Enrique Vargas

Reconoce y respeta Astudillo la justificación de las protestas por feminicidios.— Declaraciones de Nestora son producto del resentimiento y la ignorancia.— El obispo Rangel insulta y descalifica a las mujeres asesinadas.

El problema de la inseguridad y los asesinatos de mujeres en el estado, que parecen haberse recrudecido en las últimas semanas, es un problema real y uno de los principales pendientes que se reconoce y se trata de cerrar para que no haya más víctimas, señaló el gobernador Héctor Astudillo, en la entrevista que dio a un grupo de comunicadores en el puerto.
Efectivamente, es un problema que desafortunadamente se ha recrudecido especialmente en el puerto de Acapulco y los casos más emblemáticos fueron el de la doctora oftalmóloga Reyna Valenzo Pérez y la maestra Itzel Vega Radilla, que aunque son los casos más conocidos no son los únicos, porque también se informó de la muerte de una mujer que vendía bolillos, aunque hasta ahora no ha trascendido su nombre y situación personal.
Ante el avance que ha registrado la violencia en el estado, especialmente en ciudades como Acapulco, el mandatario insistió en que “en verdad son cosas que uno quisiera que no sucedieran”; la Fiscalía ha tratado de resolver todos esos asuntos, avanza en unos y en otros, pero se trabaja constantemente.
Por eso comentó también que para enfrentar la inseguridad en el estado se espera concretar el Mando Único, que apoya ahora el presidente electo, además de que el dinero que se destinaba a la compra de fertilizante podrá destinarse a mejorar el sistema de vigilancia con más y mejores cámaras en las zonas urbanas, lo que se podrá hacer una vez que el gobierno federal se haga cargo del fertilizante, como se anunció recientemente.
Se mantiene la investigación sobre la policía de Acapulco, que se espera concluir pronto, para que la corporación regrese al mando del gobierno municipal y colabore de mejor manera en la prevención de las acciones delincuenciales, para ofrecer mayor seguridad a los acapulqueños, siempre en colaboración con la policía estatal y las fuerzas federales.
DECLARACIONES DE NESTORA SON PRODUCTO DEL RESENTIMIENTO Y LA IGNORANCIA.— Realmente absurdas e inaceptables son las declaraciones de la antes comandanta Nestora Salgado, ahora lamentable senadora, en el sentido de que en Guerrero la delincuencia ha superado todos los límites anteriores, además de acusar al Ejército y la Marina de estar coludidos con los grupos delincuenciales.
Es un exceso intolerable, porque esa señora no conoce nada de leyes ni del ambiente que priva en el estado, donde efectivamente hay delincuencia en un nivel elevado, tanto que ella misma participó en hechos ilegales al retener a ciudadanos y jovencitas, aunque se le haya exonerado, a pesar de las pruebas en contra.
Esto es parte del absurdo populismo que surgió de las pasadas elecciones, en las que gran parte del electorado se dejó engañar y arrastrar por una serie de promesas que hiciera el candidato presidencial, AMLO, de las cuales ya ha rechazado la mayoría, porque no hay manera de que las cumpla, como la baja en el precio de las gasolinas, los miles de becas y ayudas a adultos mayores, que ya canceló o que reconoce que no hay manera de cumplir.
Junto con el candidato presidencial llegaron a puestos legislativos gente tan negativa y descalificada como Nestora, quien con su doble nacionalidad estaría impedida de ser senadora, pero que por deficiencias del INE se le dejó pasar y ahora viene a gritar sus opiniones irracionales, sin ningún sustento lógico ni legal para que pueda probarlas.
Agrede al Ejército y la Marina a pesar de que es gracias a su presencia y su trabajo en materia de seguridad pública y de combate a la delincuencia organizada, que en Guerrero se puede seguir trabajando y se avanza en lo económico y social, para la mayoría de la población del estado.
La verdad es que lo único fallido que hay en el estado es su lamentable representación senatorial, por lo que hace principalmente a esa estadounidense acusada de secuestradora, mientras se pavoneaba como la comandanta en Olinalá, por lo que fue detenida con ayuda de integrantes de la Marina y es por eso que ahora arroja sus sucias declaraciones en contra de quienes hacen posible que la seguridad alcance niveles suficientes para permitir las actividades de los guerrerenses y de los muchos visitantes que llegan al estado.
EL OBISPO RANGEL INSULTA Y DESCALIFICA A LAS MUJERES ASESINADAS.— Otro que parece haber perdido el balance de las cosas y de los problemas que se viven en la entidad es el obispo de Chilapa-Chilpancingo, Salvador Rangel, quien asegura tener contacto con los grupos de la delincuencia organizada, supuestamente para bajar el nivel de violencia e inseguridad, pero sin que se haya visto algún resultado positivo.
Mucho peor es la actitud que asumió ante el asesinato de varias mujeres, como la doctora Reyna en Acapulco y la maestra Itzel, ambas asesinadas de manera brutal, a quienes el despistado jerarca religioso prácticamente acusó de andar en malas acciones, pues dijo que “no las mataron porque anduvieran en la iglesia ni en misa”.
Por eso, muchas personas comentaron, con justa razón, que no es en la iglesia de los curas pederastas donde la gente puede estar más tranquila y a salvo, por lo que las opiniones de un obispo prejuicioso y misógino parecen estar totalmente en contra de la que debería ser la imagen del cristianismo, que mucha gente asocia con acciones limpias y generosas, no con los insultos de quien se siente calificado para externar juicios negativos sobre las víctimas de los peores hechos violentos.
Más racional resultó ser la actitud del arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González, quien no agredió ni insultó a las personas que fueron víctimas de la delincuencia, sino que pidió a quienes cometen estos “graves asesinatos” a que dejen de hacer tanto daño.
También pidió a las autoridades correspondientes que se investigue y se llegue a la verdad y la justicia.
No estaría mal que también le diera un jalón de orejas a su subalterno capitalino, para que evite injuriar a quienes ya fueron víctimas de los delincuentes.
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