Prometer no empobrece
(Quinta parte)
Sadyhel Astudillo
Como se recordará el segundo debate presidencial que organizó el INE, el formato fue distinto a los que se habían tradicionalmente presentado en anteriores eventos de esta naturaleza, debido a que se contó con una parte representativa de la ciudadanía de Tijuana como público presente. Espero que ustedes estimados lectores lo pudieran ver y en caso que no, estoy seguro que en internet será bastante sencillo encontrar un resumen de lo más importante.
Por nuestra parte, en estas columnas seguimos mencionando los aspectos negativos con respecto al proceso electoral que, siguen siendo parte de diversos comentarios, en temas como el exceso de publicidad y spots, un número importante de partidos políticos en la contienda (y lo incoherente de las coaliciones), el exceso de recursos públicos que reciben para mantenerlos activos y del abuso por parte de funcionaros en puestos de poder, y esta no será la excepción, solo que a diferencia de las anteriores no versará sobre excesos, todo lo contario, será sobre la ausencia de propuestas y planes viables.
Como bien sabemos los (ahora) cuatro candidatos que luchan por ganarse nuestro voto, no dependen únicamente de su apariencia para obtener la victoria, también deben de tener una formación o experiencia afín al cargo o representación a la que ostentan llegar, un equipo sólido y una o varias propuestas con las cuales nos endulzaran los oídos para ganarse nuestra confianza y posterior voto. Sin embargo, ¿qué es de lo que más se menciona en los medios impresos y redes sociales sobre los presidentes o gobernadores cuando estos dan sus informes de gobierno o terminan su mandato? ¡Se mencionan las promesas que nunca cumplieron!
Es lamentable que el proceso sea visto como un mero trámite rutinario, el cual los ciudadanos sabemos de memoria: en tal fecha inician las campañas, los candidatos salen de “gira” dando regalos y llenándonos de promesas, los debates sirven como presentaciones más formales que las giras realizadas por los estados, llega la jornada electoral, se da la declaración oficial del ganador y finalmente, a seguir con la rutina diaria para empezar de nuevo otros seis años.
Esos seis años estarán llenos de comentarios como: “ganó el menos peor”, “este roba pero, también deja robar”, “ya se olvidaron de sus promesas”, “todos son iguales”, etc. ¿Por qué seguir así? Está en nosotros como ciudadanos el exigir que el candidato que resulte ganador cumpla las promesas o compromisos que hizo durante su campaña política, las que plasmaron en sus folletos y en su página web, las que mencionaron en los debates, de no exigírselos caeremos en la rutina de cada sexenio.
Además las propuestas que presenten, deben ser viables producto de diagnósticos certeros y análisis puntual de la problemática y estén sujetas a evaluación de expertos en la materia como pueden ser investigadores de instituciones de educación de nivel superior y de colegios de expertos en ramos específicos, que permitan emitir las observaciones para corregir, mejorar o fortalecerlas; de igual forma contar con una sociedad más participativa.
Con esto no quiero decir que tomemos las calles o se realicen saqueos, no; eso solo empeoraría la situación. Cada petición y reclamo tiene su manera de hacerse y presentarse ante la dependencia o instancia de gobierno correspondiente y si este es un trámite burocrático que puede ser tedioso, pero esos son lo medios correctos para llevarlos a cabo y darle seguimiento a nuestra petición.
No dejemos que todo lo que prometió quede como palabras al aire, busquemos que esto se lleven a cabo y para que se den cuenta del peso que conllevan sus palabras y que no nos quedaremos de brazos cruzados, si deciden olvidarse de las propuestas que realizaron en campañas, puede que los cambios no se noten de un momento a otro pero, por lo menos quedará sentado el precedente de que los votantes ya no se dejaran engañar por simples regalos y discursos emotivos, entonces lo nuevos prospectos a cargos de elección popular, pensaran dos veces antes de llenarse la boca de promesas vacías.
letrasadyhel@outlook.com