EPN: no es un plagiario

 

Isaías Alanís

 

Quisiera entenderlo como una simple patraña de identidad volátil, o una práctica común entre ciertos prestidigitadores incapaces de escribir su propia historia. El plagio en literatura ha generado juicios sumarios de gran calaje. O rabietas lingüísticas. Los derechos de autor, no concuerdan con la exigencia de los probables o verdaderos plagiarios de libros, ideas, formulas químicas y, en el caso que nos ocupa, una tesis de licenciatura.

Recientemente el Colegio de México retiró el grado de Doctor a Rodrigo Cristian Núñez Arancibia, por haber plagiado un libro para escribir su tesis. O el presidente de Hungría Pàl Schmitt, que renunció por haber plagiado su tesis doctoral, y el caso de Víctor Ponta, primer ministro rumano por lo mismo.

En el programa elaborado por el equipo de Carmen Aristegui titulado: “de plagiador a presidente”, que lleva ya 1.7 millones de visitas, los hacedores de este trabajo periodístico encontraron en la tesis de EPN, ‘El Presidencialismo Mexicano y Álvaro Obregón’, “que 197 párrafos, o sea el 29% del contenido del libro fue robado” a otras obras de autores mexicanos, y el más sonoro es el plagio al libro de Miguel de la Madrid, ‘Estudios de Derecho Constitucional’ editado por la UNAM en 1977, “sin hacer referencia a él ni citarlo en la bibliografía”. Y “también citó sin nombrar párrafos de Enrique Krauze, Diego Valadés y Jorge Carpizo, Linda Hall, Emilio Rabasa”, entre muchos.

Este descalabro de EPN sucede en el momento en que el gabinete sufre amnesia, un deterioro de su equipo cercano y las pugnas por la sucesión presidencial, la derechización del país, su bajo nivel de aceptación y el despeñadero logrado por el presidente de la Conade, Alfredo Castillo en las olimpiadas de Brasil, que fue, amó, perdió y regresó sin pena ni gloria. ¿Qué le espera, la remoción o el apapache presidencial?

Entiendo que el estudiante EPN, no teniendo tiempo para escribir su tesis, buscó a un escribidor para que se la garabateara. En aquellos tiempos sin San Google y del “corta y pega”, al fulano o zutana que se encargó del trabajo se le olvidó poner citas, entrecomillar textos de otros autores, colocar notas de pie de página, bibliografía y aplicar la metodología para escribir una tesis y aprobar el examen profesional ante sinodales que certifican el contenido de la tesis. O sea, el escribidor, le hizo al cliente una verdadera cochinada.

EPN no es autor de su tesis, eso no lo salva del escrutinio público, la repulsa y los memes que circulan en la red. Yo exculpo al actual mandatario de esas acusaciones “de plagiario a presidente”, él no escribió su tesis. Eso es muy claro, por tanto, desecho el Sambenito de plagiario que le han endosado porque EPN la mandó hacer cuando no era presidente, por tanto, habría que hurgar en los escribidores cercanos a la Universidad Panamericana donde estudió para iniciar una investigación y saber el nombre del amanuense y castigarlo con todo el peso de la ley.

Te equivocaste Carmen Aristegui y todo tu equipo, EPN no es un plagiario, ni este affaire de legitimidad intelectual es la Casa Blanca, EPN solo pagó porque alguien le hiciera la chamba. ¿Acaso eso es un delito?

Si así es, se debe castigar en el presente al causante de semejante afrenta a la inteligencia y al verdadero plagiario, id y buscadle y castigadle, arrebatarle la pluma y meterlo en la torre junto a todos los calcadores confesos. ¿Acaso plagió la Presidencia, o mejor dicho llegó por un plagio planificado por los medios masivos de comunicación, entre ellos Televisa?

De lo que no se escapa EPN, es que en plena debacle de su imagen sea sacada del closet la forma en que obtuvo su licenciatura en plena era de la reforma educativa. Si EPN, siendo estudiante, utilizó medios no legales para obtener su licenciatura, que ahora no es nada, ¿con que carota les pide a los maestros de México que acepten la reforma y aprendan el ABC de la futura privatización educativa?

Porque si se moderniza la educación, se tiene que modernizar el plagio como medida cautelar académica mientras se detiene, sin levantarlo de la cama o el clásico sabadazo al verdadero plagiario que escribió la tesis del licenciado Enrique Peña Nieto.

En calidad de mientras, Guillermo Luna, egresado de la Universidad Panamericana, ya reunió 68 mil firmas a través de la plataforma change.org para que se le retire el título de Licenciado en Derecho a EPN. Al ex alumno le indignó el reporte hecho en el portal de Aristegui Noticias. Luna arguye asuntos de ética y el orgullo de haber sido egresado de la UP en donde cuesta trabajo ser merecedor a una licenciatura.

El Diccionario de la Lengua Española define al plagio como: “copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias”. Se incurre en plagio “si copia o imita algo que no le pertenece y se hace pasar por el autor de ello sin su autorización. En el caso de documentos escritos, por ejemplo, se tipifica este delito cuando, sin uso de comillas o sin indicar explícitamente el origen, ni citar la fuente original de la información, se incluye una idea, un párrafo, una frase ajena o la obra completa”.

Ahora bien, plagio también se refiere a “privar de la libertad a un ser humano”, deporte predilecto de las Fuerzas Federales sin Control, (FSC), una prueba ligera, Tanhuato donde hubo asesinatos extrajudiciales.

EPN no incurrió en cualquiera de las dos acepciones de la palabra “plagio”. Lo que si plagió (de “levantón”, privar de la libertad) es a México

Por eso, Carmen, te equivocaste; EPN no plagió su tesis, otro la mal escribió. Sin tenerla a la mano, es cosa preciosa ver lo endeble del escribidor y la falta de las más elementales herramientas de investigación.

Lo que plagió EPN (de “privar”), de Fox y Calderón, fue el futuro de los mexicanos con las privatizaciones, de eso si, es un autor de reparto.