* 43 árboles no son el bosque completo

Jesús Lépez

Es un hecho incuestionable que las organizaciones del crimen organizado reclutan a niños y jóvenes no solo en Guerrero, sino en todo el país.
De ello han dado cuenta desde hace varios años importantes medios de comunicación internacionales y nacionales.
A propósito de la liberación de un sicario adolescente apodado “El Ponchis”, la BBC publicó en diciembre del año 2013 un reportaje sobre el reclutamiento en México de al menos 75 mil menores de edad.
Años antes en 2009 una nota del periódico La Jornada mencionaba a Guerrero entre los estados donde el narco reclutaba menores.
Recuerdo haber leído en el periódico El Sur testimonios de familias desplazadas por la violencia en Tierra Caliente donde no eran pocas las menciones a la leva de menores por parte de la delincuencia.
La revista Proceso publicó más recientemente, en mayo del año pasado, un trabajo sobre jóvenes sicarios de La Familia Michoacana en el municipio de Arcelia.
A esta realidad inocultable se refirió el gobernador de Guerrero Héctor Astudillo Flores el pasado 2 de agosto durante su intervención en la toma de protesta de la nueva directiva del Club Rotario a la que fue invitado.
En esa ocasión llamó a que desde la familia y las organizaciones sociales se refuercen los valores para evitar que los jóvenes sean captados como ‘carne de cañón’ por la delincuencia, al menos eso dijo el Club Rotario en un posicionamiento al respecto, luego de que en redes sociales se etiquetó a los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa como presuntos destinatarios del mensaje del gobernador.
“Consideramos que sus reflexiones –las que hizo el mandatario- fueron sacadas de contexto”, manifestó la organización dedicada a financiar proyectos de ayuda colectiva en varios países del mundo, en un comunicado en el que enfatiza que son más de 50 los testigos presenciales de que Astudillo Flores no hizo referencia a los 43 desaparecidos.
No estuve presente, por lo que no puedo afirmar quién dice la verdad, aunque debo reconocer que el Club Rotario da su versión de frente y de manera oficial.
Sería lamentable, efectivamente, que se criminalizara desde el gobierno a los jóvenes desaparecidos, pero igualmente es repudiable descontextualizar los dichos de cualquier persona, sobre todo, en un tema tan lastimoso como el de los 43 cuyo efecto natural es la exacerbación de los ánimos en el estado.
Aún más triste sería que las organizaciones sociales incurrieran en repetir una mentira una y otra vez hasta hacerla ver como verdad, lo cual siempre han repudiado del Estado y la clase política.
Lo peor es que estos dimes y diretes generan protestas y manifestaciones en un estado en el que debiéramos estar más ocupados en la reconciliación y la búsqueda de alternativas para que efectivamente, la delincuencia no siga nutriéndose de niños y jóvenes que deberían estar estudiando.
La realidad es que entre miles de desaparecidos y asesinados, muchos son adolescentes, y entre las personas que las autoridades detienen diariamente con armas y drogas diariamente también se cuentan menores de edad.
Veamos el bosque completo y no solo 43 árboles. Todos los desaparecidos importan, al igual que los asesinados y por supuesto, también los niños y jóvenes reclutados para quitar la vida o desaparecer a otras personas, son un tema que no se puede trivializar o minimizar entre dimes y diretes, y que reclama atención.
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