* RFF: El éxodo de 120 mil familias
* Renacimiento, la obra de Carrillo A.
* Toña Magallón confrontó al gober

Jorge VALDEZ REYCEN

A Salvador Ávila Ignacio, líder de colonos y abogado acapulqueño, lo mandó llamar el gobernador Rubén Figueroa Figueroa. Palabras más o menos le sintetizó el mensaje: “mira pinche negrito, deja de estar haciéndole al pendejo conmigo”.
Era el año 1978 cuando a varios periodistas nos invitaron de parte del gobernador Figueroa a la colocación de la primera piedra de Ciudad Renacimiento. El arquitecto Guillermo Carrillo Arenas explicó la maqueta y presentó pormenores de la obra “cumbre” del gobierno, con recursos del Fideicomiso Acapulco (FIDACA).
Ávila Ignacio entendió el mensaje y ya no respingó después. Sin embargo, fue al pie de la piedra “Del Chivo”, en la parte alta de la colonia Icacos, donde otra lideresa confrontó a Figueroa en un diálogo que quedó plasmado en la empresa Televisa, cuando el programa “60 Minutos”, conducido por Juan Ruiz Healy, era el noticiario estelar.
Toña Magallón y un grupo de mujeres observó el paso de un convoy de camionetas con logotipos de la televisora pasar por el caserío y preguntó: “¿Qué chingados hacen aquí?”. Le respondieron que iban a una entrevista con el gobernador que los había citado. “¡Ahhh! ¿Con que esas tenemos? Pues vamos a ver qué quiere”. Y emprendieron la subida entre piedras, arbustos y árboles de marañona e icacos.
Se instalaron tres cámaras y un micrófono ambiental con forro de piel tipo “bum-bum” le dieron a Juan Ruiz-Ealey para que entrevistara al gobernador que llegó en una combi. De inmediato comenzó la imperdible entrevista. Don Rubén usaba un sombrero de fieltro gris, una texana pues, y guayabera. Se colocó entre los tres camarógrafos y empezó a señalar la bahía de Acapulco.
–Esto debemos de cuidar. Es nuestro patrimonio. Es Acapulco. Y ustedes vieron cómo vive la gente aquí, sin agua potable, sin calles, sin alumbrado. Vamos a construirles una nueva ciudad con todos los servicios allá, detrás de estos cerros. Será llamada Ciudad Renacimiento donde tendrán sus casas limpias, bonitas, con calles, agua, luz y parques… Así explicaba RFF al periodista el proyecto.
Resoplando, con sus más de 110 kilos de peso, Toña Magallón llegó a unos metros. Empezó a seguir la entrevista aguzando el oído.
Cuando Figueroa dijo que la contaminación era una amenaza a la bahía y al patrimonio de Acapulco, porque en cada época de lluvias toda la basura, excremento de cerdos, perros y de los colonos iba a dar al mar… la mujer lo interrumpió: “¡No es cierto!”.
Ruiz Healy volteó a ver a Toña pero el micrófono captó todo y comenzó el diálogo entre RFF y la lideresa, secundada por otras siete mujeres. “¡No es verdad! Lo que quieres es quedarte con nuestros terrenos pa’venderlos a los chinos o a los hoteleros”.
–Mira, buena mujer. El gobierno ya no quiere que sigan viviendo sin agua, sin luz, sin calles… los vamos a llevar a una nueva colonia con todos los servicios. Son más de 120 mil familias que se irán a una nueva ciudad.
–No es cierto, viejo cabrón. Nos quieres quitar lo que es nuestro… Y las otras siguieron gritando “Nooo, Nooo”. El reportero iba con el micrófono de un lado a otro, siguiendo el diálogo que comenzaba a tornarse ríspido. Figueroa ya acusaba impaciencia y contrariedad.
–Nooo buena mujer, entiéndame. Déjenme explicarles. –Y ellas seguían gritando “Nooo… Nooo… ¡Son mentiras!”
Y entonces explotó Figueroa:
–¡Miren, viejas cabronas! Meramente se van mucho a la chingada. Ya está decidido que se irán a Renacimiento porque así lo ordena el gobierno… que soy yo! Y sáquense a chingar a su madre!!!
Y se acabó la entrevista.
A Toña Magallón se le entregaron más de 40 permisos de taxi para que a su vez los repartiera entre su gente. El proyecto de Ciudad Renacimiento se concretó, con Carrillo Arenas al frente. El éxodo comenzó de arriba, de la famosa línea “isobárica” de 125 metros por arriba del nivel del mar. O sea, hacia abajo se quedaban. Los de encima, adiós. Y fue parejo: La Laja, Garita, Vista Hermosa, 5 de Mayo, 20 de noviembre, Lirios… Todos fueron llevados a “Rena”…
Cuando a Figueroa le preguntaron qué era esa línea “isobárica”, creyó que era broma. Muy a su estilo, la llamó “isobérica” y a quien no lo entendiera se le explicaría “en corto”.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.