Alejandro Mendoza
Uno de los grandes males de la sociedad actual es que el sistema político ha provocado que el poder se concentre en unos cuantos en perjuicio de los muchos. Los pocos no pueden cuidar eficazmente a los muchos. No es un sistema sostenible de justicia. Y mucho menos de cooperación mutua.
Pero si se concede oportunidad e incentivo a los muchos, éstos pueden cuidar de sí mismos. Un sistema político basado en un apoyo popular masivo es estable, aunque a veces caótico.
Un sistema que se basa en el control de pocos sobre muchos puede conseguir algún bien, pero no es estable ni sostenible. Obviamente el ideal es que la sociedad avance hacia una mayor preocupación individual los unos por otros y hacia un mayor sentido de responsabilidad de parte del individuo por la comunidad general.
Muchas de las veces se depende del gobierno para que una sociedad pueda salir adelante, sin embargo es necesario que cada ciudadano pueda actuar para cambiar las circunstancias terribles que se puedan estar viviendo en el ámbito social, político, económico, cultural.
En realidad no hay cooperación mutua entre el gobierno y la sociedad como en realidad debe serlo, priorizando el bienestar general y no sólo el de unos cuantos.
La cooperación, es la ayuda mutua en pro de conseguir, lograr, concluir o alcanzar algo. La cooperación, es justamente operar para producir un determinado resultado, pero es una operación en conjunto.
Una persona cooperativa, es la que une sus fuerzas y capacidades a otros para alcanzar un fin, un propósito, una meta, etc.
En la vida, debemos ser cooperativos con los demás, porque simplemente necesitamos de la cooperación de otros en nuestra propia vida para lograr lo que anhelamos. Por otro lado, la vida misma recompensa el cooperar con el mundo, con los demás, con la naturaleza, con el bien común.
Cooperar es un valor que nos acerca a los demás, que nos impulsa a tener buenas relaciones interpersonales y nos impulsa a lograr el éxito propio con beneficio colectivo.
El gobierno y los representantes populares deben promover la cooperación y deben llevar a cabo acciones concretas que respalde esa intención.
En tal sentido, cooperar es responsabilidad de todos, aunque facilitar el proceso requiere valor y fortaleza de quienes ostentan puestos de liderazgo en todas las áreas de la sociedad.
Es cierto que a veces, los que asumen tal responsabilidad se convierten en el blanco de insultos y críticas. Se requiere una preparación fundamental para crear un mecanismo de apoyo interno mediante el cual las personas sean capaces de protegerse a sí mismas y de mantener la ecuanimidad y el equilibrio. Se necesita una actitud de desapego, en la que nada se tome a nivel personal.
La cooperación, con el tiempo y con el orden natural de los acontecimientos, genera paciencia. El tiempo es valioso porque siempre ofrece la oportunidad única de conseguir lo que es mejor y lo que es necesario en el momento adecuado. El tiempo coopera con cada persona si ésta reconoce su importancia.
La cooperación es posible cuando hay facilidad, no pesadez. Ser fácil significa ser sincero y de espíritu generoso. Tal generosidad le hace a uno digno de recibir la cooperación de todos. Si uno tiene fe y confianza en los demás, eso, en retorno, construye la fe y confianza en ellos. Tales sentimientos producen un ambiente de enriquecimiento, respeto, apoyo y solidaridad.
En el proceso de transformar el mundo, ahora es el momento de que cada persona aporte una pequeña dosis de cooperación; si no es con la mente, entonces con el trabajo físico; si no es con el trabajo físico, entonces con la riqueza; si no es con la riqueza, entonces apoyando o motivando a otros a cooperar.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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