SADYHEL ASTUDILLO
Algo que las personas deberíamos de dejar de hacer es el tener costumbres para varias cosas, principalmente cuando se trata del cumplimiento de un deber relacionado con la profesión. Por citar un ejemplo, un obrero que es parte de una línea de ensamblaje de autos, está acostumbrado siempre a ver las mismas piezas y colocarlas en el mismo lugar y probablemente esas piezas muy pocas veces lleguen con defectos y cuando lo hacen avisan con anticipación a los supervisores, por tanto este tipo de trabajos se vuelven una rutina rápidamente.
Sin embargo, en cualquier momento puede ser que la persona de supervisión sea nueva, o que una pieza saliera defectuosa y no avisaran, o que el proceso de ensamblaje ha cambiado y dicho trabajador no lo recuerda, para todos esos casos el mantener y seguir una costumbre va a ser algo negativo, ya que el de la línea de ensamblaje el seguir una rutina continua, no revisará las piezas y por consiguiente existirá un error en su trabajo, llevando (en el mejor de los casos) hacia un problema de fácil solución.
Sin embargo, este tipo de situaciones puede suceder en todos los trabajos, independientemente de la rama; para esta ocasión la entrega versará sobre el área de la salud, la relación médico paciente.
Como todos sabemos y pensamos, cuando nos enfermamos lo primero que decimos es: voy al médico para que me recete algo. Pocas veces se dice: voy al médico para que me revise o para que me diga que tengo. Por lo tanto, acudimos al médico con una idea ya bastante preconcebida, la cual consiste en simplemente presentarse en el consultorio, saludar al médico, comentarle nuestros malestares y que él nos recete algún medicamento (el cual en muchas ocasiones ya sabemos cuál es), comprarlo, tomarlo y empezar a aliviarnos.
Esta rutina se vuelve algo negativo, en un principio porque al médico debemos de comentarle todo lo que hicimos, el que comimos, los cambios en nuestros hábitos etc., y no simplemente decirle que nos duele para que nos recete lo que queremos.
Debemos de recordar que enfermedades existen por miles diferentes y también miles semejantes, por tanto, algunas van a compartir la sintomatología ¿Esto qué quiere decir? Que no importa que conozcamos de memoria como inicia en nosotros una gripe, no por el hecho de conocer sus inicios quiere decir que siempre desembocara a lo mismo, además de que existen diferentes microorganismos que causan enfermedades similares y la manera de combatirlos va a variar drásticamente de uno a otro.
También existen los casos en la que los pacientes omiten malestares o síntomas por el miedo a saber que tienen, por creer que pueden tener alguna enfermedad complicada la cual muchas veces se traduce en gastos y preocupaciones para ellos, prefiriendo entonces callar y esperar a que los malestares se vayan “por arte de magia”. Como es del conocimiento, tomar ese tipo de acciones (y específicamente con la salud) lo único que genera son complicaciones.
Entonces, es por medio de una buena relación médico paciente en que estas y muchas otras dificultades pueden ser evitadas y llevar la enfermedad o malestar del paciente por el buen camino. Pero esto no es todo lo que conlleva este tema, por tanto la siguiente semana se seguirá abordando con la intención se conocer más sobre él.
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