar, pero reeducación no creo”.
Añadió que “después de todo yo soy el obispo, el jefe eclesiástico y ellos están dentro de mi jurisdicción. Yo absolutamente no quiero problemas y no creo que lo haya, no le tengo miedo. Quieren espantar a la gente con el petate del muerto. No estoy solo, detrás de mi hay toda una Diócesis, el Episcopado, el apoyo de autoridades civiles y del mismo gobernador. No creo que ellos lo permitieran. Lo que creo es que (a los comunitarios) se les fue la lengua”, expuso.
Por lo pronto, informó que ya envió a varios sacerdotes, a los que llamó hace unos días “fuerzas especiales”, a los pueblos de la sierra de Leonardo Bravo, para que platiquen con los civiles que llegaron de Tlacotepec.
“Estamos en eso, yo no me encierro. Lo que busco es que haya paz y tranquilidad en la sierra, que haya solución a este conflicto”, apuntó el prelado.
Rangel Mendoza confirmó que los civiles armados ya tomaron el control de al menos cinco pueblos y que el martes trataron de invadir Xochipala.
Insistió en que las familias desplazadas tienen derecho de recuperar sus casas, sus tierras y sus vidas.