Total desorden urbano
Por Chanssonier
En diversas ocasiones el alcalde de la municipalidad, Marco Antonio Leyva Mena, ha declarado que su administración está decidida al renovamiento de la capital, la que ha venido creciendo de manera irregular por la carencia de un plano regulador urbano, de tal manera la gente ha fincado sus viviendas de acuerdo a sus intereses, por lo cual la mayor parte de las calles son angostas, porque las autoridades así lo permitieron.
Aun cuando no existe un documento diciendo quien ejecutó la traza urbana, se cree la llevó a cabo el capitán Fernando de Monserrat, sobrino del virrey don Joaquín de Monserrat, marqués de Cruillas, quien ordenó que el camino México-Acapulco no pasara más por Tixtla, cuya disposición favoreció a este lugar el que se desarrolló de manera sorprendente.
La carencia del plano urbano regulador, ocasionó que la población creciera a tontas y a locas, con calles estrechas que pudieron ser anchas, si alguien hubiera tenido la visión positiva, que el futuro así las requería por inventos como el automóvil, que ahora se apretujan en esas callejuelas, muchas de las cuales no conducen a ninguna parte.
Hasta 1950 la ciudad parecía vivir un largo sueño; fue a partir de entonces que empezaron a nacer los primeros fraccionamientos urbanos, fuera de la traza virreinal, porque los barrios de San Mateo, San Francisco, San Antonio y Santa Cruz ya existentes, solo miraron incrementar el número de sus vecinos. Un año anterior la calle Guerrero fue la primera en ser ampliada, con motivo de la celebración del primer centenario de la erección del estado de Guerrero, que se festejó realizándose una feria en el centro de la población.
En las fechas que comentamos la ciudad podía mirarse sin ningún obstáculo, porque la generalidad de las casas eran de teja. Estando en los dos jardines centrales, el “Bravo” y” “Cuéllar”, podía verse su superficie, terminando al norte en donde estuvo la estatua de Morelos, al sur en el puente sobre la barranca de Pezuapa, al oriente atrás de la capilla de San Antonio, en tanto que al poniente el río Huacapa era su límite, estando al otro lado el cementerio únicamente.
La segunda en ser ampliada fue en 1953 Mártires del 2 de mayo, cambiándole su nombre por el de Miguel Alemán.
El gran estirón urbano lo vino a dar, la construcción del nuevo mercado el que se levantó en la parte norte de la ciudad, como luego lo haría la central camionera. Las que hasta entonces habían sido tierras para la siembra de maíz, desaparecieron como tales para convertirse en zonas habitacionales.
Desde siempre la ciudad ha carecido de la suficiente agua, para poder abatir muchas de sus necesidades; a pesar de eso se continúan desarrollando zonas habitacionales, cuyas carencias resolverán quienes gobiernen la ciudad.
En el medio oficial se habla de tener en el futuro, una ciudad que tenga resueltos todos sus problemas, lo que se mira difícil que ocurra por la anarquía que se vive. Por ejemplo se están bacheando las calles en plena temporada de lluvias, cuando eso debía hacerse en las secas.
Mientras se gobierne con arrebatos, en donde esté ausente el sentido común, esta ciudad vivirá en el desorden como es fácil advertirlo.