* Durante una misa que ofició en San Mateo, el jerarca católico dijo que sabe de buena fuente que el jefe de un grupo delictivo tiene problemas de dinero por la destrucción de plantíos de amapola en la Sierra y la Montaña

 

REDACCIÓN

 

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, advirtió que se avecina un incremento en la violencia, extorsiones y secuestros en la región Centro de Guerrero, debido a la crisis financiera que enfrenta el jefe de uno de los grupos delictivos que opera en la zona.

Ayer, el prelado católico ofició una misa en la iglesia del barrio de San Mateo, en Chilpancingo, y durante el sermón advirtió que uno de los grupos del crimen organizado que opera en la entidad se quedó sin dinero porque el Ejército, la Marina y la Policía Federal han destruido los campos de amapola en las regiones Sierra y Montaña.

Por ello advirtió la posibilidad de que incrementen los secuestros y extorsiones en la región Centro del estado.

“De buena fuente lo sé, que a un jefe de los cárteles, aquí de Guerrero, se le han agotado los recursos económicos y dicen que posiblemente va a aumentar la ola de secuestros y extorsión”, explicó Rangel Mendoza.

Añadió que “desgraciadamente, como ya lo he dicho en otras ocasiones, ellos tienen otros jefes más arriba y tienen que pagar la cuota, y cuando no tienen dinero es cuando empiezan a delinquir y a hacer fechorías para estar bien con otras personas de más arriba”.

Explicó que las autoridades federales han realizado operativos en las regiones Sierra y Montaña, donde han devastado los sembradíos de amapola, cultivo ilícito cuya goma sirve como base para la elaboración de heroína.

“El fenómeno es el siguiente: al no haber amapola hay menos goma de opio y es lo que están peleando ahorita los grupos, la poca goma que hay. Ahí es donde se produce esta guerra entre los cárteles”, puntualizó Rangel Mendoza en una entrevista posterior a la celebración religiosa.

El obispo dijo que todos los ciudadanos “se deben de cuidar” y reconoció que él mismo vive con miedo debido a la violencia que prevalece en Chilpancingo.

Reveló que no sale por las noches, porque en la zona donde vive, al norte de la ciudad, se escuchan balaceras de manera frecuente.

Incluso comparó a Chilpancingo con la cabecera municipal de Chilapa de Álvarez donde, donde los habitantes se encierran en sus casas desde las ocho de la noche debido al miedo que se vive por las ejecuciones y desapariciones del crimen organizado.

A partir de esa hora, dijo, sólo quedan militares y policías en las calles de Chilapa.

Rangel Mendoza señaló la necesidad de que la ciudadanía “se empodere, no entre en pánico y no viva con miedo” a pesar de la violencia, porque de lo contrario “perdemos todos”.

Este viernes, el obispo Salvador Rangel Mendoza cumplió dos años al frente de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, y al hacer un balance sobre su labor pastoral dijo que ha encontrado que los principales problemas de Guerrero son la violencia, la corrupción, la impunidad, el atraso social y la falta de infraestructura y cultura.

Recordó que Chilapa y Chilpancingo son dos de las ciudades más violentas a nivel nacional, y por ello los políticos “no pueden tapar el sol con un dedo”.

Añadió que “yo veo mucha corrupción en muchas instituciones, además veo la impunidad”.

El obispo también criticó los resultados del gobierno federal que preside el priísta Enrique Peña Nieto, y recordó que al principio de su administración criticaba a su predecesor, el panista Felipe Calderón Hinojosa, por los niveles de violencia que alcanzó el país durante su periodo.

Con Peña Nieto, las cifras de homicidios han superado a las del gobierno de Calderón Hinojosa. “Se comieron sus palabras. A nivel nacional esos problemas van aumentando”, señaló.

Rangel Mendoza también reveló que se ha reunido con varios alcaldes guerrerenses, quienes le han expresado su incapacidad para resolver solos el problema de la violencia, e incluso le han comentado lo vulnerables, acosados y temerosos que se sienten ellos y sus familias ante el accionar de los grupos delictivos.