Alejandro Mendoza
 
Es fácil decepcionarse en la vida cuando determinada situación no encaja con lo que la gente esperaba o deseaba. Y así muchas personas arrastran una pesada carga en sus hombros. Van por la vida en todos lados hablando de lo mal que les ha tratado el tiempo y las circunstancias.
Es aceptable tener decepciones por determinados resultados del algún proyecto o acción por un determinado lapso de tiempo en lo que se asimila, se aprende y se corrige de las fallas, errores o eventos inesperados.
Lo que no es aceptable es ir todo el tiempo y en todo lugar, con la carga de la decepción pensado que el fracaso y la frustración son inseparables compañeras de una persona.
Pueden darse decepciones amorosas, laborales y amistosas en el plano individual, pero en el colectivo se tienen que enfrentar decepciones por un mal gobierno, pésimos políticos, crisis económicas, conflictos sociales, etc.
Comparto el concepto sobre la decepción que la define como un estado de ánimo, sentimiento, muy habitual entre los seres humanos y cuya característica principal es sentir insatisfacción cuando aquello que se había planeado o que se esperaba que sucediera, finalmente no ocurre, o bien sucede del modo que no se esperaba.
Lo cierto es que también puede usarse en el contexto de las personas cuando no se cumplen las expectativas que se habían puesto sobre ellos, o simplemente traicionan o lastiman con sus comportamientos y acciones.
El problema radica es que muchos no comprenden que la decepción en un sentir que puede superarse, y se quedan hundidos en ese estado emocional y paralizados. Si no se logra que la positividad de una persona se imponga, a largo plazo la decepción va a ser reemplazada por la frustración, la ansiedad, el estrés o la depresión que es ya un estado más grave.
A veces la imposibilidad de conseguir algo lleva a la persona a sentir decepción y ésta aumenta conforme el tiempo pasa y no se logra el objetivo. La decepción lleva a la persona a la derrota y al conformismo.
La psiquiatría cataloga que la depresión es un típico trastorno que puede sufrir el estado de ánimo de una persona, en el cual sobresalen sentimientos como la infelicidad y la tristeza. Lo malo de esto es que existen muchísimas personas que se encuentran enfrentando este terrible estado de ánimo.
Personas que no pueden disfrutar de la vida y las cosas bellas que ésta tiene, por la gran tristeza y amargura que produce la decepción. Y es que el ser humano decepcionado de la vida muchas veces está a un paso del suicidio, pues cree que no vale nada y que la vida no tiene sentido.
Quizá haya desilusiones en la vida y también parece inevitable que en algún momento de la vida se estará enfrentando un escenario así, pero lo importante es estar consciente que ese tiempo pasará y que después de la gran tormenta siempre viene la calma. La decepción debe ser motivo de redención y no de depresión.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
https://ampalejandromendozapastrana.blogspot.mx/2017/11/la-incongruencia-alejandro-mendoza.html