Alejandro Mendoza
 

El futuro comienza a partir de las decisiones que se toman el día de hoy. Cada decisión que se toma tiene consecuencias, buenas o malas. En gran medida la terrible situación que vive el ser humano en todas las áreas de la vida y de la sociedad, tienen su origen en las decisiones tomadas en el pasado.
Es importante saber qué decisiones tomar en los momentos cruciales de la vida. En el momento de decidir qué estudiar, con quién casarse, en dónde trabajar, en dónde vivir, cuáles serán las prioridades de tu vida, en quien confiar, a quién elegir para que sea tu representante popular, quien quieres que sea tu presidente en el país, tú gobernador o tú presidente municipal.
Decisiones relevantes como qué vas hacer con tu vida, qué camino decidirás: el bien o el mal, con quién harás equipo o qué proyecto harás o apoyarás. Un sin fin de circunstancias con las que se lidia en el momento de tomar una decisión. Lo esencial: decidirás vivir con valores y principios, decidirás tener convicción y congruencia.
Lo cierto es que la incapacidad para tomar decisiones puede conllevar importantes interferencias en tu vida social y laboral.
La psicóloga Vanesa Fernández, especialista en emociones, expone lo siguiente: Vivir es decidirse. La toma de decisiones es una tarea implícita en la vida del ser humano desde sus orígenes. En todos los tiempos y culturas, el ser humano ha tenido que hacer elecciones sobre diferentes aspectos de su vida cotidiana.
En nuestro día a día, la toma de decisiones es una tarea que debemos asumir. No hacerlo puede traer repercusiones importantes puesto que la toma de una u otra decisión deja de ser el problema para serlo el hecho de no haberla tomado.
La verdad es que hay momentos en que parece más viable dejar que las cosas se resuelvan solas, sin necesidad de que se tome alguna decisión, pero la mayor parte de las veces, los problemas se agudizan y no se resuelven, y eso trae como consecuencia bajos niveles de autoestima, inhibición social, baja tolerancia a la frustración, sensación de falta de control sobre tu propia vida, interferencias a nivel social y laboral, y repercusiones mayores por no resolver el problema.
La toma de decisiones consiste en encontrar una conducta adecuada para resolver una situación problemática, en la que, además, hay una serie de sucesos inciertos. Una vez que se ha detectado una amenaza, real, imaginaria, probable o no, y se ha decidido hacer un plan para enfrentarse a ella, hay que analizar la situación: hay que determinar los elementos que son relevantes y obviar los que no lo son, y analizar las relaciones entre ellos y la forma que tenemos de influir en ellos.
Este paso puede dar lugar a problemas, cuando se tienen en cuenta aspectos irrelevantes y se ignoran elementos fundamentales del problema. Una vez determinada cual es la situación problemática y analizada en profundidad, para tomar decisiones, es necesario elaborar modelos de acciones alternativas, extrapolarlas para imaginar el resultado final y evaluar éste, teniendo en cuenta la incertidumbre de cada suceso que lo compone y el valor que subjetivamente se le asigna ya sea consciente o automáticamente. Así se obtiene una idea de las consecuencias que tendría cada una de las acciones alternativas que se han definido y que puede servir para elegir la conducta más idónea como el curso de acción que va a solucionar la amenaza o problema.
Lo cierto es que todos los días existe el reto de tomar las mejores decisiones ante cualquier circunstancia que se enfrenta. Y de eso depende la construcción de un futuro mejor.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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