La carcajada de la hiena

 

Por Felipe Victoria Zepeda

 

Ojalá festejen bonito esta fecha especial con los amores, la cuatitud o quienes sí merezcan llamarse amistades en toda la extensión de la palabra.

Me cuentan que la amable todavía embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, andaba preocupada el domingo pasado por la megamarcha y temían algún desmadrito frente a las instalaciones diplomáticas, pero todo estuvo bajo buen y eficaz control policiaco.

Los dos grupos que como el agua y el aceite confluyeron en la Glorieta de la Columna de la Independencia en Reforma, Zona Rosa, del ex DF, iban por diferentes motivos: unos a mentar madres al ogro del Norte y otros a bendecir al mero mero de Los Pinos, pero la que se llevó su sacudida fue la famosa Isabel Miranda de Wallace, que anda como ajonjolí de todos los moles igual que la señora Morera.

Javier Sicilia, el poeta morelense, si es que fue, no se dio a notar; el caso es que la concentración masiva ofrecida por activistas a las autoridades mexicanas resultó un fiasco del que se rieron en el vecino país de amigos, pero de gobierno enemigo.

En una enorme urbe como “Ciudad Mancerolandia” con por ahí de 20 millones de población fija y flotante, resulta una vergüenza que no juntaran ni a veinte mil personas, cuando a López Obrador le basta con un chasquido de los dedos para repletar el Zócalo.

Tiempo de que en Los Pinos le midan bien a los supuestos índices de popularidad del principal huésped y al nivel de incapacidad de sus manejadores de prensa y relaciones públicas, que desde tiempos de Aurelio Nuño nunca dieron pie con bola.

En el estado de Guerrero estamos preocupados por la amenaza de míster Donald Trump contra inmigrantes ilegales y la de expulsar a dos terceras partes de poco más de un millón de paisanos guerrerenses que trabajan en los USA.

¿Dónde y trabajando en qué podría acomodarlos el gobernador Héctor Antonio Astudillo Flores, aún con la mejor voluntad del mundo?

Otros que no concilian el sueño tranquilo deben ser los jefes operativos del Ejército y la Marina Armada: General de División Salvador Cienfuegos Zepeda y Almirante Vidal Francisco Soberón Sanz, porque la obediencia ciega al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas parece estar prendida con alfileres.

No los dejaron sofocar las primeras llamas de la narcoinsurgencia y como que ya no es hora de abatir y exterminar sublevados, ni a gremios de inconformes con un gobierno sin brújula, que privilegió un mal entendido respeto a los derechos humanos de los delincuentes.

Todo por la tibieza para aplicar enérgicamente las leyes, sin disimulos por miedo a la ley de plata o plomo, o por la simbiosis perversa entre autoridades voraces e inmorales con las mafias compartiéndose el botín llamado México.

Con mucha razón se extraña a la temible Dirección Federal de Seguridad, cuando hacían lo que se debía hacer contra los personeros de la disolución social sin grandes aspavientos.

El pueblo sumiso y resignado a tener que apretarse cada vez más el cinturón  ya perdió la fe, credibilidad y confianza en sus gobiernos de los tres niveles, y comienza a optar por tomar la justicia en sus manos.

Pero como aquí pocos conocen nuestra historia, estamos condenados a repetir los mismos errores de otros en el pasado, pues el pueblo no tiene puntos de comparación para distinguir paralelismos en los hechos y consecuencias.

Por eso un autócrata presidente de los USA nos asusta con el petate del muerto, como si en otras épocas no hubiera existido un gran Benito Pablo Juárez García que resistió los embates del ejército francés y se sacudió el segundo Imperio restableciendo la  soberanía de la república; o idealistas y caudillos que mandaran al exilio al dictador Porfirio Díaz para terminar con los lujos y excesos de su camarilla de privilegiados explotando a campesinos, mineros, obreros y clases populares y se originó una cruenta revolución, pero entre grupos que se disputaban el poder a muerte.

Los mexicanos perdimos la conciencia de unidad patriótica y los sectores jalan cada uno por su lado, como se vio el domingo pasado en la megamarcha disque para repudiar a Donald Trump y defender al presidente Peña Nieto en su más bajo nivel de popularidad y aceptación.

O nos ponemos pronto las pilas y nos unimos de veras, o nos irá mal a todos con un estallido social que extranjeros aprovecharían para apoderarse de lo que no alcanzaron a saquear los que aún están en el poder, y no se animan a hacerles nada.

Eso es lo que con algo de razón recrimina el presidente de los USA y por eso “ofrece” darle una ayudadita a Peña Nieto contra los BAD HOMBRES, que en calidad de funcionarios protegen y apadrinan cárteles y gavillas de malandrines en México.

Claro que los mexicanos estamos molestos y ofendidos por el presidente del país de junto y por supuesto hubo disgusto por la fallida concentración en Molino del Rey, Chapultepec y risa loca en Washington y Nueva York.

¿Nos darán la sorpresa de encontrar a Javier Duarte de Ochoa esta semanita? ¡Hagan sus apuestas!