Alejandro Mendoza

 

De otra manera todos los seres humanos quieren que se les haga justicia de una u otra manera. Es claro que la ausencia de tan valioso y necesario principio ha causado estragos a lo largo de la historia de la humanidad, y en la actual generación no es la excepción.

En este caso quiero referirme a la justicia política porque la inexistencia de la misma produce graves estragos en la sociedad, quizá más que la procuración y administración de justicia desde el punto de vista judicial.

Todos tienen de una u otra manera una función que desempeñar para cumplir la justicia política, como ciudadano o como activo de la vida política y pública.

Ante la creciente tinieblas de maldad, hay quienes si lo desean y quieren pueden convertirse en sal y luz en todo rincón de la sociedad y en la vida política de cada instituto político, en el ejercido de gobierno y en la misma actuación diaria del espectro público.

Es difícil pensar que cada persona procure la justicia hacia el prójimo, aunque se les trate injustamente, en virtud de que hay conductas que prevalecen en el sentido de ojo por ojo y diente por diente, ante la carencia de la justicia política.

En el contexto integral de los componentes de la sociedad, hay quienes son llamados a la justicia política por vocación, en responsabilidades como policías, funcionarios, gobernantes, abogados, militares o cargos políticos, por mencionar algunas.

El sistema judicial en México está supeditado a los intereses que emanan de la vida política. La justicia, en la mayoría de los casos, se politiza. El pensar popular es que la justicia no existe en esencia y ésta se vende al mejor postor. En resumen, se cree que al pobre no se le hace justicia.

Es evidente que la violencia es el mayor quebranto de cabeza en la actualidad, pero la lista de los efectos de la ausencia de la justicia política es mayor, por ejemplo: aborto, mala construcción de obra pública, comida, suministro de agua, suicidio, consumo de estupefacientes, enfermedad, fanatismo religioso, pobreza, anarquía política, tiranía política, codicia, ambición, etc.

Hay toda clase de terribles males que enfrenta la sociedad por la falta de justicia política, pero la gravosa apatía, el frío desinterés y la insensibilidad humana en la misma sociedad ha provocado un círculo vicioso que ahonda más el diagnóstico de la mala condición de vida.

Se requiere de accionar pequeños actos en cada individuo que pueda en su tiempo provocar una penetración en la consciencia ciudadana. ¿Es usted gobernante?, ¿Es usted político?, ¿Es usted empresario?, ¿Es usted juez?, ¿Es usted diputado?, ¿Es usted médico?, ¿Es usted maestro?, ¿Es usted periodista?, ¿Es usted abogado?, ¿Es usted funcionario?, ¿Es usted ciudadano? Lo que sea, lo cierto es que todos pueden hacer pequeñas acciones que un día marcarán la diferencia y abonará a la justicia política.

Urge que los liderazgos influyan de manera correcta y positiva en el ejercicio de la justicia política. La opinión pública requiere de un cauce adecuado para reproducir el mensaje de la urgente necesidad de buscar nuevos cambios en la forma de pensar, hablar y actuar en beneficio del bien común y no sólo de unos cuantos.

Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz

almepa10@yahoo.co.mx