¿Ni cuenta se dan?
Felipe Victoria
Desde el área confortable de la aristocracia de la burocracia con buenos sueldos, prestaciones y compensaciones, bonos de productividad, más “las buscas”, diezmos y “ganes” colaterales con los bolsillos llenos, sin aflicciones económicas y desde “las alturas”, por supuesto que el mundo se mira más agradable y la situación inmejorable.
Por eso les gusta cacarear el huevo y festinar los pequeños logros, que sí los hay por cierto, pero son alérgicos a las críticas que los desmientan o saquen del error.
Desde la privilegiada posición de algunos el vaso se ve medio lleno y debe darse vuelo al optimismo, cuantimás si se disfruta de vehículos flamantes sin pagar por el mantenimiento, o se cuenta con custodios armados para seguridad personal y de la familia.
Nada les aflige, excepto conservarse en esa posición a costa de lo que sea el mayor tiempo posible, mientras se atesoran “ahorritos” por si les llegan los tiempos de vacas flacas, o la suerte política les cambia y los cambian, o por si acaso los cacharan en la movida y los corrieran.
Excelente que haya gente contenta y satisfecha, incluso quienes solidariamente reparten y comparten un poquito de su bienestar personal con quienes los rodean o piden su auxilio; suelen ser benditos por el Creador y la suerte, para que sigan ayudando.
Pero de aproximados ciento veinte millones de habitantes de este espantado México, ¿cuantos estarán en esa envidiable situación y cuantos en posición diametralmente tan opuesta, que ya no les queda nada por perder y en algún momento dado podrían estallar arriesgando aunque sea la esperanza de un cambio real y sustantivo?
Lo bueno para muchos es que poco les ha interesado conocer de la historia y entonces ni se figuran cuantas cosas pudieran ocurrir ante paralelismos y similitudes.
Podría decirse que hoy en día “los de arriba” están como aquellos privilegiados de las postrimerías del porfiriato, pero “los de abajo” en el llano en llamas que comienzan a extenderse por regiones, porque la paz y el orden dejaron de existir hace rato, y la seguridad pública y la verdadera justicia, igual que el Estado de Derecho, son un mito genial que resulta la primer carencia nacional.
Pero claro, por brillantes discursitos huecos no paramos en ese concurso cotidiano entre altos funcionarios con reflectores y supuestas posibilidades de soñar con alguna vez a futuro dormir en Los Pinos; incluso hay quienes ya durmieron ahí soportando borracheras del consorte y creen que esa experiencia conyugal las faculta para saber cómo se desgobierna y quiebra una nación en tan solo un sexenio.
Sin embargo les dan cuerda, y dinero es lo que les sobra para comprar las falacias de encuestadoras famosas; obviamente calculan los amables lectores que con el debido respeto me refiero a una simpática dama, que le tiene veladoras encendidas a Hilary Clinton para que derrote en noviembre al magnate Kukuxklán que odia a los migrantes pero explota mujeres en concursos de belleza.
Mientras tanto, otro igual puntea genuinamente más cerca de la verdad en la percepción popular, que por hartazgo a ver si al tercer intento deciden darle oportunidad a un tesonero y aguerrido personaje tránsfuga del PRI y saltimbanqui del PRD y PT, que acabó consiguiendo que como indemnización por su fracaso electoral en 2012 le regalaran el registro de otro partido nuevo, con la misma clase de gente pero amorenada.
Que el partido tricolor se haya logrado levantar de la lona tras quedar noqueado los doce primeros años del milenio, de ninguna manera significa que vayan a poder repetir el éxito concertado ante el Tribunal Federal Electoral, que no en las casillas.
El nuevo, reformado y transformado disfraz del dinosaurico instituto político les quedó muy grande; su imagen no mejoró en nada y la corrupción disimulada es su peor imagen actual, con tendencia a ponerse peor por culpa de algunos gobernadores malandrines voraces e impunes que sobrecalientan los ánimos populares y la sed de justicia por mano propia.
En 2006 uno tuvo la ocurrencia peregrina de declararle la guerra al narco y perdió de todas, todas; después, otro abrió hostilidades contra la mafia magisterial y ya le hacen una revolución con tácticas de guerrilla urbana incontenible; por desgracia el sufrido pueblo inerme está atrapado, hasta que se decida a salir por sí mismo de la precaria situación desconociendo todo y a todos para imponer el orden y lograr la paz, aunque se tenga que hacer una especie de guerra civil, en que las fuerzas armadas quizá se inclinen en favor del pueblo y pudieran tomar el mando.
¿Ánimo para el 2017 si no vemos claro cómo terminará este convulso 2016? Habrá que aplaudir mucho para que no se escuchen los gemidos, mientras se dan vuelo con versiones oficiales de lo que ellos creen que sucede, aunque sea muy distinto a lo que la gente del pueblo padecemos.
-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.
-Maestra Pizarrina, ¿es obligatorio hacerle fiestas a Cristóbal Colón?
-Pues no cualquiera se aventaba la aventura de ir en busca un nuevo mundo.
-Ujule, en todo caso la Reina Isabel la Católica fue la que arriesgó su fortunita en joyas para costearla expedición, teacher.