¿Las “redes” rebasan a Radio y TV?

 

Felipe Victoria

 

Lamento que se cumpla un mes más de que dejó esta vida, el 26 de septiembre de 2012, junto a las Olas Altas de una zona del Acapulco que amaba Don Pedro Vásquez Colmenares, un político singular y ante todo patriota honesto, que se distinguió como académico en la UNAM impartiendo tres materias para estudiantes de Leyes, pero tuvo además una enorme trayectoria en la función pública.

Desde agente del Ministerio Público y secretario General de Gobierno en Baja California Sur, director de Aeropuertos y Servicios Auxiliares y de Aeroméxico, rescatándolo de la quiebra, subsecretario de la Reforma Agraria, Oficial Mayor del PRI, gobernador de Oaxaca, creador del CISEN como DISEN, fusionando Investigaciones Políticas y la Federal de Seguridad de Gobernación, y embajador de México en Guatemala; además fue pianista-compositor que impulsó el crear en la niñez la afición por la música para que no les diera por las armas.

Distinguido por su seriedad y sencillez austera, juarista de pura cepa, tenía una manera muy especial de ver a México con el espíritu de servir a la gente y combatir la delincuencia sin apartarse un ápice de la legalidad, enérgico e inflexible que se llevó a la tumba muchos secretos de Estado.

No dejo de preguntarme qué opinaría del país en crisis que está dejando la agonía de la partidocracia como agencia de venta de curules y cargos de elección popular en manos de voraces.

Pero dejo descansar en paz al jefe, maestro y dilecto amigo al que se le extraña.

Más de una vez platicamos de las anomalías en las relaciones entre empresas editoriales y transmisoras de señales de Radio y Televisión y de los sinsabores de los agentes especiales encubiertos en misiones confidenciales, que se necesitan mimetizar de todo lo habido y por haber, y cuando les sucede algo malo nadie responde por ellos; pero ni modo, emocionante afición a la adrenalina, al fin y convicción de que se hace algo diferente renunciando a muchas cosas comunes y valiosas.

Cuestión de simple análisis la reversión del dicho aquel de que “el pez grande se come al chico”, pues a partir de que se popularizaron el Internet y el uso de las computadoras personales, comenzó por caerse la venta de ejemplares impresos de periódicos y revistas, que obligadamente disminuyeron sus presupuestos de nóminas, recurriendo a la buena fe de colaboradores desentendiéndose de retribuirlos pero conservándolos como “meritorios”.

La Radio, por su ubicuidad y popularidad, comenzó a transformarse en “prensa oral” y la TV en “visual”, creando figurones muy famosos que pronto miraron por debajo del hombro a reporteros, articulistas y columnistas de cuyos trabajos se sirven refriteándolos sin darles crédito.

Pero a la ley de los Karmas nadie escapa y lo que le pasó a la prensa escrita a manos de las pujantes redes sociales, en que muchos se figuran hacer “periodismo” confundiendo libertad de expresión con libertinaje desinformativo, se las está comenzando a cobrar.

Cada día mueren publicaciones impresas y nacen sitios digitales que han ido ganándole el rating a la Radio y la TV, como alguna vez le sucedió a la banda de AM con la FM y a la televisión abierta con la de canales de paga.

Irregularidades laborales y presiones de censura quitaron figurones de la pantalla de cristal y la radio, pero no se arredraron y resurgieron a través del Internet, como ejemplo mencionaría a José Gutiérrez Vivó, Carmen Aristegui, Víctor Trujillo, el temido payaso Brozo, y otros comunicadores a nivel nacional. Ahora el recurso comienza a ganar terreno en los estados.

Por órdenes “muy superiores” los excluyeron del aire noqueándolos por insumisos criticones, pero resurgieron con más fuerza ganando “ciberaudiencia”.

Hoy en día la gente no necesita andar cargando ni radio ni televisión para estar enterada de todo, desde la comodidad de sus aparatos de telefonía celular con aplicaciones de Internet, hasta en el inodoro y junto a la regadera. ¡IMPARABLES!

Pero no se crean que es fácil producir programas interesantes en las redes sociales; presupuestos y mecenas no abundan, patrocinadores menos.

Otra vez el ingenio, voluntad y entusiasmo de quienes se atreven a crear e innovar para servir, divertir, informar y opinar; una nueva forma de digitalismo en blogs que insisten en calificar también de periodismo, pero con el que no se pueden envolver cosas ni frutas del mercado para que maduren.

Mucho ánimo para quienes se inician en ese enorme reto, como el popular y encumbrado Jorge Zamora Téllez, en Guerrero, que pronto dará sorpresas “muy principales”.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, nos quedamos perplejos al enterarnos que Jorge Zamora Téllez dejó su programa de radio a la hora de la comida.

-Así pasa cuando sucede chamacos; aunque ya no se cuece al primer hervor, su ingenio, experiencia y capacidad merecen ser mejor retribuidos.

-¿Y a estas alturas se atreve a debutar en la mediana empresa del digitalismo neoperiodístico?

-Es muy entusiasta y le gustan los riesgos; deja la comodidad de la cúspide radiofónica para comenzar de ceros un concepto diferente, que hasta donde pude enterarme tiene buen futuro por como las cosas y las reglas del juego van cambiando.

-Ujule teacher, ¿pero a su edad no es mucho jugársela?

-Audaces fortuna juvat. Jorgito será escuela para muchos.