* El problema de las policías comunitarias, sigue vivo y es “gravísimo”

* Define a Héctor Astudillo como “un gran político” y alaba su “sensibilidad”

* El quebranto de las finanzas del estado es un “acumulado” de años y años

* Las 5 mil plazas sin techo presupuestal dice que se las heredaron

 

 

Alondra García

Fotos: Miguel Ángel Morán

 

(SEGUNDA Y ÚLTIMA PARTE)

 

“Liberal en política, conservador en cultura y socialista en economía”, así se autodefine Rogelio Ortega Martínez.

Bajo esa óptica, dice, buscó soluciones a los graves conflictos sociales que se encontró como gobernador interino.

Uno de los más difíciles, reconoce, fue la confrontación entre grupos rivales de policías comunitarias.

Hay algo positivo en que los pueblos se organicen para garantizar su propia seguridad, admite. Sin embargo, también advierte los problemas que pueden surgir con esto.

“La parte negativa son los excesos, cuando alguna policía comunitaria se pone al servicio de un cacique o de un político, o cuando se mete a financiarlos un político o alguna autoridad gubernativa. Eso produce división, produce intereses mezquinos. Lo positivo deriva en negativo, se convierten prácticamente en grupos paramilitares al servicio de intereses personales, facciosos o de grupo”, expone.

–¿Financiaste a alguno de los grupos de policía comunitaria?

–Ni un centavo a nadie –afirma el ex gobernador.

“Es falso que yo haya apoyado a alguno de los grupos, eso no va ni con mis principios y además, es contra toda lógica de gobernabilidad, porque es como subsidiar a grupos paramilitares. Pero estaban acostumbrados a recibir dinero o a chantajear a las autoridades, como lo intentó hacer conmigo Eliseo Villar”, revela sobre el líder de un grupo disidente de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC).

–¿De qué manera trató de chantajearlo?

–Yo me decidí a tener diálogo con todos los actores, sin importar el tiempo que fuera, siempre atenderlos y llegar a acuerdos institucionales. Esa era la estrategia. Entonces, de pronto, Eliseo Villar me tomaba la carretera de la Costa Chica para presionar, se ponía a bloquear las carreteras para pedir dinero y para que yo le resolviera todas las peticiones que me hacía, incluida una cuota de dinero mensual. Además me amenazó con incorporarse a la radicalidad del boicot electoral.

–¿Qué tan grave era esto?

–Para mí siempre fue fundamental el garantizar la elección en Guerrero (la de gobernador, el 7 de junio de 2015). Entonces, era preocupante que en algún momento estos grupos armados se vincularan al proyecto radical del boicot electoral. No es lo mismo que los padres de los 43 convoquen a una movilización y vayan con ellos los normalistas y los maestros, o que ellos planteen el boicot electoral. No les alcanza, no tienen la magnitud ni la fuerza. En cambio, 20 mil gentes armadas –que es lo que yo calculo que tienen las policías comunitarias—, eso sí es de otra dimensión. Ahí ya estamos hablando de escopetas, de rifles 22, de pistolas y a lo mejor de algo más. Si ellos se me desbordaban y se iban a la idea de la radicalidad para boicotear la elección, sí que hubiésemos tenido un problema muy fuerte.

* * *

El 30 de abril de 2015, el coordinador de una de las fracciones de la CRAC, Eliseo Villar Castillo, fue detenido en el municipio de Igualapa, tras participar en un enfrentamiento con la Policía Estatal que dejó un saldo de ocho muertos.

“Lo detuvieron en flagrancia y se fue a prisión”, afirma el ex gobernador. Ese día, Villar Castillo llevaba a dos personas secuestradas.

Sin embargo, según Ortega Martínez, no fue el único delito cometido por el líder comunitario antes de su detención.

“Recibí infinidad de quejas, de denuncias presentadas ante las autoridades judiciales en contra de Eliseo Villar por acciones de detención ilegales, tortura, extorsión. Se le abrieron averiguaciones, se le intentó detener en varias ocasiones previas”, recuerda.

–¿Cuántos muertos dejaron los enfrentamientos entre policías comunitarias?

–La información que yo tengo es la que se conoce de manera pública y oficial. Fue gravísimo el enfrentamiento que tuvieron el grupo de Alanís y de Bruno Plácido en San Juan del Reparo; para mí fue el más álgido, el más grave durante mi periodo y tengo la percepción de que nos quedamos cortos con la información que se tiene. Sólo ellos saben cuántos muertos hubo de un lado y de otro.

–¿Cuál fue el trasfondo? Seguro que usted tuvo información privilegiada mientras fue gobernador.

–Se tiene información, sí, pero sobre todo hay que actuar con el criterio que se tiene como gobernante, con la sensibilidad del ser humano. A mí me pueden dar información, o supuestos, o especular sobre que algún líder está vinculado con la delincuencia organizada, pero mientras no se presenten pruebas y mientras no haya acusaciones y su caso se presente legalmente, yo lo sigo tratando como un líder, como un luchador social, como un ciudadano. Ese es el trato que yo le di siempre a Bruno Plácido Valerio, a los del FUSDEG, a los de Ayotzinapa, a los de la CETEG, a todo mundo.

El ex gobernador Rogelio Ortega Martínez reconoce que el conflicto entre policías comunitarias sigue vivo y es “gravísimo”.

–¿Qué hay que hacer al respecto?

–Las policías comunitarias tienen que institucionalizarse (…), es necesario institucionalizar un proceso que surgió solamente bajo el amparo de la Ley 701, pero después se desvirtuó porque los encontramos fuera de los pueblos originarios.

* * *

Otro conflicto que le tocó enfrentar fue el movimiento magisterial contra la Reforma Educativa federal y en apoyo a la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa.

Miles de maestros aglutinados en la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (CETEG) salieron a las calles para protestar, quemaron vehículos y edificios, hicieron destrozos en la vía pública y tomaron un día sí y el otro también las casetas de peaje de la Autopista del Sol o bloquearon el tránsito en esa carretera de cuota.

De repente, las protestas fueron disminuyendo, tanto en cantidad, como en volumen e intensidad. Mucho se habló sobre el reparto de dinero a los líderes del movimiento para apagar las movilizaciones.

–¿En verdad le pagó millones de pesos a los líderes de la CETEG y les regaló camionetas nuevas para controlarlos?

–Las camionetas nuevas ya ni nos las pidieron, ellos las traían, se llevaron hasta las blindadas, no solamente las del gobierno, se llevaron hasta las de ciudadanos particulares.

–¿Pero les dio dinero?

–Nada al margen de la ley, nada al margen de lo que fuera un acuerdo espurio entre el gobernador y algún líder para su enriquecimiento o para su disfrute personal.

En este punto, Rogelio Ortega alarga sus respuestas y da explicaciones sumamente extensas de la situación en que encontró al sector educativo cuando tomó la gubernatura.

“Por la vía de los hechos, a la CETEG se le reconoce como si fuera un sindicato de maestros, con comisionados como los tiene el SNTE, profesores de tiempo completo dedicados al trabajo de la CETEG. Eso es lo que yo encontré, no lo estoy inventando ni fue algo que se hizo durante mi gobierno”.

Explica que la mayoría de las peticiones institucionales de la CETEG se firmaron con el gobierno federal en una reunión a puerta cerrada en el Fórum Mundo Imperial.

En lo que a él competía, dice, sólo les ayudó con material de oficina, computadoras, pintura para el edificio de la CETEG, la construcción de una escuela en Iliatenco y algunas otras peticiones similares.

Otro escándalo en el que se vio inmiscuido durante su mandato, fue el supuesto desvío de recursos del erario público para apoyar la campaña de Beatriz Mojica Morga, candidata del PRD a la gubernatura, algo que se habría revelado con la filtración de unas conversaciones telefónicas.

–¿Apoyó a Beatriz Mojica siendo gobernador?

–Alguien traía muy acotado con espionaje telefónico a mi secretario de Finanzas, al maestro Eliseo Moyao, y a algunos de sus colaboradores. Un día mis amigos perredistas me llamaron muy molestos porque se había filtrado la información de que Eliseo estaba apoyando a Bety Vélez, según ellos, la candidata del PRI del distrito federal 01. Yo les dije que no lo creía, pero les pedí que me dejaran verlo con él. El espía que tenía las grabaciones las fue a ofertar al PRD y dijeron ‘claro, está apoyando al PRI y esta es la evidencia’, pero finalmente no hicieron acuerdo, no le compraron el paquete y el espía se fue con el PRI y ellos comenzaron a decir que yo estaba apoyando a Bety Mojica”.

–¿Y a cuál de las Betys estaba apoyando?

–Se trataba de Beatriz González, perredista pero que no estaba en campaña. Ella estaba al frente de un programa en Renacimiento y la colonia Zapata (de Acapulco), de atención a módulos de seguridad de los programas del Pronapred. Había un dinero rezagado, de un ejercicio rezagado de recursos, y ya sus proveedores habían cumplido con la asignación de los utensilios, los bienes, los insumos que se requerían para ese programa y era lo que Bety le estaba exigiendo a Eliseo con toda justicia. Entonces, cuando se escucha a Eliseo en el teléfono y dice con palabras altisonantes ‘ya entréguenle el dinero a Bety’, se refería a Bety González”.

–Si la acusación era falsa, ¿por qué entonces el que fue su secretario de Finanzas tiene una orden de aprehensión?

–Cuando se presentó la denuncia, yo les dije que eso tendría consecuencias y que tenían que darle seguimiento y presentarse ante la autoridad correspondiente, pero lo descuidaron. Entones, si se presenta una denuncia, sea la persona que sea, si no se defiende, el juez procede y le libera una orden de aprehensión. Eliseo ya presentó su defensa y espero que este tema sea un asunto que quede resuelto.

–¿Cómo es su relación con el gobernador Héctor Astudillo Flores?

–Yo podría calificarla de muy buena, porque afortunadamente nos conocemos desde hace mucho tiempo. Siempre de manera respetuosa, afectiva y reconociendo su trayectoria como un gran político guerrerense, como un hombre de gran sensibilidad, preparado en el sentido del conocimiento teórico y en el sentido de la experiencia que da la vida y la que da haber estado en puestos gubernativos muy importantes: dos veces alcalde de su ciudad natal (Chilpancingo), legislador a nivel local, a nivel federal, senador, presidente de su partido. Entonces tenemos un gobernador que acumula una gran experiencia y que tiene un gran conocimiento del estado de Guerrero.

A Rogelio Ortega se le escapa una sonrisa traviesa. “Voy a aprovechar para confesar algo”, dice con cierto dejo de complicidad.

“Cuando lo designaron a él como candidato del PRI, tuve la oportunidad de tener una conversación en Los Pinos con el presidente Enrique Peña Nieto y me preguntó qué opinaba del candidato de su partido y yo le dije: ‘te voy a contestar con toda honestidad: es el mejor’. Y pues, bueno, él sólo se sonrió”, relata.

–Pero el propio Héctor Astudillo ha denunciado públicamente sobre los desvíos millonarios que heredó de su gobierno.

–Afortunadamente eso yo lo anuncié públicamente cuando me convocaron los senadores a un conversatorio sobre el tema de educación en Guerrero. Afortunadamente lo hice público, a pesar de que el tema no eran las finanzas de Guerrero, yo aproveché para centrar el tema en eso. Yo ahí anuncié el déficit, un déficit histórico, y efectivamente cuando llega el licenciado Héctor Astudillo y empiezan ellos a indagar cual es la situación que van a enfrentar en términos financieros, efectivamente se da cuenta de que lo que yo había dicho era verdad: un déficit acumulado durante años, un acumulado de plazas sin techo presupuestal que se tienen que pagar con recursos financieros de otros programas. Esa es la realidad que yo encontré y esa es la realidad que también encontró Astudillo.

–¿Qué hay de las observaciones que hizo la Auditoría Superior de la Federación? Tú mismo reconociste que desviaste recursos de programas para subsanar otros conceptos.

–Está claro que si un recurso no se ejecuta de manera que se atienda a la norma, va a ser observado. A veces es cruel esta situación, es un asunto de altísima responsabilidad donde uno tiene que poner atención. Entonces cuando tienes un programa para ejecutarlo en tiempo y forma, pero el recurso no llegó en tiempo y forma, si tu ejecutas ese dinero te sales de la norma y te van a observar y a veces se prefiere regresar el dinero que usarlo, para evitar que te observen y que te finquen responsabilidades administrativas. Y eso es muy grave. Nosotros tenemos subejercicios y tomamos la decisión de no aplicarlos para evitar observaciones, si no las observaciones habrían sido más que las que hay.

–¿Por qué hay miles de plazas en Salud sin techo presupuestal?

–Ese es el caso más grave. Yo me encontré cinco mil plazas sin techo presupuestal, no las creé yo. De pronto hay quienes dicen ‘hay que cargárselas a Rogelio Ortega’. Habría sido una verdadera locura que yo, en unos cuantos días, hubiera creado cinco mil plazas. Eso no soporta ningún sustento legal. Cuando nosotros llegamos ya estaba hecha la nómina de octubre, nosotros no metimos mano, se pagó en (la Secretaría de) Salud como se venía pagando y venía la primera quincena de noviembre, la segunda, las de diciembre y los aguinaldos y se siguieron pagando como se venían pagando.

–¿Por qué mantuvo esas plazas?

–Si yo dejaba de pagar la primera quincena de noviembre, la segunda, las dos de diciembre y los aguinaldos como se venían pagando y en las condiciones en que estábamos en el estado de Guerrero, más de 5 mil gentes se me habrían ido a las calles. Le habríamos echado más gasolina al fuego. Ni siquiera había condiciones de ponerse a revisar. Cuando hablamos con las autoridades de la Secretaria de Salud (federal) para enfrentar el problema, les dijimos que nosotros veníamos pagando nómina tomando (dinero) del Seguro Popular. Se toma (dinero) de otros programas para pagar nómina. Entonces dicen que ‘es un déficit alto’, sí, lo es, es muy alto, pero ese dinero nadie se lo llevó a su casa, nadie se lo llevó a una cuenta personal. Se pagaron salarios y no es un acumulado de los primeros días en que llegó Rogelio Ortega, o de los dos meses y días en que me tocó a mí de 2014 y los 10 meses que me tocaron de 2015. Es un acumulado y es tan grave que seguramente hoy, si Guerrero no tiene en sus ingresos propios dinero para pagar a todo ese personal de Salud, seguramente se viene tomando de otros programas para hacerlo y seguramente que entonces el 2015 y el 2016 va a ser observado por eso. Ahora lo que toca es solventar y si culminado el proceso de solventación resulta que alguien se llevó dinero para su casa o para su bolsillo, entonces sí, se tiene que llamar a cuentas (a los funcionarios implicados) y proceden las demandas correspondientes.

–¿Cómo es su vida tras dejar la gubernatura?

–Es complicada. Fui gobernador un año y pareciera poco tiempo, pero para mí es como si hubieran transcurrido 10. Estoy retomando la cotidianidad y he tenido que enfrentar una gran cantidad de problemas de tipo personal, porque pareciera que las enfermedades se convirtieron en el pan de cada día en mi entorno, no en mi caso, afortunadamente gozo de muy buena salud, pero mis hijas prácticamente todas pasaron por procesos de cirugías complejas, falleció mi madre con un cáncer que se le desarrolló de manera muy precipitada, mi esposa, la doctora Rosa Icela, tuvo que enfrentar una operación de tiroides y problemas de salud que no ha podido superar y entonces esto es desgastante, consume y son los karmas.

–¿Qué le dejó la gubernatura?

–Durante el ejercicio gubernativo recuperé mucho mi espiritualidad y ahora más en mi vida cotidiana, mi reconciliación con mi cultura católica religiosa.

De su pecho cuelga una delgada cadena con un dije de la virgen de Guadalupe. En el cubículo hay otras dos imágenes de ella.

“Soy un orgulloso guadalupano”, dice mientras toma el dije que cuelga de su cuello y lo muestra, sonriente de oreja a oreja.

Sin embargo, no está cerrado en acercarse a otras expresiones religiosas. Una de sus hijas es budista y comenta que tuvo la oportunidad de conocer un poco más de esta cultura.

Viajó con su hija al Tibet, mochila al hombro y se internó en las montañas nevadas con sólo una casa de campaña. Ahí conoció a un gurú Rupa Rinpoché, padeció frío y estuvo cercano a la muerte.

“Fue una experiencia para mí extraordinaria”, revela.

Después regresó a Acapulco, a los libros, a la reflexión y la academia, a sus clases de política que le dan, dice “una gran satisfacción y un gran confort”, porque ahora, cuando sus alumnos le preguntan algo, no sólo les contesta lo que dicen los libros, también les puede explicar cómo es en la práctica.

Anda solo en su camioneta blanca. Le gusta saludar a las personas y reconocer los rostros de sus amigos entre la gente que se le acerca.

Y todo lo hace despacio: hablar, leer, comer. Se queda serio ante cada bocado, huele la comida, la observa, la analiza, la respeta y la disfruta.

–¿A dónde va un hombre cuando deja de ser gobernador?

–A ningún lugar… simplemente regresa a casa…