¿Delincuencia beneficiada?…
Felipe Victoria
Aguas con las aguas y algunos posibles cambios de chícharos en la maraca…
Paso al escandalito que ya baja de intensidad con el ladrón protegido de Veracruz que regresaron con artimañas de Guatemala, respecto a quien Gerardo Galarza publicó en Excélsior:
“¿Javi “Du”?.30 de Julio de 2017
“La corrección política y el hipergarantismo del Nuevo Sistema Nacional de Justicia Penal se han convertido en dos apocalípticas y también cómicas plagas de los malos tiempos que corren en el país”
“De entrada, sepa usted que el escribidor de esta columna no es experto en derecho, vamos, ni siquiera conocedor de la materia, lo que no le impide reconocer el ridículo que hacen las autoridades judiciales y medios de información en casos judiciales para presuntamente respetar algo muy sagrado que se conoce como “el debido proceso”.
“Como segunda entrada, aunque no se trate de beisbol, el escribidor debe advertir también que está absolutamente convencido del deber de respetar “el debido proceso” y, por si hiciera falta, reconoce y exige el respeto a los derechos humanos de cualquier imputado por cualquier delito y también de todos y cada uno de los habitantes de este país, aunque no sean presuntos delincuentes, presuntos inocentes o presuntos culpables”
“Para presuntamente cumplir con “el debido proceso”, —dicen los que sí saben, según cree el escribidor— se deben proteger los datos personales de los presuntos responsables de algún delito e incluso cuando son “vinculados a proceso”, según se le denomina ahora a lo que antes era un represivo y vulgar auto de formal prisión. En ambos casos, el presunto inocente (aquí se impone la llamada “presunción de inocencia”) se queda en la cárcel mientras el juez valora pruebas y determina su culpabilidad o su inocencia.”
“Pero esas prevenciones, que evidentemente son correctas en su origen para proteger famas personales, se vuelven ridículas y cómicas como en el caso del juicio penal (¿se sigue llamando así?) contra el hoy “vinculado a proceso” más público que existe en México”.
“Desde hace meses, quizá hasta años, hubo sospechas, luego evidencias, más tarde denuncias, primero periodísticas y luego penales, contra un señor que gobernaba un estado del sur del país, que tiene un puerto en donde hacen su rinconcito las olas del país, que huyó en un aparato volador de hélices con rumbo desconocido”
“Se alertó a las policías del mundo para que lo detuvieran (se ignora si esas policías recibieron imágenes del presunto indiciado con el rostro difuminado y con el nombre reducido a siglas para cumplir con “el debido proceso”). Meses más tarde apareció en algún país limítrofe al sur de México, fue detenido y entregado al gobierno mexicano. Ya acá, en su país de origen, se ha iniciado su juicio y ha sido “vinculado a proceso”, es decir, está en la cárcel en un proceso judicial… según le han revelado fuentes muy bien informadas y muy confiables al escribidor”.
“Algunos medios de información, temerosos de que sean responsabilizados de una posible libertad del imputado porque se le violó “el debido proceso”, han publicado fotografías con el rostro del imputado difuminado, trastocado, pixelado o distorsionado por las autoridades mexicanas, aunque el gobierno de Guatemala repartió fotografías sin modificación alguna, y también ha reducido el nombre del imputado a Javier “N”, a las siglas JDDO o al “imputado” o algún otro eufemismo. Con enorme humor negro, mi compañero Marco Gonsen propuso, muy serio él, que en este periódico se le mencionara como Javi “Du”.
“Pero si hoy en este país hay un hecho y juicios públicos sobre presuntos (nótese la corrección) actos de corrupción es el que se le sigue a Javier Duarte de Ochoa, exgobernador de Veracruz, al que llámesele como se le llame y tápesele el rostro, todos saben su nombre real y lo reconocen aún con la cara difuminada o con los ojos tapados, así como también en los casos de los exgobernadores César Duarte Jáquez, de Chihuahua; Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo, y Tomás Yarrington, de Tamaulipas, entre otros muchos. Es cierto que ninguno de ellos será culpable hasta que su juez les dicte sentencia condenatoria y tienen derecho a la presunción de inocencia, pero también es cierto que todos los mexicanos consumidores de medios de información saben perfectamente de ellos, de sus nombres y sus rostros”
“En los casos citados, el presunto respeto al “debido proceso” ha servido para lo contrario. Sus efectos van en contra de lo que presuntamente se pretende; provocan reacciones contra el respeto a los derechos humanos; desprestigian y vuelven sospechosas (más todavía) a las autoridades, ¿a las que también hay que llamar presuntas?”
“Alguien quien sí sabe de esto, el jurisconsulto José Elías Romero Apis, colaborador de Excélsior, ha dicho que mencionar los nombres de esos presuntos delincuentes y mostrar sus rostros en los medios de información no vulnera el “debido proceso”.
Especial sentido del humor de Gerardo Galarza criticando de algún modo la “presunta nueva justicia penal”, en el “presunto estado de Derecho” del México donde la partidocracia ya presenta claros síntomas de un proceso de agonía, pero no por muerte súbita sino por un convulso proceso que podría desatarse dentro de un año o antes…