¿Atlacomulco vs Colosio?

 

Felipe Victoria

 

Se cumplieron 23 años de que en la ratonera de Lomas Taurinas, Tijuana, en Baja California, cuando tuvo su primer gobierno panista con Ernesto Rufo Appel, le quitaron la vida a Luis Donaldo Colosio Murrieta.

Sin protección policiaca local, el candidato era “protegido” por el Grupo OMEGA y los TUCANES, custodios privados patrocinados por el Grupo Atlacomulco de los priistas transportistas Alcántara Rojas, que dejaron asesinar al candidato presidencial, que pese a las amenazas de Joseph Marie Córdoba Montoya no quiso renunciar a su campaña, boicoteada desde el principio.

La DEA detectó que entrenaban gatilleros para actuar sincronizados por la música de “la culebra”, donde se escuchan dos golpes de tambor que disimularían el ruido de los disparos entre la algarabía de la multitud, donde infiltraron cuatro o cinco “dobles” para catafixiarlos en el momento siguiente a los impactos contra Colosio, montando en la escena a Mario Aburto Martínez, un joven obrero oriundo de Michoacán con malas amistades pandilleriles y ambicioso sobornable.

Desde Los Pinos engatusaron a los hankistas y camachistas con la sustitución de Colosio si algo grave le ocurriera; entonces unos lo eliminarían y otros desviarían las investigaciones desde la PGR y Gobernación.

Pero una vez en complicidad tuvieron que callarse, mientras Córdoba Montoya impuso a Ernesto Zedillo aprovechando que Pedro Joaquín Coldwell no aceptó ser el candidato sustituto.

La “verdad histórica” prediseñada se impuso a fuerza haciendo teatro con Fiscalías Especiales, dejando a Mario Aburto en calidad de “asesino solitario” hasta la fecha.

A 23 años de la tragedia, los menores de 30 años de edad ni idea tienen de quien fue Colosio y de lo que su artera muerte significó para México.

Luis Donaldo nació en Magdalena de Kino, Sonora, el 10 de febrero de 1950, comenzó a brillar como alumno más aplicado de la primaria de su estado natal en 1962, premiado por el presidente Adolfo López Mateos, coincidiendo en esa situación con Pedro Joaquín Coldwell, representando a Quintana Roo, y su servidor a un sector del DF.

La vida nos hizo coincidir y con gusto celebramos en fiestas patrias de septiembre de 1993 qué el cuate Colosio sería el candidato presidencial, sumándonos a los trabajos de campaña desde discretas posiciones en perfil bajo.

El 6 de marzo de 1994, apoyado por Pedro Joaquín Coldwell, les brindé una propuesta contra la corrupción policiaca en mi libro PERRO RABIOSO, del que también obsequié un ejemplar a José Francisco Ruiz Massieu como Secretario General del PRI, que después coordinaría una investigación alterna del crimen en Tijuana y al que en septiembre lo mandaron asesinar también.

Algo falló desde diciembre de 1993 cuando Córdoba Montoya presionó al presidente Salinas para ordenar a Colosio renunciar a su campaña, pero no se rajó y se puso más duro en su discurso del 6 de marzo de 1994, dejando entrever que lo primero que limpiaría sería al PRI, quitándole el control del partido al Grupo Atlacomulco.

Desde la década de los cuarenta en el Siglo XX, el elitista grupo mexiquense de Atlacomulco que fundara el jerarca Isidro Fabela, prácticamente se adueñó del PRI intentando colocar en la presidencia al popular Alfredo del Mazo Vélez pero el jarocho Miguel Alemán prefirió al modesto Adolfo Ruiz Cortines, aunque en 1958 sí empoderaron a Adolfo López Mateos, oriundo de Atizapán de Zaragoza, junto a Naucalpan y Tlalnepantla.

Para 1982 pretendieron hacer candidato a Carlos Hank González pero el impedimento del 82 constitucional lo frenó, sin embargo Carlos Salinas accedió a la reforma, pero para que valiera hasta 1999.

En 1987 creyeron que Miguel de Lamadrid impondría a Alfredo del Mazo González, pero los banqueros no lo permitieron y así llegó el joven economista Carlos Salinas, que alentó las ilusiones de Hank González, pero tenía compromiso pactado con Manuel Camacho Solís, José Francisco Ruiz Massieu, Manuel Muñoz Rocha, Emilio Lozoya Thallman, Pedro Aspe Armella y su hermano mayor Raúl, y por eso se encapricharon cuando se sacó de la manga al sonorense Colosio en noviembre de 1993.

La guerra entre los carteles del Pacífico y el del Golfo apenas comenzaba, pero la idea era que ambos respetaran su mitad de México, pero a Juan García Abrego y su compadrito Raúl Salinas se les ocurrió venir meterse a Guerrero lavando millonadas de dólares en desarrollos inmobiliarios y entonces se desató el malfario.

El periodo oficial de reserva en información clasificada no ha concluido y no debo decirles más, pero les comento que a Colosio lo pudieron haber mandado matar porque afectaría a ese poderoso clan que no suelta la ubre por más de medio siglo.

¿Cuál crimen político de estado sigue para antes de las elecciones de 2018?

-¡Tiín, tilín!

-Maestra Pizarrina, ¿no nos va a perdonar la tarea esa sobre el que iba a ser presidente pero lo mataron entre los de su mismo partido?

-Aquel discurso del 6 de marzo de 1994 deben conocerlo párrafo por párrafo y analizar a quienes le cabía el saco en aquel entonces y ahora.

-Ujule teacher, nos cuentan nuestros papis que hace dos décadas no estaba todavía tan fea la cosa como ahora.

-¿Qué no se enteran ustedes de los discursos a cada rato?

-Puro atolito con el dedo.