Alejandro Mendoza
Siempre hay formas de entender el nivel de corrupción en el que ha caído el ser humano, aunque regularmente se piensa en que la política es la actividad que se caracteriza por este tipo de ejercicio alejado completamente de la honestidad.
De igual manera, el ejercicio de gobierno acumula serias críticas y denuncias por la visible práctica de acciones corruptas. Por tal razón, la gente no cree en los políticos ni en los gobernantes por sus conductas corruptas. Y a menos que formen parte de algún grupo político o tengan intereses en común, podrán coincidir en tales conductas.
Los partidos políticos enfrentan una seria y grave crisis de credibilidad. Y la causa principal tiene que ver con hechos relacionados a la corrupción.
Sin embargo, el propósito de esta opinión tiene que ver el nivel de corrupción que también ha infestado todas las áreas de la sociedad, incluso a la familia misma, célula de la sociedad.
En este contexto podemos comprender cómo la naturaleza humana se ha inclinado a la práctica de la corrupción, porque sólo así, se satisfacen los deseos personales y carnales que el mundo ofrece. Un mundo completamente gobernado por la ambición del poder, la riqueza y las cosas materiales.
Aunque es cierto que la práctica política y el ejercicio de gobierno están infestados por la corrupción, también es verdad que ésta ha penetrado agudamente sectores como la iniciativa privada, la religión, el magisterio, la vida social, la economía, la cultura y hasta los deportes.
No hay área de la sociedad que no sea invadida o pretenda ser conquistada por la corrupción. Y lo más terrible es que la corrupción ha pasado a formar parte de la vida cotidiana de la gran mayoría de las personas.
Un caso ejemplifica mejor todo esto: el médico especialista que prefiere dar un diagnóstico de VIH Sida a una paciente de hemodiálisis con tal de quitarla del rol de tratamiento en beneficio de otra paciente que le dio 5 mil pesos por ese lugar, porque ya no tenía y le urgía ese tratamiento. En realidad la primera paciente no padece VIH Sida, pero era la única forma de sacarla para ingresar en su lugar a la otra por los 5 mil pesos. La vida de la otra persona no importa, sólo el dinero.
Lo cierto es que esta forma de proceder se repite en menor o mayor escala en todas las áreas de la sociedad.
Hay quienes alientan en gran medida la corrupción, pero sin duda alguna hay quienes actúan de manera honesta y además combaten este cáncer que corroe la sociedad.
La pobreza, la marginación y la violencia tienen también sus orígenes en la corrupción generada desde las redes de complicidades que se dan en todos los niveles de la sociedad.
No cabe ninguna duda que lo más urgente e importante atender y resolver, es la compleja y dañina corrupción. Ahora bien, no es tema nada nuevo, pues ha estado desde la antigüedad en menor y mayor medida, pero también han existido tiempos en que esa práctica se ha erradicado. Y el anhelo de muchas personas es que ese momento llegue en nuestro tiempo.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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