Alejandro Mendoza
 
Pensar que las cosas seguirán igual siempre es un tremendo error. Desde luego que pueden mejorar o empeorar en un momento determinado. Se requiere de madurez y conciencia de la realidad para poder entender que nada es para siempre y siempre cambia todo.
En cada circunstancia de la vida hay momentos que le permiten a las personas ser mejores, pero la mayoría decide empeorar en su condición de ser humano, a causa de la intriga, el odio, el rencor, la amargura, el resentimiento, la frustración y los complejos. En cierta forma el deterioro de una persona comienza con estas raíces.
Se puede observar a individuos que van por la vida enojados, molestos y hasta cierto punto esclavizados por diversas situaciones que vivieron. El otro extremo lo representan quienes viven decepcionados, desilusionados y sin expectativas positivas de la vida.
Es común escuchar la frase: “no busca quien se la hizo, sino quien se la pague”; y de hecho hay quienes la aplican puntualmente a su filosofía de vida. Por eso se puede observar la naturaleza en su actuación de quienes tienen algo contra las personas y la vida misma.
Hay quienes llegan a tener buenas posiciones en la actividad que realizan sea cual sea a lo que se dediquen y piensan que tal oportunidad va a durar toda la vida, y se comienzan a enamorar del cargo y sus privilegios, pasando por alto las personas que están a su alrededor, desde su familia hasta sus compañeros de trabajo.
Cuando finalmente llega el tiempo de su remoción, por la razón que sea, viene el choque con su nueva realidad. Y el problema principal que enfrenta una persona así, es la pérdida de poder, dinero, privilegios y subalternos. Su propio proceder negativo sellado por su arrogancia, soberbia y codicia, lo deja en las más frustrantes de las soledades.
La vida de una persona con tales características da un giro de 180 grados y tiene ante sí, el reto de mejorar o empeorar su condición como ser humano. La mayoría opta por la segunda opción.
También existen casos en los que la persona enfrenta un escenario adverso y piensa que su futuro es totalmente incierto y gris, sin ninguna expectativa en lo más mínimo optimista de su porvenir. Y es que no es para menos cuando se trata de una persona sin dinero, sin empleo, con familia y un miembro enfermo, sin personas que la ayuden.
Lo cierto es que cada situación que se pudiera estar viviendo, no es para siempre. Las posibilidades reales son dos: las cosas mejorarán o las cosas empeorarán en la mayoría de los casos. Y algo que no se puede negar es que sea poco o mucho, pero todo tiende hacia esos dos posibles escenarios.
Todo cambia y una situación no puede permanecer inmutable a las causas y efectos que generan diversos factores que rodean a la misma. Por eso es importante que cada quien puede tener conciencia del papel que puede desempeñar en el afanoso quehacer de cada día.
La realidad de cualquier individuo puede ser transformada si primero se ponen los pies bien puestos en la tierra, en la realidad, y no andar flotando en ilusiones pasajeras producto de oasis que sacian deseos egoístas.
La única forma de transformar la realidad de una peor, a una mejor, es que realmente se entienda, se comprenda, se asimile y se parta de la realidad que verdaderamente se vive. Y para eso se requiere que la persona realmente tenga una conciencia despierta.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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