* El secretario del Trabajo advirtió que si no se rompe con el clásico sistema de que los niños salgan a conseguir el sustento de la familia en lugar de ir a la escuela “Guerrero no saldrá de la miseria y de la violencia”

Rosario García

“Donde hay trabajo infantil, hay delincuencia juvenil y donde hay delincuencia juvenil, tarde que temprano hay crimen organizado”, aseguró el secretario del Trabajo en Guerrero, Oscar Rangel Miravete.
En ese sentido, el funcionario estatal se congratuló del avance que ha tenido la entidad en la tarea de erradicar el trabajo infantil, acciones en las que han participado de manera activa las empresas y la sociedad en general, sostuvo.
De acuerdo a cifras del INEGI, en Guerrero hay 965 mil menores de edad; de los cuales 162 mil trabajan; de esa cifra 47 mil son menores de edad entre 15 y 17 años, una edad permitida laboralmente por las autoridades; pero 52 mil trabajan sin tener la edad permitida, es decir entre los 5 y los 14 años de edad; sin embargo la cifra que más debe ocupar a la autoridad es que 63 mil menores laboran en actividades peligrosas.
Advirtió que si no se rompe con el clásico sistema de que los niños salgan a conseguir el sustento de la familia en lugar de ir a la escuela “Guerrero no saldrá de la miseria y de la violencia”.
Explicó que el trabajo infantil en la entidad “tiene dos vías que lo alimentan, uno es el problema económico y otro es el problema también de la cultura”, y lamentó que “en Guerrero, como en muchos pueblos originarios, los niños no tienen derecho a ser niños, sino que desde muy jóvenes los ponen a trabajar”.
Además de que en muchas ocasiones, por usos y costumbres, los casan cuando aún son niños, y en muchas ocasiones hasta contra su ilustre; de tal modo que cuando crece reproducen esos patrones con sus hijos.
Esos modelos de sociedad se reproducen no solo en el campo, donde los niños desde temprana edad dejan las aulas escolares para colaborar con el sustento de la familia con jornadas en los campos de cultivo; y las niñas realizan trabajos del hogar o venta de productos agrícolas o artesanales.
Mientras en la ciudad, la circunstancia no varía mucho, los menores pueden ser vistos en las calles, en los cruceros, y en talleres, negocios o pequeñas empresas, sin embargo, “ese es el iceberg, el gran problema es en la zona rural”.