Conflictos de interés no solo son de dinero

Jesús Lépez

Es interesante que la futura secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, anuncie un énfasis en el combate a los conflictos de interés de los funcionarios.
De acuerdo con una entrevista que le hizo la periodista Karla Galarce del periódico El Sur, ese sería el primero de los cinco ejes fundamentales con los que se conducirá la dependencia que estaría a su cargo a partir del 1 de diciembre que Andrés Manuel López Obrador rinda protesta como presidente constitucional de México.
Dijo que la Ley de Responsabilidades solamente pide a los funcionarios presentar sus declaraciones de intereses, pero no les exige terminar con ellos y reveló que existe un proyecto para castigarlos, lo cual es excelente.
Sin embargo brinca una duda: ¿Qué hará si en el desempeño de su cargo tiene que desahogar alguna denuncia contra su hermano Pablo Amílcar Sandoval, quien fue anunciado por López Obrador como el próximo coordinador de programas federales en Guerrero?
En esa misma entrevista ella aclaró que dichos coordinadores no van a manejar dinero, pero los intereses no siempre no son económicos, pueden ser políticos o familiares como sería el caso.
Los buzones de las unidades internas de control de las dependencias federales, suelen recibir muchas denuncias, incluso anónimas, por las que se inician procedimientos de asuntos que no necesariamente tienen que ver con dinero, sino con favoritismos, nepotismos, acosos laborales, sexuales y un largo etcétera de otras irregularidades en las que puede incurrir, o de las que se puede acusar a un servidor público.
El escenario ideal para los hermanos Sandoval sería que Pablo Amílcar se quedara donde está, presidiendo la Junta de Coordinación Política del Congreso de Guerrero, donde ha resultado un buen operador político que en pocos días logró sumar a legisladores de otros partidos para dar a su bancada el 50 por ciento más uno de los votos y que finalmente es una posición estratégica tanto para la negociación política como para los proyectos personales a futuro.
CHANTAJE
Ya lo dijo Sebastián de la Rosa Peláez, el chantaje político es el estilo de Evodio Velázquez Aguirre.
Tal cual, amagó con pasarse a Morena y fracasó ante las expresiones de repudio de los militantes de ese partido, y al haber completado la bancada morenista la mayoría simple, lo que hizo innecesaria la adhesión de su esposa Perla Edith Martínez que el alcalde de Acapulco ofertaba como moneda de cambio.
Y es que en su partido el PRD le había sido negada la dirigencia estatal debido a su mala imagen por el desastre en el que tiene a Acapulco y los señalamientos de corrupción en su gobierno.
Pero luego de una fotografía en la que reitera su “lealtad” al PRD, su partido anuncia que pospone la renovación de la dirigencia estatal una semana. ¿Le habrá funcionado el berrinche?
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