Carlos Navarrete

TAXCO.— En medio de la indignación, cientos de personas despidieron ayer a la nutrióloga Magdalena Aguilar, quien fue reportada desaparecida el pasado 13 de enero, hasta que el lunes su cuerpo fue encontrado desmembrado en el interior de una taquería en el barrio de Los Adobes, negocio que aparentemente es propiedad de su exesposo, quien es el principal sospechoso.
A las 2 de la tarde se ofreció una misa de cuerpo presente en la catedral de Santa Prisca, a la que asistieron familiares, amigos y pobladores, quienes posteriormente acompañaron el féretro hasta el panteón municipal para darle sepultura.
Durante varios minutos el primer cuadro de la ciudad colapsó. Se estima que participaron más de mil personas en el cortejo fúnebre para despedir a Magdalena, la mayoría ciudadanos ajenos a la familia pero que se sumaron a la consternación que generó este horrendo crimen.
Comerciantes de la ciudad afirmaron que no hay registro de otro asesinato con ese nivel de violencia y sadismo. Periodistas locales manifestaron que no se había visto en esta ciudad una muestra de solidaridad e indignación tan grande como las expresadas este martes por cientos de taxqueños.
En un principio la familia se negó a hacer declaraciones ante los medios y tampoco les permitieron a reporteros y fotógrafos permanecer durante el entierro.
Pero por la noche, Saúl, hermano de la víctima, exigió en un acto público la detención inmediata de César Gómez, exesposo de Magdalena, a quien la familia señala como responsable del homicidio, así como la madre de éste, por complicidad.
“En este momento exijo justicia para mi hermana, para que César caiga por lo que hizo, por lo que nos hizo, queremos al asesino tras las rejas”, dijo el hermano de la nutrióloga.
Recordó que la última vez que se le vio a su hermana fue el sábado 13 de enero, por la tarde, cuando se dirigía al domicilio de su exesposo para recoger a sus hijos. Después ya nada se supo de ella.
Saúl convocó a todos los sectores de la población taxqueña a sumarse a la lucha de todas las familias que tienen a un integrante desaparecido o asesinado, y advirtió que en el actual contexto de violencia que enfrenta la entidad “nadie está a salvo”.
Magdalena Aguilar tenía 25 años y realizaba su servicio social en un centro de salud de Taxco. De acuerdo con compañeros de trabajo, en un mes concluiría con ese requisito académico para titularse.
Organizaciones de feministas criticaron que tras la desaparición de Magdalena, la familia denunció ante las autoridades ministeriales que sospechaban de su expareja como presunto responsable de su desaparición, pero fueron ignorados.