El codiciado botín acapulqueño
Por Felipe Victoria Zepeda
Hace tiempo que no me asomaba por los mentideros políticos mañaneros de cafeterías; es grato encontrarse cuates y conocidos, pero ahora la mayoría con la vista clavada hacia el piso y desarrollando destreza con sus dedos pulgares de las manos.
Claro que sí se saludan, toman asiento y se incorporan a los pequeños grupos donde poco se miran a las caras y menos conversan, porque todos están embelesados en sus aparatos de telefonía móvil, donde se enteran de las noticias publicadas por los periódicos impresos y el desconfiable chismerío feisbuquero y tuitero, o sobre las cuestiones anodinas de lo que la gente desayunó o a quienes festejaron.
De cuando en cuando preguntan sobre la información extraoficial de las nuevas raterías de políticos, de los cálculos de lo que varios exgobernadores dicen que se llevaron en Nuevo León, Chihuahua, Sonora, Veracruz, Quintana Roo y Guerrero, pero no faltan los que se acuerdan de los “tompeates” que le puso en Tabasco, Arturo Núñez, para de inmediato encarcelar al exmandatario Andrés Granier y hasta localizar parte de los dineros públicos sustraídos.
Sí, les extraña que ahora no hayan procedido tan velozmente contra los dos Duarte, Padrés, Borge, Medina y hasta contra el aún impune exinterino académico que llegó de chiripada a tras la caída de Aguirre Rivero, al que los de su séquito perverso empinaron.
También apuestan de broma sobre si procederán contra Moreno Valle, el de Puebla, y Gabino Cué, el de Oaxaca, antes que contra Ortega Martínez.
Extrañamente como en un silencio pactado, nadie quiere pronunciar el apellido Astudillo, pero sí el de Héctor Apreza Patrón que debutó en el gabinete denunciando un gran desfalco y no atinan al porqué no hizo a tiempo lo procedente el equipo de Mario Ramos del Carmen, como da la impresión.
Unos defienden al militante del MC culpando a la negligencia y pereza tradicional de los diputados locales que no conocen de prisas ni de urgencias notorias, y el caso es que la opinión generalizada es que todos se echan la pelotita caliente por punibles dilaciones y omisiones.
El tema de la dama Clinton y el temible Trump lo dejan para este miércoles, porque hasta muy noche del martes se sabrían los resultados preliminares de las elecciones en los USA y por eso nadie quería cruzar apuestas en firme; lo que de fondo les interesaba era ver cuánto poder tuvo el voto de unos treinta y cinco millones de mexicanos allá para saber lo que le ocurrirá a los once millones de ilegales.
No falta entonces quien le echa lumbre al anafre y le sopla comentando la prematura disputa por el botín político llamado Acapulco y las posibilidades de Evodio Velázquez para reelegirse, pero los reflectores se los lleva la figura del exmandatario Aguirre Rivero, que según los díceres trama candidatearse por la alcaldía en 2018, igual que el otro exgobernador perredista externo Zeferino Torreblanca Galindo, que se disfrazaría de panista, aunque de momento el primer lugar en las listas de espera ya lo tiene la regidora Gloria Sierra López.
La charla a medias se pone más caliente cuando hablan de prospectos priístas, mencionando a Julieta Fernández Márquez, al ya muchas veces candidateado Ernesto Rodríguez Escalona y al tesonero Fermín Gerardo Alvarado Arroyo, en peligro de ser rebasado en la presidencia estatal del tricolor por José Luis Ávila, el exalcalde interino añorvista en 2010, cuando se las vio dura y pelona con la narcoviolencia desatada.
Juran y perjuran que el prestigiado médico oncólogo Terán Porcayo, ya con una derrota tuvo y no lo intentará de nuevo, igual que el anaranjado magnate de la educación particular Víctor Jorrín, que no repetirá la intentona porque se le notan muchas ganas al diputado Ricardo Mejía Berdeja.
No podía faltar el contertulio que se atrevió a subir a la mesa del debate aldeano los nombres de David Jiménez Rumbo, Ramiro Solorio y un diputado Taja, pero los abuchearon, y entonces otro participante reviró marcando que a los exalcaldes genuinos perredistas Alberto López Rosas y Félix Salgado Macedonio también se les notan ganas de competir, pero quizá primero tuvieran que “amorenarse” con López Obrador, porque las siglas de sol azteca ya están comprometidas con alguno de los dos juniors Figueroa Smutny y Aguirre Herrera, o con los dos, a ver quién da más.
La tercera tanda de cafecito aromático y tenía que salir a flote la eventual posibilidad de una candidatura externa, aunque tuviera el aspirante que alquilar las estructuras de cualquier partido, menos del comparsa verde ecologista tan venido a menos.
Adivina usted amable lector, el posible competidor no podía ser otro que el empresario “Jacko” Badillo Escamilla, que con tan solo escucharse su nombre le lluevan denostaciones de los cibernautas troles comprometidos con todos los demás suspirantes a la presidencia municipal porteña en 2018.
A esa reacción virulenta se le llama popularidad de algún modo y que él representaría una opción diferente de la que muchos quieren protegerse, bloqueándolo como sea, pues le temen. Así de simple y sin tantos brincos en el suelo tan parejo, aclaro que no soy publicista de nadie, pero me atrevo a decir las cosas como las veo.