SADYHEL ASTUDILLO
Nuestro sincero pésame a la familia Ángel Ríos y Astudillo Ángel. Un abrazo fraterno.
En varias de estas colaboraciones he comentado mi postura en pro de la lectura de cualquier tipo, ya sean libros de texto, novelas, artículos, periódicos, etc.; así como del género o tema que a nosotros más nos guste. Esta insistencia es para aportar mi granito de arena al estímulo de la lectura y con ello obtengamos dos beneficios.
Uno de esos beneficios, además de ser el principal y que ya muchos conocemos y también se han comentado en distintas ocasiones en otras colaboraciones, es que la lectura nos genera varios cambios positivos en nuestra persona. En primera, nuestras neuronas son estimuladas y realizan más trabajo del que hacen normalmente (comparado y superado con el tocar instrumentos musicales), incrementamos nuestro acervo cultural, profundizamos nuestra información sobre cierto tema; tenemos tema de conversación, en general nos sentimos bien con nosotros mismos, etc., solo por estas menciones ya debería motivarnos a leer.
En segundo plano el hecho de subir unos números en la escala mundial de promedio de lectura anual, porque como sabemos, llevamos varios años en las últimas posiciones de esta medición y esto se ve inevitablemente reflejado en nuestra sociedad. El resultado es que las personas interactúan menos, los mensajes de texto se reducen a abreviaturas y emojis, los temas de tendencia son sobre videos de personas siendo ridiculizadas, la moda es subir videos a internet hablando con vulgaridades y un interminable etc.; sin embargo, no podemos culpar por esa falta de lectura únicamente a la pereza mental a la cual a veces nos sometemos.
Puedo asegurar, que la mayoría de ustedes estimados lectores, si actualmente pasan los veinte años de edad y en algún momento vieron la televisión con sus mayores, él les menciono: “en mis tiempos las —caricaturas, novelas, programas, noticias, etc.— eran mejores”. Podemos pensar que quizá no le gusta lo actual, pero ahora los invito que veamos las caricaturas dirigidos a infantes actuales y nosotros pensaremos lo mismo que nuestros mayores.
Esto no se debe únicamente al cambio generacional, realmente conforme avanza el tiempo, todo tipo de programa de difusión masiva posee un contenido pre digerido y exageradamente limitado. Tratan a los espectadores como si fueran personas que no pueden pensar por sí mismas, repitiendo lo mismo una y otra vez, dan información limitada, usan un vocabulario extremadamente coloquial y omiten en la manera de lo posible tecnicismos o palabras “poco comunes”. Por si eso fuera poco ahora tenemos que algunas noticias se apoyan de las redes sociales para usar hashtags, compartir videos o que los mismos televidentes se den a la tarea de crear contenido, dando como resultado un programa aún más mediocre y de poca calidad.
Esto podríamos atribuírselo a que los programas actuales deben de mantenerse en tendencia y utilizar los medios y modas que a las personas les gustan hoy en día; pero ello no es pretexto para dar en respuesta información basura e intrascendente.
Esto ha desembocado en que nosotros como receptores no nos guste leer mucho, informarnos más o corroborar la información que nos están dando y optando por que nos den todo “peladito y en la boca”, dejando de lado que esto sea cierto o no, este bien dicho o no y nos sea útil o no.
Si las figuras públicas y los programas de hoy en día realmente se preocuparan por darnos información útil incluirían en su programación (sin importar a qué edad este dirigido este) datos relevantes y aplicados a la vida diaria, preguntas que hagan reflexionar al espectador y preocuparse por su situación, invitaciones o recomendaciones de libros, artículos y documentales. Los hashtags y los videos podrían enlazarnos a resúmenes de descubrimientos importantes, a lo último en temas científicos, políticos, económicos etc., y no simplemente darnos lo que ellos consideren mejor para nosotros.
Si de por si no es sano ver mucho tiempo la televisión o estar conectado en el internet, con lo que ofrecen hoy en día ni si quiera debería de hacerse. Con esto no quiero decir que no podamos relajarnos y usar estos medios para distraernos y divertirnos, pero lo debemos hacer con moderación ya que como mencione, eso es precisamente lo que los medios nos ofrecen a cada momento.
Si realmente queremos cultivarnos y “estar al día” entonces preocupémonos por leer más y “tuitear o facebuquear” menos. Generemos nuestros propios gustos, criterios y opiniones, solo así nos daremos cuenta de la clase de basura que día tras día literalmente nos ofrecen en nuestros celulares, televisiones o computadoras.
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