* Polarización 2
* Cerrar filas

ISAIAS ALANIS

Al pasar por Coyuca,
me detuve en el puente
el paisaje a contemplar,
me dijo adiós al irse
el pañuelo de una garza,
que sobre el río Balsas
se alzó para volar…

Bolívar Gaona

Ante la relevancia de los hechos en pleno proceso electoral, uno de los más sui generis de la historia —desde las elecciones de Porfirio Díaz—, la violencia se extiende como derrame de combustóleo de gran poder y cuyo precio se irá otra vez por las nubes. A las cofradías de huachicoleros de cuello blanco y garrafón de ochenta litros, se suma el crimen organizado.
La brújula política da de brincos de sur a norte y de norte a sur, y en el universo giratorio político y del momentum marcado por encuestas y agoreros del Twitter, chamanes de Instagram, la brújula podrá dar un viraje dramático los últimos meses cercanos al 1 de julio.
Este juego peligroso para el país, altera los ánimos, la ola podría generar que la polarización cobre víctimas, que se derrame sangre inocente y que los mercaderes del odio logren su objetivo.
La violencia que se ha convertido en lugar común en México, y la generada por el momentum político en el cual coinciden, se topan y agreden en calles, redes sociales, desde comunicadores a militantes, gente de a pie y flamantes analistas, contravienen no solo las libertades y la libertad de expresión, pervierten a la democracia —ejercicio de civilidad y equilibrio, y no de confrontaciones de odio en el seno de una nación republicana—, en un país donde el ingreso no ha avanzado en los últimos 25 años, según cifras de CONEVAL. Mientras en Chiapas el ingreso mensual por persona es de mil 794 pesos, en Nuevo León alcanza los 8 mil 238. La desigualdad y las fallidas políticas públicas redentoras de la pobreza testimonian la realidad de este país que se hunde en la pobreza. De ahí que programas van y vienen, los candidatos hablan a lo loco de implementar acciones para prevenir el delito, y no atienden lo más importante para frenar la delincuencia, como erradicar la pobreza, los pobres, los sin trabajo, jóvenes la mayoría son la carne de cañón y el ejército privado de los barones de la droga.
Ante esta crudísima realidad, sin meternos en camisa de once varas sobre la economía nacional, el país avanza hacia un callejón sin salida. Ya no es posible utilizar una narrativa discursiva vieja y reprobada. Se requiere actuar con solvencia moral y ética política. Sin embargo tal parece que ciertos actores políticos hacen todo lo contrario.
Sería prolijo hacer una enumeración de los momentos de gran polarización nacional a partir de hechos de sangre y represión.
México 68, represión a estudiantes y maestros, electricistas y ferrocarrileros, Atenco, Ayotzinapa, Nochixtlán, por citar a unos cuantos, reflejo de un Estado que ha fallado en cuanto a la erradicación de la pobreza y en la factibilidad de sus programas y políticas publicas reales y eficaces.
¿Qué viene en materia de planeación para erradicar la pobreza y frenar la polarización que se acerca a paso acelerado a la yugular de México?

Cerrar filas

En el estado de Guerrero se libra una batalla desde hace décadas, por el control de las opiáceas, drogas sintéticas, marihuana y trasiego de cocaína. El triángulo dorado que comprende a Michoacán y Estado de México, es un espacio complicado para instituciones, como lo demuestra que por amenazas no exista un Ministerio Público Federal. En esa región donde el Balsas se mece al compás de los versos de Bolívar Gaona, la violencia ha invadido el carril de la política y ahora del Ejército.
Siete candidatos y ex presidentes están muertos o desaparecidos en tan solo el año pasado y lo que va de este. Catalino Duarte Ortuño, Modesto Carranza Catalán, Elí Camacho Goicoechea, Gabriel Guillén Sosa, el ex subsecretario de Migrantes, Adolfo Vergara de la Paz, y el priista Raúl Ramírez Tirado, de San Miguel Totolapan, Ambrosio Soto Duarte, alcalde de Pungarabato ejecutado el 23 de julio del 2016,
Ángel Vergara Chamú, de Movimiento Ciudadano y candidato a la alcaldía de Ajuchitlán, corrieron la misma suerte.
Silvia Rivera Carbajal, candidata a la diputación local, renunció debido a las amenazas. Y apenas hace unos días, fue acribillado el presidente de Coyuca de Catalán con licencia y candidato a la diputación local por el fatídico Distrito 17, Abel Montufar Mendoza.
Amén de levantados, secuestrados, muertos en esa región caliente, seis policías masacrados en Vallecitos de Zaragoza.
Ante estos hechos lamentables y focalizados en el Distrito 17, partidos políticos, actores, en plena campaña deben cerrar filas en torno al Ejecutivo estatal Héctor Astudillo Flores, ya que todo lo acaecido apunta a que los grupos que operan en esa zona quieren tener el control total del Triángulo Dorado calentano e intervenir directamente en las próximas elecciones y mantener un control en los partidos contendientes.
En otro frente nacional, empresarios y corifeos mediáticos están desatando una cruzada para polarizar aún más al país, los hechos como los de la Tierra Caliente guerrerense, le apuntan a encontrar los caminos de la cordura y la aplicación de la Ley.
En ese mismo hecho cayeron militares en El Pozo, rancho de Abel Montufar; fresca está la matanza de soldados en Sinaloa, los ataques a la Policía Federal en años anteriores en el Edomex, que es un reto frontal al Estado mexicano.

Por eso es importante parar la polarización y que en Guerrero surja una plataforma de todos los partidos para condenar la violencia, académicos, empresarios locales, organizaciones de la sociedad civil, artistas y creadores; ONGs y las iglesias que existen en la entidad y el mismo Ejército mexicano que ha tenido bajas sensibles en estos últimos años, se sumen a un gran llamado por la paz en Guerrero, a sellar las puertas de la polarización y a que por encima de diferencias políticas prevalezca el Estado de derecho, la cordura y cerrar filas en torno el gobernador Astudillo Flores.
Chihuahua, Veracruz, Sinaloa, Michoacán y ahora Guerrero, son más que ejemplares siniestros para entender que la violencia es territorial.
Dado lo peliagudo de los próximos comicios, se requiere actuar con responsabilidad, ética y sin opacidad en la madre de todas las batallas electorales que se avecina, y así evitar que la polarización nos lleve como corderitos, al colapso nacional y al umbral de violencia que nadie quiere, y millones de mexicanos de a pie rechazan y condenan.