Sadyhel Astudillo
Con todo respeto y afecto mi más sentido pesar para mis tíos Donaciano Astudillo y Rocío Castañón, así también para mis primos Oscar y Omar.
La pérdida de un ser amado siempre duele, la separación muchas veces es inevitable pero, lo que llega a ser más frustrante y doloroso de esa situación es la espontaneidad con la que puede llegar a suceder.
Durante nuestro paso por la vida nos vamos a topar con mil y un situaciones que nos pondrán a prueba de distintas maneras. El cambiarse de casa o de entidad en la que uno vive, crecer y decir un hasta luego a viejos amigos y compañeros y separarse de los padres e independizarse; sin embargo pocas situaciones son tan estremecedoras y punzantes como el despedirse de un ser querido.
Existen varias frases y dichos populares que están relacionados con la perdida: “Solo se vive una vez”, “Esta vida la tenemos prestada”, “Vive cada día como si fuera el ultimo”, etc. Por mucho que decidamos hacer caso a estas palabras, sabemos que estamos regidos por horarios y rutinas las cuales en su mayoría tenemos que seguir al pie de la letra si queremos mantener nuestro estilo de vida, entonces ¿Qué nos queda?
En primera, disfrutar eso que hacemos cada día (como se ha mencionado muchas veces en este espacio) de tal forma que lejos de cansarnos en nuestro día a día, esperemos el amanecer con más ansias. En segundo rodearnos de personas que nos hacen sentir plenos y satisfechos con nosotros mismos, sean nuestros familiares, amigos o pareja, lo verdaderamente esencial de nuestro gozo va a estar en los momentos que compartamos con esas personas y como atesoremos esos recuerdos que se volverán añoranzas.
Existe una historia que menciona, que cuando alguien se vuelve padre, su vida deja de pertenecerle porque ahora es de su hijo; ese pensamiento además de ser bello, en muchas ocasiones es muy cierto, pero cabe mencionar que esa situación es aplicable tanto a padre e hijos como a familiares, amigos, compañeros y pareja.
Cuando abrimos nuestro corazón y nos quitamos las apariencias para mostramos como somos ante ciertas personas, estamos “dándole” una parte de nosotros que siempre estará con ellos, de tal forma que con el paso del tiempo nos vamos volviendo una colección de recuerdos y alegrías que atesoramos de personas que cariñosamente nos han regalado. Es en ese momento que se logra lo más cercano a “estar siempre vivo”, siempre que nuestros recuerdos sean guardados como verdaderos tesoros y que, cuando estos pasan por la mente de nuestros seres queridos les dibujen una sonrisa en el rostro, nos damos cuenta de que hicimos las cosas bien y que estaremos siempre con ellos.
Entonces pues, este texto no es para evitar penas o hacer más rápida la resignación, eso es imposible y cada persona lo enfrenta a su manera. Este texto es una petición a generar bellos recuerdos en las personas que verdaderamente nos importan y a rememorar nuestras vivencias que nos hacen humanos y nos animan a seguir con la frente en alto día con día.
Tambien es una despedida física y una bienvenida espiritual y de memoria a mi primo Carlos Iván Astudillo Castañón, que a su manera van a permanecer vigentes en la mente y corazón de cada una de las personas con las que compartió sus alegrías y tristezas y con seguridad serán recordadas siempre con una sonrisa.
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