* Valeria Aceves, quien hace 21 meses fue herida de bala por quienes tienen instalado un retén cerca de esa población, exigió que el gobierno de Guerrero se haga responsable de su situación

Alondra García

Valeria Aceves Ríos, una joven estudiante de la Ciudad de México que fue atacada a balazos por la Policía Comunitaria de Petaquillas, exigió que el gobierno del estado “se haga responsable” por su situación, ya que sufre secuelas físicas a raíz de las heridas de bala que sufrió.
La tarde del 17 de marzo de 2017, Valeria salió de la Ciudad de México en un automóvil Nissan Versa con sus amigos Omar Leocadio, María Teresa Rojas y Sandy Ortiz.
Se dirigían al puerto de Acapulco para pasar el puente vacacional. Al pasar por Chilpancingo, ya en la madrugada del 18 de marzo, el GPS de su celular los desvió por la carretera federal, por lo que antes de llegar a Petaquillas se toparon con un retén instalado por civiles armados que se asumen como policía comunitaria.
“Mi amigo se frenó un poco (en el retén), pero cuando vio que eran personas (sin uniformes), que no había señalamientos, que los vehículos no eran oficiales, decidió acelerar. Entonces empecé a escuchar como piedritas en el carro, una tras otra, una tras otra, una tras otra. Nos dimos cuenta que nos estaban disparando y sentí como un golpe en la espalda”, relató Valeria este domingo a un medio de comunicación nacional, 21 meses después de esos hechos.
Comentó que hoy en día padece dolores neuropáticos en la pierna izquierda, tan fuertes que no puede describirlos. Su médula espinal, hígado y bazo fueron dañados por el balazo que recibió en la espalda.
En un principio, los médicos le dijeron que no volvería a caminar. Contra todo diagnóstico, hoy lo hace con mucha dificultad y con el apoyo de una andadera.
A través de una cadena de televisión nacional, la joven de 26 años le envió un mensaje al gobierno del estado: “Que se haga responsable de todo lo que ha pasado, porque yo no he sido la única afectada”, exigió.
Cuando ocurrieron los hechos, hace 21 meses, ninguna autoridad local acudió en su auxilio. Todos los hospitales de Chilpancingo la rechazaron y tuvo que ser trasladada de emergencia a la Ciudad de México.
“Ninguna persona se acercó conmigo, ni para que rindiera mi declaración, ni para ofrecerme ayuda, ni para ver qué había pasado, hasta que llegué a traumatología de Lomas Verdes se inició la denuncia en el MP de ahí”, comentó en aquel entonces la joven.