* Alicia Medina, académica de la BUAP, aseguró que “la corrupción es el opio del sistema de gobierno de nuestro país” en coloquio sobre violencia organizado por la UAGro

 

Alondra García

 

La doctora Alicia Medina Carrera responsabilizó al “sistema corrupto mexicano” de la violencia criminal y narcotráfico que padece nuestro país.

Medina Carrera presentó una ponencia en el primer día del coloquio ‘Violencias: complejidad y alternativas’, realizado ayer en el auditorio de la maestría en Derecho de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).

Señaló que la corrupción y la impunidad son “los pilares de supervivencia” del actual sistema político mexicano, “puesto que los tentáculos del narcotráfico han alcanzado las esferas del poder”.

La investigadora de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) incluso aseveró que los cultivos ilícitos “alimentan la corrupción hasta el nivel más alto del gobierno”.

“La corrupción es además el opio del sistema de gobierno de nuestro país”, afirmó Medina Carrera.

Reconoció que, en los últimos años, la violencia criminal ha cobrado mayor importancia debido al incremento de víctimas en el país.

Esta escalada de violencia, dijo, comenzó en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, con el inicio de la guerra frontal contra el narcotráfico.

Medina Carrera explicó que la producción y tráfico de drogas se convirtió en una nueva fuente de riqueza en México desde el siglo pasado, ya que la población encuentra en estas actividades ilícitas una manera para “escapar de la falta de dinero”.

Señaló que “hoy en día el pequeño agricultor no encuentra salida y prefiere reemplazar el maíz por la marihuana, aumentando así de manera evidente el valor de la tierra cultivada y del cultivo mismo”.

Expuso que los beneficios de la droga no van reservados a una minoría de traficantes. “Desde abajo hacia arriba, todo el mundo disfruta del tráfico, aunque evidentemente algunos ganen mucho más que otros”.

Destacó que el narcotráfico es el quinto empleador más grande del país. Se estima que en México hay 468 mil personas que se dedican al narco, esto es cinco veces más personas que el total de la industria maderera mexicana y tres veces más que el personal de Pemex, la compañía petrolera con mayor número de empleados del mundo.

“Campesinos, matones, vigilantes, capos, abogados, doctores, secretarias, el narcotráfico necesita de todo y de todo emplea”, expuso la ponencia de la investigadora.

Estos cultivos ilícitos, dijo, “alimentan la corrupción hasta el nivel más alto del gobierno, el cual se revela incapaz de ofrecer a su pueblo una verdadera alternativa a la violencia y a la miseria”.

Insistió en que “como resultado del sistema corrupto que impera en México, a partir de la última década se ha expandido la narco cultura que absorbe a jóvenes, mujeres y niños a fin de unirse a grupos delictivos o bien dedicarse al narcotráfico, debido a la falta de mecanismos por parte del gobierno para impedirlo”.

De acuerdo con la investigadora, “el desenfreno y el sistema corrupto impera en nuestro país no sólo en el rubro del gobierno, sino también en la administración de justicia y en la manipulación de las leyes”. Por ello, consideró que en México se ha creado “una cultura de la corrupción”.

Dentro de este engranaje de corrupción, dijo que el gobierno ha montado “un falso teatro de lucha contra el narco tráfico” y “un falso teatro de aprehender a los líderes de ciertos grupos, cuando en realidad el gobierno corrupto incluso recibe un pago, una cuota por permitir el pase, distribución y circulación de drogas en nuestro país”.

Medina Carrera señaló que las organizaciones criminales dedicadas al narcotráfico modificaron su lógica, lo que provocó su fortalecimiento.

De esa manera, dijo que aumentaron los volúmenes de sus ganancias y con ello su capacidad para corromper autoridades y asegurar el tránsito por ciertas zonas del país.

“Esta nueva dinámica criminal encontró corporaciones policiales poco estructuradas, capacitadas y profesionalizadas, lo que propició el fortalecimiento y la penetración de las organizaciones criminales en algunas regiones del país”, explicó.

La investigadora insistió en que para México “debería ser motivo de vergüenza ocupar los primeros lugares a nivel mundial en altos índices de corrupción”.

Recordó que durante 2015 se cometieron 200 millones de pequeños actos de corrupción, según cifras del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco).

En México, dijo, el problema de la corrupción se reconoce como el segundo más importante de todos con un 51 por ciento, solo por debajo de la inseguridad con un 66 por ciento, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENGIC), del INEGI.

Por ello, lamentó que las autoridades “no han observado esta problemática como negativa para la sociedad, ya que en todo el marco jurídico, no obstante que se encuentran tipificados los delitos de narcotráfico, enriquecimiento ilícito y corrupción, hasta el momento ningún gobernador, ex gobernante, ninguna autoridad, ningún ex presidente de la república, presidente en funciones, funcionario, ha sido procesado en forma correcta por corrupción”.

Un ejemplo claro, indicó, es el caso del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, quien dijo que “está protegido por el gobierno mismo”.

“La pregunta importante aquí es, ¿qué tanto sabe este ex funcionario que lo protege el presidente de la República?”, cuestionó la investigadora.