* Ciudadanos acudieron a ese lugar a emitir su sufragio, pero no se les permitía votar porque boletas estaban reservadas para el personal del nosocomio
Carlos Navarrete
La casilla especial que se instaló en el Hospital General de Chilpancingo fue escenario de una confrontación verbal entre personal del Instituto Nacional Electoral (INE) y ciudadanos a los que se les intentó impedir que votaran en ese lugar.
Ayer, durante la sesión ordinaria del Consejo Local del INE, el presidente de éste organismo, Dagoberto Santos Trigo, denunció que tenía reportes de que a esa casilla acudieron cientos de ciudadanos, alentados por representantes de partidos políticos, e ingresaron por la fuerza al nosocomio, pese a que la casilla estaba reservada, con 750 boletas, sólo para el personal médico y familiares de personas internadas.
Tras la denuncia, después del mediodía, la consejera María Luisa Gárfias Marín, el consejero Hegel Mariano Ramírez, y el secretario del Consejo Local, Gregorio Aranda Acuña, se trasladaron al Hospital General para conocer la situación. Al llegar al lugar confirmaron que aproximadamente 400 personas estaban haciendo fila para pasar a votar.
Ante ese escenario, la consejera del Distrito 07 de Chilpancingo, Alba Isabel Eugenia Alcaraz, quien ya se encontraba en el lugar, explicó a los ciudadanos que no podían votar ahí, debido a que por un acuerdo del Consejo Local, avalado por los representantes de los partidos políticos, se determinó que la casilla no sería abierta a la población en general y se limitaría sólo a personal médico y familiares de pacientes internados.
Tras la explicación, las personas que estaban en la fila exigieron a gritos que les permitieran emitir su sufragio, pues tenían más de tres horas esperando, además responsabilizaron de la confusión al INE, argumentando que no había nadie que les explicara que no podían votar.
Por varios minutos, el personal del órgano electoral intentó convencer a los ciudadanos de visitar otras casillas para emitir su sufragio, incluso advirtió que si les permitían votar ahí estarían infringiendo la ley, lo que invalidaría los resultados que se obtuvieran.
Ante la negativa de las personas de retirarse, Gregorio Aranda intervino para insistir en que no era posible permitirles sufragar, sin embargo de inmediato le exigieron, a gritos, que se identificara y mostrara una credencial que lo acreditara como secretario del Consejo Local, situación que detonó la molestia del funcionario electoral, quien también alzó la voz.
Por varios minutos ambas partes se gritaron, incluso un ciudadano que exigía que les permitieran votar sugirió quemar la casilla, y otros más pedían que se cerraran las puertas del hospital para impedir el acceso de más personas.
Luego de no convencer a los ciudadanos de retirarse, el INE cedió y, con autorización de oficinas centrales, se permitió a la población en general votar ahí.