* En Acapulco vive un multimillonario pobre
* Sabino Palma, dueño de Punta Diamante
* Una historia real de abusos y despojos
JORGE VALDEZ
Su fortuna podría ser superior a los 500 millones de dólares.
Punta Diamante es quizá la franja de terreno con mayor plusvalía en el mercado turístico, con un costo superior a los mil millones de dólares y tiene un propietario, que se llama César Sabino Palma Salinas.
Es heredero y propietario de Punta Diamante, en Puerto Marqués, con escrituras notariales, todo en regla y títulos de propiedad ejidal otorgados por el presidente Lázaro Cárdenas del Rio, que fueron expropiados por Carlos Salinas de Gortari y José Francisco Ruiz Massieu, para venderse a grandes inversionistas y consorcios turísticos y no con fines de utilidad pública, como debe legalmente usarse una expropiación del Estado.
Sabino Palma ha sido despojado, encarcelado y procesado penalmente por exigir justicia y el pago justo por su tierra expropiada. Su lucha lleva más de 25 años. Hoy es un hombre enfermo, cansado, temeroso de sufrir un atentado contra su vida. Pide al gobernador Héctor Astudillo Flores aplicar un sentido humanitario a la función de gobernar.
Le pide lo reciba en audiencia y acordar su pago de la indemnización prometida. Su historia es esta:
Me pidió un “aventón” en motocicleta. Lo llevé y me platicó cómo es que heredó las tierras que valen una millonada de dólares. Transporté a un millonario, que ha sido víctima de los abusos del poder. A Sabino le arrebataron su patrimonio. Mostró papeles, copias, resolutivos, actas, minutas, acuerdos, escrituras y títulos de propiedad ejidal… en actas de asambleas ejidales. Todo no les ha valido a los gobernadores, dice.
Su historia es digna de una película. La familia Palma fue beneficiada por el presidente Lázaro Cárdenas con tierras, en los años 40’s en la primera repartición de los ejidos, desde El Podrido, hasta Puerto Marqués.
Tuvieron huertas frutales y cocoteros, con terrenos colindantes con el mar, la laguna de Tres Palos y la Laguna Negra de Puerto Marqués. Pero un día, en tiempos del presidente Carlos Salinas de Gortari, les arrebató la propiedad mediante un decreto de expropiación, sin acreditar la utilidad pública. Fue el gran negocio del desarrollo turístico pensado para Acapulco en 50 años.
Sabino no sabía de leyes, ni de amparos, ni de juicios. Y empezó su martirio y calvario. Limosneó la indemnización a todos. Lo despreciaron y un día hasta el penal de Las Cruces fue a dar, golpeado por agentes de la Policía Judicial.
Sí, Zeferino Torreblanca Galindo lo encarceló, dice Sabino. “Todo porque le pedí lo justo. Con René Juárez hubo promesa de pagar indemnizaciones, que firmó su secretario de Gobierno, Florencio Salazar Adame”, y mostró un documento donde Salazar Adame hace el compromiso de liquidar o indemnizar a Sabino Palma.
Nada ha valido. “Quieren que me muera para no pagar ni un dólar”, se queja.
Si, Sabino podría ser socio de las empresas que ya fincaron resort grand turismo allí, en su tierra. Le pudieron haber pagado con concesiones, franquicias vitalicias de huésped a él y su familia… pero nada. Ni un dólar ha recibido de esos grandes hoteleros, que compraron cientos de hectáreas a la Promotora Turística del gobierno estatal, y ésta no ha indemnizado a los poseedores de las tierras.
Sabino pide a Astudillo una audiencia y que el espíritu de la justicia se imponga. Es todo.
-Ya me voy a morir y no quiero ver que el abuso de poder de que fui víctima quede impune. Si el gobernador Astudillo quiere y puede, me ayudará.
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.