* Monseñor Leopoldo González reveló que el nuestro es el estado con el mayor número de personas que dejan sus pueblos y comunidades debido a la violencia que provocan grupos delictivos

ANA LILIA TORRES

ACAPULCO.— Al manifestar que Guerrero es el estado con el mayor problema de desplazados por problema de violencia a nivel nacional, en su mayoría de zonas indígenas, el arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González consideró necesario que el gobierno les brinde protección.
El jerarca católico recordó que el próximo 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que este año aborda el tema de “Migración y Desplazamiento de los Pueblos Indígenas”.
Explicó que “en Guerrero habitan cuatro etnias indígenas: náhuatl, na savi (mixteca), me’phaa (tlapaneca) y amuzga, que representan alrededor del 17% de la población y siguen siendo el sector más marginado, pues muchos viven en extrema pobreza y vulnerabilidad. Ellos constituyen la primera raíz, la más antigua, de la identidad de nuestros pueblos”, dijo.
Criticó que son las regiones indígenas de la Montaña y la Costa Chica las que padecen más rezagos en salud, educación, vivienda, servicios públicos, nivel de ingresos.
Señaló que en el caso de los pueblos afromexicanos, éstos constituyen otra raíz que fue arrancada de África y traída aquí como gente esclavizada y están ubicados, sobre todo, en la región de Costa Chica, conservando rasgos culturales propios pero con dificultades para su integración social.
Monseñor González González lamentó que “hasta hace algunos años el problema principal que estos pueblos habrían de enfrentar era el de la pobreza. Ahora, a éste se suma el de la violencia y la inseguridad”.
Recordó que el año pasado, según datos de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, en su informe ‘Episodios de desplazamiento interno forzado masivo en México 2017’, 20 mil 390 personas fueron víctimas de desplazamiento forzado interno, principalmente por conflictos relacionados con la violencia e inseguridad en el país.
La población indígena se vio afectada de manera especial, pues de esas 20 mil 390 personas desplazadas, 12 mil 323 eran personas que pertenecían a pueblos originarios.
“Este fenómeno de desplazamiento forzado el año pasado se presentó en 79 localidades de 27 municipios de nueve entidades del país. El estado con mayor número de episodios fue Guerrero, con siete”, expresó.
Ante este fenómeno, monseñor González González dijo que la Iglesia Católica plantea la necesidad de dar respuesta a través de cuatro acciones como son acoger, proteger, promover e integrar a los desplazados.
“Estas cuatro acciones hemos de mirarlas como un deber de justicia, la tierra es el hogar de todo hombre y de toda mujer, en ella y de ella hemos de vivir; un deber de civilización, sólo así puede respetarse la centralidad de la persona humana; y un deber de solidaridad, al comprender las dificultades por las que están pasando estas personas”, indicó.
Monseñor González González pidió no ser indiferentes con las personas que sufren este problema de desplazamiento, obligados por la violencia o la necesidad, que salen de sus pueblos y llegan a la periferia de las ciudades buscando refugio.