* La señora Hilda Vázquez relató ayer con detalles los momentos previos a la muerte de Eduardo Catarino y cómo fue que un uniformado le disparó en la espalda cuando estaba tirado en el piso de su casa
JESÚS SAAVEDRA
TIXTLA.— La señora Hilda Vázquez Cipriano no muestra la menor duda cuando señala de manera directa a un policía estatal como el responsable del asesinato de su esposo, el abogado de Tixtla, Eduardo Catarino Dircio, quien recibió un disparo por la espalda dentro de su casa y perdió la vida por la falta de atención médica el domingo pasado, por lo que “le pido al gobernador que se castigue a los cobardes policías que mataron a un inocente y al que lo desprestigiaron”.
Este lunes se realizaron las exequias del abogado Eduardo Catarino Dircio, a quien el vocero de Seguridad, Roberto Álvarez llamó “sicario” en un boletín sobre el enfrentamiento entre policías y delincuentes, lo que motivó a que vecinos, colegas y familiares lo desmintieron, y lo emplazaron a ofrecer una disculpa.
Por la mañana, afuera de su domicilio donde velaron el cuerpo de su esposo, la señora Vázquez Cipriano ofreció una conferencia de prensa en la que narró los momentos de terror que vivieron con su hija y un sobrino no mayores de 12 años.
Recordó que el domingo pasado, a la 1 de la tarde estaba con su hija y su sobrino en su casa, en tanto que Eduardo Catarino se encontraba haciendo una faena dominical en el patio de su casa, cuando escucharon luna balacera afuera sobre la calle Insurgentes en el acceso a esta población.
Señaló que por recomendación de su esposo se refugiaron en un cuarto en el segundo piso de su vivienda, que tiene techado de lámina y donde se escondieron debajo de un colchón.
Indicó que cuando cesó la primera confrontación, su esposo salió a asomarse a la primera planta de la vivienda, donde hay un cuarto en el que vive la mamá del abogado, quien se percató que una de las personas que estaba confrontándose con la policía y quien supuestamente pertenece a un grupo de sicarios, se metió por la fuerza a la vivienda, y decidió regresar al cuarto donde estaban escondidos con su mujer, su hija y su sobrino.
Añadió que instantes después se produjo otra balacera justo en la primera planta donde viven y escucharon que estaban adentro buscando a esa persona, mientras un grupo de policías se dirigía hasta el sitio donde estaban refugiados.
Aseguró que hubo gritos de policías que exigían se abriera la puerta, y entonces “mi marido me dijo ‘voy a abrir porque si no van a matar a mi familia’, y les gritó a quienes estaban afuera del cuarto donde se resguardaban ‘soy el casero, acá está mi familia, no vayan a disparar’”.
La señora indicó que su esposo abrió la puerta “y se tiró boca abajo en el piso en señal de rendición, los policías gritaban ‘denle, mátenlo, es un malo’; subió otro policía al que le gritaban. El maldito policía lo mató a sangre fría, le dispararon a mi esposo cuando estaba boca abajo. Lo mataron esos malditos”.
Dijo que ella se hincó pidiendo a los uniformados que no fueran a cometer otro error y que debajo del colchón estaba su sobrino y su hija, “ellos gritaron que eran niños, los policías no me dejaron asistir a mi esposo; me advirtieron que iban a dispararnos si nos movíamos”.
Añadió que después de eso pidió atención médica para su esposo, pero los policías no dejaron pasar a la ambulancia y solo permitieron el acceso a dos trabajadores de Protección Civil, quienes constaron que el abogado ya había fallecido. Ahí también estuvo uno de los hermanos del abogado, quienes junto con la esposa constataron que no portaba ningún arma de fuego, como después apareció en fotos que distribuyeron desde el gobierno.
Narró que después le dijeron que su suegra le pedía que fuera a verla, “bajé y le informe a mi suegra que habían asesinado a mi esposo, me dijo que lo sentía y que fuera a verlo”.
La señora Hilda Vázquez añadió que subió al cuarto donde estaba el cuerpo de su esposo y se percató de que uno de los policías estatales le colocaba sobre el cuerpo el arma con la que aparece en las fotografías con las que se informó sobre este hecho.
“Le pusieron un arma a mi esposo encima y le estaba tomando fotos, les reclamé porque le pusieron el arma, son unos cobardes que vinieron a matar a un hombre inocente. Les exigí que quitaran el arma, pero todos respondían que ellos no se la pusieron. Que agarren a los verdaderos malos esos cobardes”.
La mujer insistió que “intenté quitarle el arma y me advirtieron que me iban a disparar”.
Calificó a quien informó que su esposo era un “sicario” como “un sinvergüenza e ignorante” y acusó que “quieren hacer culpables a gente inocente”.
Exigió al “gobernador que haya justicia y hagan bien su trabajo. Tengo fe que habrá justicia”, pero advirtió que “si no pueden hacer su trabajo, que se quiten del puesto”.
Pidió garantías de seguridad para su familia y denunció que los policías se llevaron el teléfono del abogado y que está preocupada por el uso que le puedan dar.
Un hermano de Eduardo Catarino aseguró que hay “un daño moral a la familia; estamos indignados por este artero crimen, es un crimen de Estado, no se vale hacer declaraciones sin tener conocimiento de causa”.
Añadió que su familia está “encabronada” porque los policías “llegaron robando teléfonos, alhajas, aprovechando la circunstancia y nos da mucho coraje”.
Aseguró que las autoridades “saben dónde están los malosos, que los agarren, que hagan su trabajo o el pueblo va a tomar otra determinación. Que pidan perdón a la familia por esas declaraciones, Eduardo no es ningún delincuente, no es narco. Los narcos están en el gobierno, que investiguen a las presidencias municipales. Los malos se pasean impunemente”.
En la conferencia dieron a conocer que la bala que asesinó al abogado le “entró por la espalda. El tiro no salió, indica que fue a 30 centímetros después de haber disparado, Tixtla y el estado no está en guerra. Debieron haber detenido al policía que mató a Eduardo Catarino; no se va a quedar impune.
Señaló que a la familia del abogado “les dicen qué hay un detenido, acusándolo a él del crimen”, pero consideró que las autoridades “se quieren lavar las manos”.