Felipe Victoria

 

¿Seguirá el disimulo?

 

Mi sentido pésame en esta ocasión es para la procuración de justicia en Guerrero.

Lamentable que le arrebataran la vida así a un connotado luchador de izquierda, que soñó con ser rector de la UAG y se acercaba a competir por la gubernatura en 2011 de parte del PRD.

En WIKIPEDIA del Internet aparece sobre el personaje lo que les transcribo textual:

“Armando Chavarría Barrera (Iguala de la Independencia, Guerrero, 27 de agosto de 1956 — Chilpancingo de los Bravo, Guerrero, 20 de agosto de 2009). Fue un político mexicano, miembro del Partido de la Revolución Democrática, que ocupó los cargos de Secretario General de Gobierno del estado y presidente del Congreso de Guerrero”.

“Egresado de la Escuela de Economía de la Universidad Autónoma de Guerrero, durante su época estudiantil fue líder de la Federación Estudiantil Universitaria Guerrerense, siendo rector de dicha universidad Rosalío Wences Reza, quien es considerado el que fue su principal formador político”.

“Fue Diputado Federal en la LVII Legislatura del Congreso de la Unión de México posteriormente fue electo Senador de la República en la LVIII y LIX Legislaturas, de 2000 hasta su solicitud de licencia al cargo, 30 de marzo del 2005, para asumir al día siguiente, 1 de abril, el cargo de Secretario General de Gobierno por designación del gobernador de Zeferino Torreblanca Galindo. Con anterioridad fue precandidato del PRD a Gobernador de Guerrero, compitiendo en las elecciones con el mismo Zeferino Torreblanca Galindo y habiendo obtenido el 22% de los votos”.

“Renunció como secretario de Gobierno el 6 de mayo de 2008, para incorporarse a la campaña política de su partido que lo llevó a ser Diputado local y coordinador de la bancada perredista del estado, además de Presidente del Congrego de Guerrero. Era considerado como el más viable candidato de su partido a gobernador del estado en las elecciones de 2011”.

“El 20 de agosto de 2009 fue asesinado en Chilpancingo cuando salía de su domicilio particular; siendo dicho asesinato ampliamente condenado por el medio político mexicano”.

Cuando Armando Chavarría Barrera se disputaba la candidatura a finales de 2004 con el externo Zeferino Torreblanca Galindo, se quedó para la historia la bronca entre ambos durante la transmisión del programa radiofónico de Jorge Zamora Téllez en MVS, cuando se retaron a golpes y se mentaron la madre.

Por eso cuando en 2005 ganó las elecciones Torreblanca Galindo, a todos extrañó que Chavarría Barrera aceptara contratarse como secretario General de Gobierno, empleo en el que los malos tratos y humillaciones terminaron por hartarlo; se lanzó por una diputación, la ganó y se convirtió en Jefe del Congreso local, convirtiéndose en una potencial amenaza futura contra su patrón negrero.

Secreto a voces la pésima relación entre el entonces gobernador y el subordinado que se le brincó las trancas, Chavarría como perredista se encargaba de lidiar con los perredistas que el mandatario ninguneaba por su escasa preparación académica.

Aquella simbiosis forzada no cuajó y se convirtió en odios.

Armando Chavarría a la usanza guerrerense, planeaba destaparse por la gubernatura en su cumpleaños del 27 de agosto en esos clásicos festejos colectivos y tuvo la osadía de ir el 19 de agosto de 2009 a invitar a Zeferino, que de ninguna manera estaba conforme con las aspiraciones del diputado jefe del Congreso al que ya traía entre ceja y ceja.

Cuestión aparte, qué malo resulta andar regando hijos y desconocerlos, no cumplir algunos pactos poco transparentes con grupos peligrosos y sembrar enemistades más que ganar amistades.

Según muchos criminólogos es enorme como móvil de crímenes el miedo que tengan a la futura  víctima de que les haga un daño, superior a los sentimientos de venganza respecto de agravios pasados.

Que eventualmente Armando Chavarría llegara a ser gobernador… le provocaba pesadillas a más de tres y solamente Dios sabe qué se les hubiera ocurrido hacer o mandar hacer aquella mañana del 20 de agosto de 2009, cuando la torpeza y negligencia dolosa de la procuraduría se hizo evidente desde las primeras diligencias ministeriales, entrando en una espiral de la que no han salido en ya ocho años varios que fueron y son titulares de la dependencia.

Pero igual y dejando a un lado el barato sospechosísmo, Chavarría traía broncas en otros entornos hasta pasionales.

¿Quién olvida el escándalo que provocó el diario MILENIO con esa nota del harem de Chavarría, revelando sus relaciones con muchas mujeres, trascendido que le costó la chamba al procurador Eduardo Murueta Urrutia?

Hay quienes comentan que en su momento y por poner a salvo el buen prestigio del asesinado orquestaron un sesgo en las pesquisas; al muertito había que hacerlo mártir para que el PRD no organizara alborotos.

Obviamente que si el difunto hubiera tenido nexos oscuros con grupos de malandrines también lo  callarían, al cabo la verdad podía esperar, pero las consecuencias las pagó Zeferino Torreblanca quedándose con el estigma de “Zospechoso” número 1, sí… con zeta y en lista de personas quizá involucradas personal de la Procuraduría y la Policía Ministerial.

A final de cuentas ya qué más da si en México la impunidad de casos proditorios que huelan a crímenes políticos los diluye con el tiempo y el olvido.