* ¿Elecciones diferentes?
Felipe Victoria
La industria electoral “sin chimeneas” en todo México es un enorme negociazo para muchos; desde quienes elaboran “pasacalles”, mantas, cartelones, camisetas, cachuchas, chácharas con logotipos de partidos y nombres de candidatos hasta los embaucadores de las encuestas a modo.
Entran al reparto de ventas los alquiladores de templetes, equipos de sonido, toldos, sillería, transporte para acarreados a los mítines de porristas y aplaudidores, comercializadores de tortas y bolsitas con agua o refrescos e infinidad de cositas más, amén de los grupos musicales que amenizan eventos y recorridos, agencias de call centers y muchas cosas más.
Los supuestos topes de gastos oficiales, de antemano se sabe que son excedidos, pero las muy bien pagadas autoridades electorales hacen como no se dan cuenta, al fin y al cabo no es su culpa que algunos partidos cuenten con más recursos que otros, y en política los que tragan más pinole son quienes tienen más saliva.
No podemos de ninguna manera olvidarnos de los publicistas profesionales que contratan los partidos y los candidateados por su cuenta; los periodistas también tienen su corazoncito y necesidades, igual que los encargados de prensa en campañas que como sea se las ingenian parta ganarse algo, el caso es que nadie da brinco sin huarache en las reglas no escritas del juego.
Las elecciones en mucho se parecen a los palenques donde cruzan fuertes apuestas y deben estar dispuestos a saber perder los contrincantes, pero hay bastantes que le entran a la farsa encaramándose al ring o el redondel como roba votos nomás para ver que sacan o a quien le venden su declinación
No es muy atrevido decir que entre los participantes casi saben de antemano quien y de cuál partido ganará por aquello de los pactos previos, pero a muchos les basta con el orgullo de haber figurado como candidatos o candidatas.
La novedad para el 2018 es el empeño de algunos por registrarse como independientes y de otros por reelegirse, pero finalmente salen con que gana quien consiga más votos, haya sido como haya sido.
En Acapulco el año entrante ganará el que consiga más de cien mil votos y mejor ni calcular en cuantos millones de pesos le salga el chistecito, ni preguntar de dónde y cómo salieron los recursos para campañas de anteriores alcaldes y por eso algunos llegaron como empeñados pagando intereses otorgando concesiones de obras y tolerando prácticas indeseables para la gente.
¿Pero qué pudieran hacer si cuando entran al poder no encuentran en las arcas ni con qué cubrir nóminas y aguinaldos, o con que pagar a proveedores y constructores muchos adeudos?
¿Hay solución?
Algunos lo toman a chifladura, ¿pero qué tal si se organizara de plano una subasta para ver cuál candidato ofrece más y el producto se aplicara directo a las arcas municipales?
En lugar de botar tanto dinero, que se hicieran no debates, sino exámenes públicos de aptitudes, conocimientos y viabilidad de sus proyectos personales para rescatar Acapulco, buscando que para vencer primero debieran convencer a los electores lugareños, nada de concertacesiones cupulares entre partidos desde lo oscurito.
Por supuesto que entonces la gente misma mediría y calificaría a los contendientes, tomando en cuenta la limpieza de sus prestigios y no la mala fama pública de algunos. Claro que todos deberían comenzar por hacer públicos sus patrimonios y los de sus familiares por lo menos.
¿Un sueño imposible ante la costumbre del cochinero electoral de siempre? ¿Cuándo entonces comenzaremos a cambiar las cosas de que decimos estar hartos?
Estamos en los límites de poder mencionar a posibles contendientes, yo aprovecho y menciono algunos de los que se anda escuchando por ahí: Julieta Fernández Márquez, Gloria Sierra, Abelina López, Beatriz Mojica Morga, Fermín Alvarado Arroyo, Ernesto Rodríguez Escalona, Ricardo Taja, Robespierre Robles, Javier Solorio Almazán, David Jiménez Rumbo, Víctor Aguirre Alcaide, Ramón Almonte Borja, Jacko Badillo Escamilla, Rubén Figueroa Smutny, Ricardo Morlet Macho o hasta Zeferino Torreblanca y Ángel Heladio Aguirre, más los que se acumulen, porque la feria de las aspiraciones y zancadillas va a estar en grande y por mientras el alcalde Evodio Velázquez parece firme en sus intenciones de reelegirse.
-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.
-Maestra Pizarrina, ¿ya amarró convenios publicitarios con presuntos candidateables a la alcaldía acapulqueña?
-No chamacos, algunos creen que por su linda cara y con exclusividad les deba una regalar el trabajo a cambio de promesas de chambitas y así no me gusta el baile.
-¿Mejor chivo brincado chivo pagado, teacher?
-Más vale, pero además como opinadoras mi prima Proculina, su comadre Torturina y yo no debemos dejar de ser imparciales en vez de convertirnos en activistas; al contrario y como observadoras objetivas debemos señalar los detallitos buenos de todos y cada uno de los contrincantes sin omitir los negritos en el arroz.
-Pero los medios sí hacen convenios, ¿o no?
-Claro que sí, no son casas de beneficencia sino empresas comerciales informativas.
-¿Y en las redes sociales del Internet que tanta clientela le han quitado a los medios tradicionales?
-Ahí cada quien que se rasque con sus uñas, ya será cosa de los candidateables si las quieren tomar en cuenta o las ignoran.
-Ujule, se las pone dura y pelona entonces.
-El que quiera azul celeste que le cueste decían mis abuelos.