Jorge VALDEZ REYCEN
Un disparo se oyó a lo lejos.
Casi de inmediato el estruendo del cristal hecho añicos de la portezuela del lado del piloto hizo frenar súbitamente a Don Reemberto Valdez Ortega, que manejaba su automóvil Volkswagen, blanco, acompañado por el fotógrafo Antonio Rodríguez “El Caperuzo”, que cubría la nota roja de “El Sol”.
Un hombre, empuñando un rifle, se incorporó desde una ladera de la barranca donde ahora está la Preparatoria 2 de la UAGro y comenzó a tratar de destrabar el percutor que se había “atascado”, al tiempo que avanzaba hacia el auto de los periodistas, en la avenida Adolfo Ruiz Cortines. La distancia era de 80 metros.
Otra detonación, más lejana, ahora desde lo alto de la barranca donde ahora es Enfermería, se escuchó, pero no hizo blanco. Fue el momento de poner reversa al VW y regresar. El hombre que trataba de accionar el rifle comenzó a correr hacia los periodistas con intenciones de volver a disparar.
Don Rember siempre portaba en la bolsa del pantalón un revólver “Smith & Wesson”, calibre .38 corto y en esa ocasión tardó unos minutos en hacer la maniobra de evadir a los agresores y sacar el arma, lo cual finalmente hizo y con la mano derecha por su lado izquierdo disparó dos ocasiones hacia el “aire” y al lomerío. El del rifle dio media vuelta y a correr hacia la barranca.
“El Caperuzo” gritaba desde el asiento de atrás: “¡Jefe Rember, ya me dieron!… ¡Jefe me dieron en el pie!”.
La ojiva calibre .22 disparada por el del rifle, que se había “encasquillado”, había penetrado entre la manija de la portezuela del VW y el marco, desviándose hacia el piso. Y le dio de rozón en el pie izquierdo al fotógrafo.
Los Policías Preventivos estaban formados, con escudos y toletes, a la expectativa desde lo que ahora es la tienda de pollos fritos norteamericana. Desde allí presenciaron la agresión a balazos contra el director ejecutivo de “El Sol de Guerrero” y el fotógrafo. No se supo quiénes fueron los agresores, pero trascendió que eran seguidores o simpatizantes del Consejo General de Colonias Populares de Acapulco (CGCPA), cuyos líderes eran Darby Batallar, Ileana García Lagunas, Octaviano Santiago Dionisio, Juan García Costilla, entre otros.
Era director de Gobernación Municipal, Efrén Leyva Acevedo, y presidente municipal de Acapulco, el biólogo Amín Zarur Ménez.
Don Rember siempre recordó esa anécdota como la más violenta en su vida como periodista. Unos centímetros y la bala lo habría alcanzado en su costado izquierdo. Su vida y la del “Caperuzo” estuvieron en peligro y si no hubiera hecho esos dos disparos “al aire” con “la prieta”, como le decía a la “Smith & Wesson”, otras hubieran sido las “ocho columnas” del otro día: “Periodistas balaceados en la Ruiz Cortines”… “Milagrosamente salen ilesos nuestro Director Ejecutivo y Fotógrafo de la agresión a balazos”.
El CGCPA había abrazado una lucha de resistencia desde 1980-1982 contra la reubicación de 125 mil familias asentadas en las partes altas del Anfiteatro de Acapulco hacia Ciudad Renacimiento, bajo el argumento que contaminaban la Bahía de Acapulco desde 1979. El principal promotor e impulsor fue el ingeniero Rubén Figueroa Figueroa y el Fideicomiso Acapulco (FIDACA), que encabezaba Guillermo Carrillo Arena. El anuncio fue un 1 de abril de 1980 durante la lectura del Quinto Informe de Gobierno.
El Ayuntamiento de Acapulco permanecía solamente a la expectativa de un conflicto que era manejado exclusivamente por la instancia federal y el gobierno del estado. El nivel de resistencia alcanzó a los Partidos Comunista de México (PCM), Socialista de los Trabajadores (PST), Socialista Unificado de México (PSUM) y Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) como los más visibles.
El PST fue acusado de “traición” y de “vender la causa” en las negociaciones con el gobierno por los otros partidos de oposición. Renacimiento se pobló de reubicados, pero al cabo de unos años regresaron a sus terrenos y casas.
Hoy la contaminación de la Bahía es un foco rojo en los últimos 20 años, al igual que garantizar los servicios básicos de agua potable, drenaje, limpia, alumbrado, seguridad y urbanización a cientos de miles de habitantes en las partes altas que nunca se fueron, ni los reubicaron. Historias de Reportero.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.