Sadyhel Astudillo

 

Desde el viernes de esta semana que finaliza observamos las escuelas abarrotadas de niños con pastel, globos, dulces, sin uniforme y acompañados de sus padres. Salen temprano de la escuela y tuvieron desde la tarde del viernes, todo el sábado y con seguridad también el domingo para divertirse, jugar, reír y recibir detalles por su tan esperado día.

Ahora corresponde preguntarnos ¿El domingo anterior desde el viernes en la tarde y todo el fin de semana lo aprovechamos para sentarnos a leer un buen libro? Y esto ¿Por qué?

Como bien recordaremos el pasado domingo 23 de abril se “festejo” el día del libro, y así como el día de hoy que vemos colores y tiendas con promociones de juguetes, el fin de semana pasado también vimos montones y montones de publicidad con respecto a la lectura, descuentos en librerías y bibliotecas adornadas ¿o no? Pues no, tristemente no es, ni ha sido, y al parecer no será así por lo menos durante muchos años más.

La lectura esta desvalorada, y la casi nula publicidad que se le hace están muy mal enfocadas. Comenzando por los carteles y los spots de radio y televisión de “lee veinte minutos al día” ¿Por qué tan poquito? Están como los “recomendados” quince minutos de actividad física al día, que se puede leer en los empaques de comida chatarra; no, por lo menos deberíamos de ejercitarnos media hora y el tipo de actividad que nuestra rutina y cuerpo nos permita.

Por fortuna para leer no necesitamos ropa cómoda, ni aparatos, solo un buen texto –no especifico un libro debido a que podemos leer en medios electrónicos-, tiempo y ningún tipo de distracción. Pero quien tenga la buena costumbre de la lectura, bien sabe que veinte minutos “no rinden” ni para quedarse picado, vaya quien siente el placer y la emoción de leer se le pasan las horas como minutos y al igual que el ejercicio, la lectura es necesaria para mantener nuestro cerebro activo y sano y también la debemos de realizar conforme nuestros tiempos nos lo permitan.

Es necesario hacer más conciencia en pro de la lectura, hoy en día es bastante común ver ferias de libro con poca asistencia, librerías y bibliotecas con personas que no disfrutan o aprovechan lo que tienen literalmente frente a ellos. Porque no tenemos únicamente la lectura nacional como opción (la cual tiene sus exponentes fuertes), tenemos la fortuna de que a nuestro país llegan varias ediciones de excelentes libros con aun mejores traducciones y algunos de estos a precios accesibles.

Desafortunadamente y debido a modas actuales los “best sellers” populares de ahora son libros de “entretenimiento”; lo sé, todos los libros son para entretenerse, pero con esto quiero decir que no son trascendentes ni aportan algo al lector, únicamente siguen formulas ya gastadas de éxitos anteriores. Con esto no quiero decir que no deban de leerse, no, “en gustos se rompen géneros” pero los invito a que no se “casen” con un solo autor o con un solo género, tenemos un amplio abanico de donde escoger.

Ahora que tenemos de donde seleccionar, leamos no esperemos que en un futuro las traducciones se vuelvan pésimas, los precios aumenten o que de manera tajante no lleguen publicaciones extranjeras a nuestro país, disfrutemos lo que tenemos ahora para no arrepentirnos después.

Retomando ahora a los niños, debemos de educarlos desde pequeños, fomentarles buenos valores y hábitos. Festejarles en su momento, pero no por ello dejarlos hacer su “santa voluntad” enseñarles que, así como tiene derechos también tienen obligaciones como niños que son. Que crezcan de una manera sana y digna para volverse ciudadanos de bien que ahora es lo que la sociedad más necesita; recordemos que estamos pasando por un cambio generacional muy notable y dependerá de las nuevas generaciones que este cambio sea llevado por un buen camino justo y correcto para ambas partes.

Ahora –y lo mejor de ambas celebraciones- juntemos ambos festejos, a los niños y a los libros. Fomentemos en los menores el gusto por la lectura, existen cientos de miles de libros enfocados a los niños los cuales pueden leer y también disfrutar los adultos. De paso en este ejercicio, nos ponemos también nosotros una rutina de lectura, recordemos que los niños imitan a sus mayores y si ellos te ven leyendo, también lo harán. Vaya pues, que los festejos no se queden en únicamente abrazos y regalos, que se generen y trasciendan promesas y metas de estas fechas.

Aprovecho el espacio para hacer la invitación de llevar acabo la actividad que en el día del libro se realizó en la ciudad de Puebla: regalar o intercambiar un libro que ya leíste con un amigo, conocido o desconocido, con la misma invitación de que lo lean y lo pasen a alguien más. Esta es una excelente manera de fomentar la lectura, dar a conocer autores y evitar que los libros se queden “estancados”. Vamos pues y conozcamos un buen libro.

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