* Más de mil 500 detenidos por saqueos

* La Conago podría frenar el gasolinazo

* Prorratear aumentos escalonados, opción

 

Jorge VALDEZ REYCEN

 

El subsecretario de Gobernación, René Juárez Cisneros, informó que más de mil 500 personas han sido detenidas en flagrancia por saqueos, disturbios y actos de rapiña que aprovecharon la irritación social y protestas por el “gasolinazo”.

Gobernación como cabeza de sector de la seguridad nacional es el principal resorte que el gobierno federal tiene para atender este tipo de estallidos sociales, generados –ahora se sabe— por un activismo en las redes sociales sobradamente exacerbado y violento.

La cifra de detenidos puede subir, y podrían ser consignados y sujetos de procesos penales porque se trata de delitos graves, tipificados como delincuencia organizada, puesto que se organizaron para cometer el delito de robo calificado, con agravantes en pandilla.

Estos son los efectos de una medida economicista que no se midió en sus reacciones de índole social, además del factor electoral-partidista que constituye una tentación no pasar por alto en sacar raja política y, de refilón, golpear durísimo al presidente de la República en su figura e imagen.

La Conferencia Nacional de Gobernadores (CONAGO) solicitó una reunión extraordinaria con la asistencia del secretario de Hacienda, José Antonio Meade Kuribreña, a efecto de analizar, de entrada y sin dobleces, matizar el “gasolinazo” y que éste sea prorrateado cada trimestre del año, en un porcentaje que no genere más zozobra, incertidumbre y estallidos sociales.

Lo de sobra importante en el tema es parar ya, en seco, los desmanes y rapiña que están siendo utilizados por la propia delincuencia organizada para crear escenarios de revuelta, donde otro sentido de perversidad tendría sustento.

La CONAGO representa un verdadero equilibrio de fuerzas frente al presidente de la República. Porque primeramente son los gobernadores los que enfrentan el fuego directo de los estallidos sociales. Veracruz y Estado de México han tenido que enfrentar personalmente a saqueadores y exigirles parar la rapiña.

Si los gobernadores ejercen esa correlación de fuerza, frente a la medida económica que no ha sido explicada fehacientemente, ni es creíble por sus efectos, el presidente de México y su secretario de Hacienda necesariamente tendrán que matizar el “gasolinazo” y como gradualmente se liberan los precios por regiones del país, así tendría que ser adoptada la medida.

No es asunto de pesos y centavos. Ni de reformas ni de alegorías catastrofistas ante la dolorosa verdad. Es la gobernabilidad la que se puso en riesgo esta primera semana del 2017.

Y frente al fenómeno de la violencia, la narco-guerra y ahora el gasolinazo representan efectos de una bomba directa a la gobernabilidad, la paz social y el desarrollo productivo interno.

El presidente Peña Nieto deberá escuchar a los gobernadores en la CONAGO y no aferrarse a una decisión tomada que no pueda modificar sus efectos nocivos, tóxicos para la gobernanza.

Si Peña oye, razona y enmienda un posible error de cálculo en la aplicación de la medida más impopular de todo su sexenio, y la matiza para darle perspectiva de respiro y alivio a la irritación y crispación social, habría pensamientos de que en Los Pinos sí hay sensibilidad y emoción social.

Si apechuga lo que está iniciando, será el presidente más vilipendiado de toda la historia. Los epítetos a GDO, JLP, LEA y siguientes presidentes que desfilaron en la picaresca popular del vocerío quedarán de anécdotas frente al Presidente Peña Nieto.

Yo sí tengo esperanzas de que Peña sienta emoción por reivindicarse con los mexicanos y se suba a la cresta de esa ola de crispación social y retome su papel de líder, al lado de su pueblo. Son momentos donde el patriotismo de un Presidente de la República no puede equivocarse, ni dejar pasar una oportunidad histórica.

Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.