Alejandro Mendoza
Conforme pasa el tiempo el margen de negociación del Partido de la Revolución Democrática es menor rumbo al 2018, a pesar de que el gobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, enfatizó que no irán de “rodillas” a negociar con AMLO (dando por hecho que quizá sería la misma postura ante una posible coalición con el PAN), luego de que el puntero en las preferencias electorales para la elección presidencial, pidiera a la líder nacional del Sol Azteca, Alejandra Barrales, que ya defina su apoyo a su proyecto de Nación.
El bipartidismo PRI-PAN ha consolidado una red de intereses en común entre sus principales dirigentes, a la que pareciera que, de la mano de sus dirigentes nacionales, pretendieron poner al PRD a su servicio. Por eso hoy padecen el terrible saldo lacerante del descrédito ciudadano y la crisis interna partidista con la desbandada de importantes liderazgos.
Hay quienes llegaron a considerar al PRD como el “partido bisagra” que en un momento determinado podría inclinar la balanza a favor del partido político con quien decidiera coaligarse, sin embargo las últimas las renuncias a su militancia de senadores, diputados federales, líderes regionales y nacionales, para dar en su mayoría su respaldo a AMLO, le ha restado capital político electoral.
Entrampado y enredado por los intereses de la cúpula, aunque principalmente por el distanciamiento político entre AMLO y “Los Chuchos”, el PRD tiene ante sí el reto histórico de tomar la decisión de coaligarse en una gran alianza de la izquierda o quedar a la deriva ideológica con una posible alianza con el PAN como proponen algunos dirigentes nacionales.
Hay quienes sostienen que para el PAN, el PRD podría ser un aliado importante para volver a Los Pinos. Con la ilusión de las alianzas ‘exitosas’ del 2016, el blanquiazul prioriza una posible coalición PAN-PRD para el 2018 con candidato un panista, aunque el fracaso en el Estado de México avizora esa misma tendencia.
La pregunta es inevitable: ¿El PRD asumirá el rol de freno a Morena y a Andrés Manuel López Obrador convirtiéndose en un agente dispersor de la izquierda mexicana?
También es importante destacar la postura que AMLO había sosteniendo en el sentido de no coaligarse con la cúpula del PRD, principalmente “Los Chuchos”, pero sí con la base militante. Tal estrategia ha causado ya estragos visibles al PRD.
Es por ello que considerando el tiempo electoral, el PRD puede convertirse en el fiel de la balanza con la definición que se tome, pero ésta quedará sujeta a la urgente necesidad de tomar una decisión, so pena que se siga desfondando.
Otro escenario que beneficia al PAN, es que el PRD postule a su propio candidato sin coalición con las izquierdas. Este escenario también beneficia al PRI que ante el pésimo gobierno de Peña Nieto y los casos de corrupción y malos gobernadores priistas, se encuentra una posición comprometida de declive.
La izquierda y el futuro del país pasan inevitablemente, quiérase o no considerarlo, por la decisión que tome el PRD, por eso debe analizar, reconsiderar y repensar sus alianzas. Un camino es inscribirse con legitimidad y credibilidad en el campo de las izquierdas. Un bloque empataría en votación con el del PRI-PVEM-PANAL y superaría al PAN.
Hay fuerzas en el PRD que venían empujando con fuerza la alianza con el PAN, pero ante el fracaso en el Estado de México, se abre la posibilidad de concretarla en el 2018.
La encrucijada, la disyuntiva es clara:
1.- Por un lado, en el PRD una visión plantea la alianza hacia la izquierda centrada principalmente con MORENA y AMLO.
2.- Por otro lado, prevalece la visión quiere la alianza con la derecha del PAN.
La paradoja: PAN quiere. MORENA la rechazaba, hasta que AMLO planteó a Alejandra Barrales, líder nacional del PRD que ya defina su apoyo a ir juntos al 2018, pero quedó en el aire si se trató de un planteamiento a una coalición formal entre PRD y Morena, o de facto.
Las rutas son necesarias:
No debe descartarse una posible coalición con MORENA a pesar de su rechazo.
Debe haber voluntad política de ambas partes, ponderando las coincidencias, luchar por revertir las políticas neoliberales, abandonar el sectarismo y construir acciones y puentes de diálogo y acercamiento.
Debe existir congruencia política e ideológica en el objetivo de que las izquierdas se unifiquen ponderando el futuro y bienestar del país y de los mexicanos, de tal manera que se cierre el paso a la dispersión y pulverización de la fuerza política y electoral de la izquierda, situación a toda luces más favorable al bipartidismo PRI-PAN en el 2018.
Los errores fueron míos, los aciertos de Dios, sonría, sonría y sea feliz
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