• Ayer, familiares acudieron al panteón de Ahuacuotzingo a dejar flores en las tumbas y a rezar unas plegarias, todas acompañadas de la exigencia de justicia

JESÚS SAAVEDRA

“No les importó a los asesinos que eran dos mujeres, que era un dirigente, un joven; no les importó y los asesinaron”, clamaron este sábado en el panteón de Ahuacuotzingo familiares de Ranferi Hernández Acevedo, de su esposa, de su suegra y un ahijado, quienes este domingo cumplen un año de haber sido brutalmente asesinados y no hay indicios de que se vaya a identificar y apresar a los responsables, mucho menos castigarlos.
En la víspera del primer aniversario de los asesinatos de Ranferi Hernández Acevedo; su esposa Lucía Hernández Dircio; su suegra Juana Dircio Barrios; y su ahijado Antonio Pineda Patricio, sus familiares acudieron al panteón de Ahuacuotzingo a dejarles flores y a rezar unas plegarias, todas acompañadas de la exigencia de justicia.
Con los familiares acudieron representantes del Centro de Derechos Humanos “Tlachinollan”, “Morelos” y “Minerva Bello”, quienes manifestaron su solidaridad con la familia de esas cuatro personas.
Frente a la tumba de Ranferi Hernández y Lucía Hernández, sus hijas encabezadas por Diana Hernández, dejaron una ofrenda de flores, rezaron unas oraciones católicas y demandaron que se haga justicia.
Una de las personas que acompañaba a la familia, explicó que la señora Juana Dircio Barrios, la suegra de Ranferi, tenía 94 años de edad cuando la asesinaron.
“No podía caminar por una fractura en el tobillo; ese 14 de octubre del año pasado le dijo a su hija que iba a acompañarla a Ahuacuotzingo sin saber que no iba a regresar con vida”.
“Ni su avanzada edad, ni su estado físico, les importó a sus asesinos”.
Explicó que la señora Lucía Hernández y su esposo Ranferi Hernández vivían en el barrio de La Villa, en la ciudad de Chilapa.
“Doña Luci era una trabajadora administrativa jubilada de la Secretaría de Educación en Guerrero; conoció a Ranferi aquí en Ahuacuotzingo, donde vino a trabajar y decidieron casarse. Tuvieron cinco hijos. A los asesinos no les importó que fuera una indefensa mujer y la asesinaron”.
Añadió que Antonio Pineda Patricio, tenía 27 años de edad cuando lo asesinaron. “Conoció a Ranferi porque manejaba un camión de volteo, se incorporó a la Organización Independiente Campesina “Vicente Guerrero”, donde se ganó el cariño y respeto de Ranferi, a quien le pidió que fuera su padrino de bodas y así fue”.
A pocos metros del lugar donde los encontraron asesinados, vivía Antonio; “dejó tres niños en la orfandad y a los asesinos no les importó”.
La confidente criticó que hayan asesinado a Ranferi Hernández porque, dijo, “era una persona dedicada a la lucha social y consideraba que era la única forma de llevar una vida digna”.
“Los campesinos encontraban en él el valor que hace falta para luchar por mejores condiciones. ‘¡Pónganse cabrones!’, nos decía y la forma de su muerte tiene que ver con el odio que el sistema le tuvo… no hay otra razón para describir la crueldad con la que lo asesinaron”.
“Es un daño colectivo, este golpe fue para dar un mensaje a la gente que ha sido parte de esta lucha; pero sabemos que si nos hubiera tocado a otros de nosotros, él estaría encabezando la lucha”.
“El mejor homenaje que podemos hacerle es seguir exigiendo justicia y que cambie la situación de inseguridad que vivimos”, añadió
De esta ceremonia se conoció por una transmisión que hicieron vía redes sociales. El director del Centro “Minerva Bello”, José Filiberto Velázquez Florencio, calificó ese hecho como “un crimen atroz”, exigió justicia “por esos asesinatos que no tienen nombre” y aseguró que “las familias (de los asesinados) tienen nuestra solidaridad”.
Manuel Olivares del Centro “Morelos”, criticó que “aún no se ha podido esclarecer el hecho, estamos tratando que sea parte de la memoria histórica del pueblo. Ranferi luchó convencido que debía haber un cambio para que haya justicia e igualdad social, y de alguna manera construyó un camino para la gente más pobre”.