* Monseñor Salvador Rangel, responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, admitió sin embargo que sus expresiones sobre los homicidios de mujeres “no fueron afortunadas”

Carlos Navarrete

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, aseguró que periodistas “malintencionados” sesgaron, “de acuerdo a sus intereses”, las declaraciones que hizo la semana pasada en las que expresó que algunas mujeres que han sido asesinadas en Guerrero “no estaban en misa ni en la catedral” cuando perdieron la vida.
Sin embargo, también reconoció que sus expresiones en torno a los últimos feminicidios ocurridos en Guerrero “no fueron afortunadas” y precisó que su postura es por el respeto a la vida de las mujeres y todos los sectores de la sociedad.
El obispo respondió así a la ola de críticas que organizaciones feministas y una diputada local expresaron a la postura que asumió el miércoles pasado en Chilpancingo, cuando declaró que algunas de las mujeres asesinadas en Guerrero “no estaban en misa ni en la catedral”.
En entrevista radiofónica, Salvador Rangel aseguró que sus palabras fueron sesgadas y responsabilizó de ello a los periodistas que lo entrevistaron.
Precisó que en esa ocasión él refirió dos aspectos por los que las mujeres están siendo asesinadas: por la cultura machista que prevalece en el estado y el país, y porque algunas de ellas se dedican a la prostitución o tienen alguna relación con la delincuencia organizada.
“En una nota aclaratoria yo decía que cuántas mujeres tienen que trabajar en bares, en cantinas, en prostíbulos, cuántas de estas mujeres también están metidas con el narcotráfico o están relacionadas sentimentalmente con gente que trabaja en el narco, y desgraciadamente estas mujeres, muchas de ellas son asesinadas”.
Indicó que con ello no generalizaba, pues reconoció que otras víctimas son asesinadas por cuestiones políticas o de otra índole.
“La expresión tal vez no fue afortunada de mi parte (…) Yo quería resaltar ese detalle, que esas mujeres son asesinadas precisamente por estar en estos lugares peligrosos y de ninguna manera por no ir a misa. En México tenemos la libertad religiosa, la libertad de conciencia y a nadie se le puede obligar a que vaya a misa, esa interpretación yo no la admito de ninguna manera, esa declaración la sesgaron, sobre todo gente mal intencionada”, reiteró.
Le piden medicamentos, un hospital y una escuela en la Sierra
Respecto a la situación de violencia que enfrentan las comunidades de la Sierra, principalmente de Leonardo Bravo, Rangel Mendoza dijo que una de las principales peticiones que le ha hecho la población es gestionar medicamentos, así como la construcción de un hospital para ese municipio.
“Me están pidiendo un hospital que sirva para atender a la gente de Chichihualco, porque a veces no pueden bajar a Chilpancingo, porque aquí están los grupos contrarios”, dijo.
Comentó que otra de las peticiones es que se construya un plantel educativo en el que se ofrezcan estudios profesionales, de nivel técnico, para que no todos los jóvenes tengan que trasladarse a Chilpancingo para continuar sus estudios del nivel superior.
Finalmente, el obispo explicó que la violencia que prevalece en esa zona del estado ya no es por la producción de la amapola, misma que ha dejado de ser producida por su bajo costo, sino por odios y venganzas entre grupos delictivos.
“Ya no es tanto la amapola, la amapola ya no la siembra mucha gente, porque no es negocio, porque ya bajó el precio de la amapola, lo que está imperando ahorita son odios, venganzas, y quererse apoderar de esos caminos de Tlacotepec, pasando por Filo de caballos, pasando por Xochipala hasta Casa Verde, los grupos se están peleando esos caminos”, precisó el prelado.