Alejandro Mendoza
Una de las ausencias en las relaciones políticas hoy en día es la verdadera negociación en la búsqueda de objetivos verdaderos que beneficien a la comunidad y no sólo a unos cuantos.
En virtud de la importancia de este tema por las repercusiones que se pueden observar en nuestro país, estado y ciudad a consecuencia de las decisiones políticas que se toman, me quiero referir a la exposición del Dr. Agustín Carrizosa en su obra La Negociación como Herramienta de Incidencia Política.
Retomando algunos fragmentos se puede afirmar que para lograr una participación de la ciudadanía en la cosa política, es necesario realmente desarrollar habilidades de incidencia política que puedan influir sobre el proceso de toma de decisiones políticas y entender el rol de la política pública, como instrumento rector de las acciones para satisfacer las necesidades más elementales e implementar cambios deseados.
El primer obstáculo a superar es la evidente apatía y el notable desinterés que existe en gran parte de la ciudadanía hacia la política. Es cierto que la política es mal vista por los ciudadanos, la consideran corrupta y cochina. Sin embargo, es por demás evidente que hay una práctica política que resulta nociva para la gran la mayoría de los ciudadanos.
La política, entendemos, es el arte, o debiera ser el arte para negociar o acordar en beneficios del bien común. Y tal parece que no se ha cumplido con tal propósito. En el pensamiento popular existe la idea que los políticos se preocupan más por su beneficio personal o por su enriquecimiento rápido, que por el bienestar de los demás.
El Dr. Agustín Carrizosa sostiene que la política es una actividad, individual o colectiva, de los ciudadanos cuando éstos, intervienen en los asuntos públicos con su opinión, su voto o de cualquier otra forma.
Y esto resulta interesante: Es el juego, es decir la interacción, entre los actores político, los cuales tienen distintas posiciones y grados de poder.
Ahora bien, el actor político, es una persona o grupo de personas, en nuestro caso hablamos de organizaciones de la sociedad civil, con poder o influencia sobre el proceso y resultado de la decisión política. El grado de poder del actor está determinada por su capacidad de influencia sobre el proceso de decisión política.
En la introducción de su obra, Carrizosa expone que a través de este juego político se consideran los problemas prioritarios para el público, se determinan las posibles soluciones, se definen cuales propuestas serán factibles de adoptar y de qué forma; también a través de la interacción política se condiciona la agenda que afectará la definición e implementación los cambios, a través del juego político se busca consenso y viabilidad de los cambios propuestos y consecuentemente se influirá el resultado final de un proyecto de política pública.
No obstante, en el curso de tal proceso, los intereses personales, de grupo o de partido, distorsionan y al final terminan por dejar sin efectividad los resultados positivos de una negociación política. Por eso es el creciente descrédito, la falta de credibilidad y la carencia de confianza en la política.
En este proceso de concertación y regateo para mejorar las condiciones de vida de la población, se acentúan los conflictos intra e intersectoriales, debido a que las necesidades y expectativas de los distintos individuos y los grupos sociales varían de acuerdo a los valores y principios que los rijan y con los que definen el perfil de desarrollo o cambios que desean. En estas condiciones, delimitar e implementar los cambios necesarios se convierte en un proceso complejo de identificación, negociación y coordinación entre el conjunto de actores sociales y políticos en juego.
Y en este contexto es cuando la negociación política suele perder su total efectividad porque casi siempre se anteponen toda clase de intereses externos, menos lo que realmente deben de prevalecer. El conflicto es un fenómeno común y universalmente difundido en las relaciones humanas, aparece, cuando alguien o algo obstaculiza nuestro deseo de obtener o lograr un propósito, es decir, cuando existen intereses que son contrapuestos al nuestro, por ejemplo, cuando queremos un recurso que es escaso y que otros lo poseen o también lo desean.
En síntesis, el conflicto es una fuerza disfuncional atribuida a un conjunto de circunstancias o causas que son negativas para nuestros intereses, y que desaparece solo ante circunstancias que nos son más favorables. En la actualidad la negociación política adolece de éste y más factores que han hundido la práctica política reinante en el descrédito.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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