Alejandro Mendoza
 
En la vida siempre habrá desilusiones, decepciones y desalientos, resultado de diferentes factores que llevan a las personas a situaciones a veces inesperadas y otras previsiblemente esperadas. Cualquier de los dos escenarios siempre producirán reacciones negativa o positivamente en la gente.
Se puede observar un clima de constante duda, zozobra e incertidumbre hacia el presente y el futuro, como consecuencia de sucesos pasados. En todas las áreas de la sociedad, empezando en la célula primordial que es la familia, hay estragos de las conductas y decisiones equivocadas de personas que actúan con egoísmo satisfaciendo sus propios intereses.
Hay gente que es sumamente mentirosa que actúa con toda alevosía, premeditación y ventaja. Que con el objetivo de conseguir sus pretensiones perversas, es capaz de cualquier de hacer cualquier cosa. Es muy fácil para muchas personas actuar hipócrita y maquiavélicamente.
En el entendido que para esa clase de personas, el fin justifica los medios, son empujados por sus deseos distorsionados y contaminados por la perversidad de lo más antinatural e inhumano de un ser humano, a agredir y dañar de manera consciente a todo aquel que se le opone en sus oscuras intenciones.
En este escenario, la práctica diaria para esta clase de gente es hacer de continuo el mal sin miramientos. En la distorsionada idea de lo que pretende hacer como un logro personal, en realidad abona a la terrible situación de angustia y temor que de por sí vive la sociedad en su conjunto.
El extravío ideológico, filosófico y religioso de la generación anterior y presente, en asuntos principalmente de interés público y privado, ha deteriorado toda clase de principios y valores morales y éticos en el accionar de la gran mayoría de las personas.
Arrastrados por la satisfacción de deseos egoístas nacidos de la ambición, la codicia y la avaricia, cada día se deterioran relaciones humanas en todas las áreas de la sociedad, que a su vez provocan deterioro de las instituciones públicas, privadas y hasta organismos públicos no gubernamentales.
La asfixiante realidad económica, política y social de miles de familias tiene su origen precisamente en esta práctica destructiva de personas que están al frente de dirigir los destinos o futuro de quienes dependen de las decisiones que toman.
Es impensable un mejor escenario hacia el futuro cuando el cáncer de la destrucción humana comienza en la cúpula de la sociedad en su conjunto invade hasta el más humilde de los ciudadanos económica, social, cultural y políticamente.
El contexto de incertidumbre de la gran mayoría de las familias tiene su sustento en la actuación egoísta de los personajes públicos y de aquellos con quienes trata de cerca todos los días.
Los esfuerzos de quienes realmente quieren que las cosas sean diferentes a partir de una visión optimista y propositiva totalmente contraria a estos escenarios, con un beneficio colectivo, parecen insuficientes y hasta cierto punto invisibles, ante la andanada de decisiones y acciones de quienes sólo buscan su beneficio personal y egoísta a costa del perjuicio que se genera a todos los demás.
Cada quien tiene el reto de reflexionar en qué bando transita o cuál debe transitar, consciente de los resultados que tendrá la decisión que tome mirando hacia el futuro con una clara respuesta: ¿Construir o destruir?
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz.
https://ampalejandromendozapastrana.blogspot.mx